Yiya Murano, conocida como “la envenenadora de Monserrat”, se convirtió en un ícono oscuro de la crónica criminal argentina. Su perfil violento y sus crímenes la hicieron inolvidable, pero también destacó por su habilidad para el suspenso y la teatralidad, construyendo una imagen de misterio que todavía cautiva al público.
Murano manejaba el suspenso casi al mismo nivel que su sigilo al atacar a sus víctimas. Solía aparecer con sobres lacrados prometiendo “toda la verdad” sobre los crímenes que le adjudicaban, pero al abrirlos, estaban vacíos. Lloraba sin lágrimas, aseguraba haber matado a sus padres y sugería relaciones con antiguos amantes poderosos, como si su vida fuera una novela policial.
El hijo de Yiya Murano explotó contra la serie de su madre y puso límites: “Se pudre todo”Fue detenida el 27 de abril de 1979 tras envenenar con cianuro a tres amigas íntimas: Nilda Gamba, Lelia Formisano de Ayala y su prima Carmen Zulema del Giorgio Venturini. La investigación determinó que el móvil fue una deuda económica que la unía con sus víctimas.
Los crímenes de Yiya Murano
La policía sospechó que Murano no actuó sola. Entre los hombres investigados figuraba un médico y un amante que habría escapado por las escaleras. En su momento se sospechó que pudo haber matado hasta diez personas, aunque nunca se comprobó.
“La envenenadora de Monserrat” siempre negó haber asesinado a sus amigas, pese a que las pruebas indicaban lo contrario. Incluso afirmó: “Si tenía cianuro, el médico se habría muerto”. Aun así, fue condenada a prisión perpetua en 1985 y liberada en 1995 por el beneficio del dos por uno. Tras salir, volvió rápidamente a los medios, apareciendo en programas de televisión y consolidando su fama mediática.
Una de sus imágenes más recordadas fue su encuentro con Mirtha Legrand, tomando té y haciendo chistes, sin mostrar arrepentimiento alguno por sus crímenes.
El relato de su hijo
Martín Murano, escritor y guardaespaldas, contó hace pocos meses el calvario vivido desde niño bajo la sombra de su madre. Según relató, fue el primer blanco de sus intenciones homicidas: a los 10 años, Yiya intentó envenenarlo con un pedazo de torta, aunque se detuvo en el último instante. “No se arrepintió, simplemente no se animó; la intención estaba”, confesó.
Se estrenó el tráiler de "Yiya", la miniserie de la primera asesina serial argentinaMartín también reveló que su madre intentó envenenar a su hijastra con fideos envenenados para ratas, aunque la niña sobrevivió tras un lavado de estómago.
Yiya Murano murió en 2022 en un geriátrico, sin reconocer a nadie. Su tumba no lleva nombre, decisión tomada por su hijo para evitar que se convierta en un sitio turístico y que la leyenda oscura de la envenenadora siga atrayendo curiosos.