Los últimos dos accidentes que sufrieron tres ciclistas tras ser embestidos mientras entrenaban en la ruta 9 reavivó una histórica problemática y un viejo reclamo de parte de los deportistas: la ausencia de infraestructura que le permita a los bikers entrenar sin utilizar las rutas, los peligros a los que están expuestos en consecuencia y la falta de educación vial tanto en los automovilistas como en los propios ciclistas. (Se informa por separado)

La tarde del martes 2 de septiembre el conocido biker José “Cheo” Hernández (37 años) fue atropellado por una camioneta Toyota Hilux mientras circulaba por la ruta 9 a la altura de Los Nogales. El hombre fue trasladado al hospital Padilla, donde los médicos informaron que sufrió un traumatismo encéfalo craneal, lo que obligó a mantenerlo bajo cuidados intensivos.

Una semana después, el 9 de septiembre, se registró un segundo siniestro en la Autopista. Cerca de las 15.45, Gonzalo Ezequiel Prokop (33) y Juan Eduardo López (44) fueron arrollados por un auto Ford Fiesta a la altura del ingreso a Villa Mariano Moreno. Debido al impacto, López habría sufrido lesiones leves. No así su compañero que tuvo que ser trasladado hacia el hospital Padilla, donde permaneció internado en grave estado. El miércoles fuentes policiales y autoridades del centro asistencial confirmaron su fallecimiento.

Ambos episodios generaron gran conmoción en la comunidad de ciclistas de Tucumán. Los deportistas analizaron la situación actual y coincidieron al señalar que la cuestión de fondo que hay que tratar son el desarrollo de obras viales, la educación vial y los controles.

Infraestructura

“Tucumán carece de infraestructura vial adecuada para la densidad de vehículos que tiene en la actualidad. Lo que termina ocurriendo es que hoy la ruta funciona como un gran embudo donde convergemos todos: el que corre, el que camina, el que anda en bici, en moto, en auto, en camioneta y en camión”, dijo Sebastián Lizarraga, quien practica el ciclismo hace más de 30 años.

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En el mismo sentido opinó Tony Quesada, profesor de un grupo de bikers. “Así como el ‘Cheo’, hay muchos ciclistas que salen a practicar el deporte en la ruta porque no disponemos de un lugar apropiado. La única pista que existe es la que está en el parque, pero si la cantidad de gente que sale a entrenar en las rutas se congregara en esa pista, no daría abasto”, sostuvo.

Los deportistas coincidieron en que la provincia no cuenta con caminos alternativos de circulación para poder llegar a un mismo lugar por distintas vías. “No pasa solamente con la ruta que va hacia El Cadillal, otros ejemplos también son los caminos a Tafí del Valle, a Catamarca o a Las Termas de Río Hondo. Tenemos que ir todos, autos, bicis, motos, camionetas, por la misma ruta porque no hay otras opciones. A la gente del sur de la provincia le pasa lo mismo, no tienen a dónde ir”, dijo Sebastián.

Mary y Gustavo son un matrimonio de bikers que suelen circular hacia la entrada de El Cadilla en sus entrenamientos. Por su experiencia conocen los riesgos que implica la ruta 9 y por eso intentan trasladarse por la colectora. “El problema es que una vez que pasás los barrios privados de Los Nogales este camino se termina y no te queda de otra que entrar a la ruta”, comentaron. “Es necesario que hagan una ciclovía, somos muchos los que venimos para esta zona; si es verdad que hay otros senderos pero son más inseguros”.

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“Si el Estado está interesado en participar y quiere poner un poco de voluntad la tiene fácil en la zona de El Cadillal. Desde Los Nogales hacia El Cadillal la banquina es ancha, prácticamente está hecha la ciclovía, lo único que tiene que hacer es pintarla. Faltaría la ciclovía desde Los Nogales hasta la entrada de San Miguel de Tucumán, de los dos lados. Justamente donde tuvo el accidente Hernández es en la parte donde se termina la banquina asfaltada”, señaló Pascual Zamora, ciclista y bicicletero.

