A Giorgio Armani no se le escapó nada y antes de su fallecimiento, redactó dos testamentos que fueron abiertos este viernes. El diseñador de modas falleció el pasado 4 de septiembre, a los 91 años. Pero ya había dejado todo listo para evitar los cruces familiares. Entre los favorecidos, el nombre que destacó, como se esperaba, fue el de Pantaleo Dell’Orco, pareja del estilista.
La muerte de Giorgio Armani: el diseñador que creó el lujo sencilloPero Leo, como siempre llamaron a Dell’Orco, no fue el único nombre, sino que Armani legó sus propiedades, fortuna y hasta muebles a una considerable lista de personas, tanto dentro como fuera de su familia. Otros nombres que se repitieron fueron los de su hermana y tres de sus sobrinos.
Leo Dell’Orco, el principal heredero de Giorgio Armani
La pareja del diseñador, a quien le llevaba casi 20 años, se quedó con el 40% de los derechos de la empresa del diseñador. El 30% será de la Fundación Armani, que quedará al frente de algunas de las principales decisiones de la casa de moda: se dividen allí un 15% para cada uno de los sobrinos, Silvana Armani –directora de la línea femenina– y Andrea Camerana. A su hermana Rosanna y su sobrina Roberta les legó el 15% de la empresa, pero sin derecho a voto.
Según escribió la periodista Elisabetta Piqué para La Nación, Dell’Orco también recibió parte de EssilorLuxottica, la óptica en la que Giorgio Armani tenía parte. Se estima que el 2% que le pertenecía, está valuado en más de 2.500 millones de euros. El 40% fue para Dell’Orco y el resto se repartió entre otros herederos.
En el primer testamento, Armani puso en orden cómo seguiría el futuro de la empresa e indicó que en un plazo posterior a los 12 meses de su fallecimiento y de 18 meses como máximo, un 15% de la empresa debería ser vendida. Incluso indicó cuáles eran sus compradores preferidos. Pero en una segunda instancia, entre tres y cinco años después de la apertura del testamento, deberá venderse al mismo comprador, entre un 30% y 54.9% adicional.
Qué dice el segundo testamento de Giorgio Armani
Luego de arreglar el aspecto económico y empresario, Armani repartió “con una meticulosidad impresionante”, según Piqué, para quiénes irían los muebles de su mansión de Milán y también las obras de arte que formaron parte de su colección. “Mi retrato de Andy Warhol, para Leo; el cuadro de Matisse, para Rosanna; la alfombra japonesa con flores en el borde, para Leo; los animales de metal, para Leo; las lámparas, para dividir entre Rosanna, Leo y Michele Morselli”.
El último nombre de la lista, Michele Morselli, manager de la inmobiliaria Armani, entró entre los favoritos del diseñador. Recibió también “el mueblecito con cajones verdes, el sillón animal print y el sillón anaranjado”. Los antiguos autos que coleccionaba Armani fueron repartidos entre Dell’Orco y Morselli en partes iguales.