“La realidad es que se trata muy poco esta problemática desde las políticas y la obra pública. Lamentablemente ni la ciudad ni las rutas están preparadas para los ciclistas y siempre son el último eslabón en la cadena de prioridades”, finalizó Quesada.

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“Estamos preocupados por lo que está pasando. Entendemos las ganas de entrenar que tienen centenares de personas, pero no está permitido circular en bicicleta por esa ruta”, explicó Gustavo Beltrán, jefe de la Unidad Regional Norte. “Lo único que se busca es preservar sus vidas”, añadió. El funcionario advirtió que los uniformados no están autorizados a retener las bicicletas. “No podemos hacer nada más que advertirle acerca del riesgo que están corriendo ellos y los automovilistas que circulan por la ruta que, precisamente no son pocos. El personal está instruido para informarles que deben circular por la colectora que corre a la par de la autopista”, finalizó.

La falta de educación vial, el peor de los obstáculos

Otra arista a resolver es la falta de educación vial. Pascual, un experimentado ciclista, aseguró que la responsabilidad no recae únicamente en los conductores. “El problema es de todos, tanto del que anda en vehículo como del ciclista. Te diría que hasta es más culpa nuestra, porque salimos a la calle y la mayoría va conversando de a dos. Si salís a entrenar, tenés que ir en fila india como corresponde”, señaló.

Desde su punto de vista, incluso si se construyen ciclovías, el cambio debe ser también cultural. “Aunque pinten la ciclovía, muchos seguirán circulando de a dos o de a tres. Hay que concientizar al ciclista”, dijo.

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Patricia, una biker que vive en El Cadillal, no le quitó responsabilidad a sus compañeros de deporte, pero sí apuntó contra los choferes de vehículos de mayor porte. “Como automovilista puedo afirmar que hay ciclistas que son muy imprudentes, que no usan casco y que van de a grupos. Pero como biker tampoco puedo dejar pasar que hay camiones que no respetan nada; te pasan de cerca y te desestabilizan el rodado. También me tocó ver camiones que se van intercambiando de banquina, como si fuesen dormidos o borrachos, o que van distraídos con el celular”, opinó.

Dentro de su análisis, los ciclistas fueron autocríticos con su comportamiento como grupo, especialmente al reconocer que están al tanto de la ley que prohíbe la circulación de vehículos a tracción de sangre por las rutas. “La Ley de Tránsito dice que en autopistas, autovías y rutas nacionales no se debe circular en bicicleta. Esa cuestión provoca que haya una especie de choque entre lo que dice la ley y la falta de infraestructura, porque claramente no es algo real lo que está ocurriendo. Hasta que no haya alternativas, la gente no va a dejar de salir a las rutas”, recalcó Sebastián.

Etín Manca es un ciclista con basta experiencia y recorridos de larga distancia. En su misión por concientizar sobre la donación de órganos viajó desde Tucumán hacia Buenos Aires y Mendoza y conoció grupos de distintas provincias. “No hay que generalizar que todos los bikers son irresponsables de salir a pedalear a lugares que no son aptos para entrenar y tampoco que todos los conductores son irrespetuosos”, dijo.

Para él, una solución sería aumentar los controles policiales y viales. “El problema de Tucumán es que hay ciclistas a toda hora y no hay control suficiente. Hay carteles, indicadores prohibiendo el tránsito de bicicleta en las rutas y lo mismo circulan. Ya que la obra pública está cortada desde la presidencia, creo que el Estado provincial podría intervenir poniendo más controles, tomar cartas en el asunto y si es necesario secuestrar bicicletas, que lo hagan”, opinó.

Pese a que aún hay un flujo fluido de ciclistas circulando por las rutas, hay un grupo de deportistas que ya abandonaron esta práctica. “A mí me encanta el ciclismo de ruta, lo conozco y sé lo peligrosa que es; ese también es el motivo por el cual lo dejé. Hoy me da tanto miedo salir en la bici de ruta que la terminé vendiendo”, contó Sebastián.

“Mi sugerencia es que no vayan a la ruta, que no se arriesguen de esa manera porque aparte de la falta de infraestructura hay una falta de conciencia y hay un bache muy grande en lo que es el respeto por el otro”, reflexionó Tony Quesada.