Leonardo “Colo” Mourglia tiene un poder: inspira a correr. Desde hace décadas contagia a miles de personas con la pasión por el running, primero a través de publicaciones en revistas y más tarde con videos en redes sociales y YouTube. Su rol de comunicador lo llevó a encontrar siempre la forma de motivar a otros a moverse, incluso en los momentos más difíciles. Durante la cuarentena por la pandemia de covid-19, sorprendió al realizar un triatlón en su casa de Lomas de Zamora: nadó en una pileta pelopincho con un arnés casero, pedaleó en su bicicleta montada en un rodillo simulador y corrió 10 kilómetros en un improvisado circuito de siete metros en su patio. En el marco de los 21K de LA GACETA, el youtuber de 1,5 millones de seguidores habló sobre la motivación, el rol de las redes sociales y por qué correr es, en realidad, volver a algo que siempre estuvo en nosotros.
- ¿Te das cuenta que mucha gente aprendió a correr a partir de tus videos?
- Sinceramente, no es por una cuestión de ego, sino porque quiere decir que lo hago está cumpliendo su objetivo: ayudar a que la gente deje de hacer una vida sedentaria y empiece a moverse y, que además, disfrute estar en movimiento.
- ¿Por qué nos cuesta tanto ponernos en movimiento?
- En las ciudades modernas occidentales hacemos vida sedentaria. Cada vez son menos los trabajos que requieren un esfuerzo físico. La mayoría son trabajos en un escritorio de oficina o estar sentado delante de una computadora. Es decir que todos los trabajos manuales físicos fueron siendo reemplazados en buena parte o a veces en su totalidad por las máquinas. El progreso tecnológico nos empuja al sedentarismo. No caminamos más ni nos movemos en bicicletas. Usamos autos, colectivos y motos, y el vehículo de transporte vertical hizo que dejemos de usar las escaleras. Yo mismo soy una persona muy sedentaria. Salvo la hora y media de entrenamiento diario, el resto del día la paso sentado. Te diría que solamente me levanto para ir al baño o para preparar unos mates. No podemos cambiar el estilo de vida de la sociedad. Sin embargo, mi objetivo es ayudarnos a ponernos un poco en movimiento.
- ¿Y cuándo surgió la idea de ayudar a la gente?
- Yo empecé a correr en el año 1998 y el año 2000, ya recibido de comunicador social, empecé a trabajar para una empresa que hacía páginas web en Rosario (Santa Fe). A partir de ahí exploré y no había nada para los corredores. Yo, con 28 años, tenía un montón de dudas. En realidad no sabía nada y me surgieron muchísimas preguntas: ¿se come o no antes de una carrera? ¿Cómo entrenar? ¿Cuándo había carreras y dónde anotarme? Toda esa información no existía por lo que reinaba el desconocimiento. Ahí me surgió la idea de hacer un blog con un calendario de carreras y resultados. Ese fue el puntapié inicial. Fue migrando a una revista y luego la tecnología ayudó a que se masifique con YouTube y las redes sociales.
- Me imagino que en ese momento no había demasiadas carreras. ¿Qué cambió en todo este tiempo?
- Sí, por supuesto. Las carreras de ese momento eran muy chiquitas. Eran de 200 o 300 participantes. Hoy una carrera chica supera ampliamente ese número. Las redes sociales ayudaron mucho en ese aspecto para que haya mayor información y difusión. Yo considero que fueron canales que ayudaron a la gente a que se saque el miedo a lo que podemos considerar "la selectividad física". Ahora ve que los que corren son amigos, parientes, compañeros de trabajo. Alguien que decidió salir a correr para mejorar físicamente o para alejarse de algún vicio. Se sacaron ese prejuicio de que la actividad física es para super atletas o para personas que genéticamente están dotadas o que tienen una edad determinada. Se terminó esa mentira de que no podés correr si tenés 40, 50 o 60. Ustedes en Tucumán tienen un ejemplo grande como un castillo: Irma Gautrain (86), una atleta formidable que empezó muy grande.
- ¿Por qué a los que corren les gusta mostrar los tiempos y los kilómetros que hicieron en sus redes?
- Creo que la primera impresión que se puede tener desde afuera es que esto es simplemente por ego, por querer mostrarse. Y puede ser que haya algo de eso en algunos casos puntuales, pero para mí es mucho más que eso. El que corre siente algo muy particular. Nos pasa a todos: nos gusta tanto, nos da tanto placer y orgullo haber logrado algo que hasta hace poco pensábamos imposible. Todos empezamos pensando que era imposible correr ni cinco metros, y de repente estamos corriendo 10 kilómetros, 21 kilómetros, o más. No es que pase de repente, lleva tiempo y entrenamiento, pero cuando mirás para atrás decís: “¡Mirá hasta dónde llegué!”. Y eso da muchísimo placer, orgullo y alegría.
- ¿Cómo se da ese efecto de contagio positivo dentro de los círculos sociales pequeños?
- Tiene un poder tremendo. Para mí tiene mucho más peso en ese aspecto que lo que puede hacer un llamado influencer o un deportista de elite. Claro que influyen, pero mucho más lo hace la persona de carne y hueso, la que tiene un círculo cercano. No hablamos de alguien con un 1.500.000 seguidores; hablamos de alguien con 20 o 30 seguidores. Pero esos 20 o 30 lo ven y saben que hasta hace unos años pesaba 20 kilos más, que no podía correr ni media cuadra, y ahora está corriendo 21 kilómetros en maratones. Entonces uno piensa: “¿Cómo no voy a poder yo, si esta persona que conozco pudo hacerlo?”. Ese cambio fue muy fuerte y, para mí, es súper positivo.
- ¿Por qué los runners quieren arrastrar a sus amigos y familiares a esto?
- Todo lo que rodea al mundo del running lo hace más atractivo: hacer amigos, viajar para correr en otras ciudades, conocer lugares nuevos. Es tan lindo que uno quiere que la gente de su entorno también lo viva. Siempre digo que nos convertimos en evangelizadores del deporte: pasamos de ser principiantes a corredores, y casi automáticamente queremos que todo el mundo corra. No se trata de decir “mirá lo que hago” para mostrarme, sino “mirá lo que hago” para que veas que vos también podés hacerlo. Y es muy reconfortante cuando alguien de tu círculo empieza a hacer actividad física gracias a ese ejemplo. Eso da mucho placer: haber incidido positivamente aunque sea en la vida de una, dos o tres personas. Eso es lo que nos mueve a difundir esto.
- Más allá del impacto de las redes, ¿cómo convencés a alguien de que empiece a correr?
- En realidad, no se trata de empezar a correr, sino de volver a correr. Todos corrimos alguna vez en la vida: de chicos jugábamos, corríamos, nos movíamos todo el tiempo. De adolescentes también, con el fútbol o cualquier otro deporte. Pero después la vida nos va alejando: las obligaciones, el tiempo, el trabajo, la familia… y vamos dejando de lado algo esencial. Nos olvidamos de que tenemos un cuerpo que evolucionó genéticamente durante miles de años para correr. Nuestros antepasados corrieron durante miles de años para sobrevivir, para cazar o para no ser cazados. Correr era parte de la vida. Y ahora, en esta parte tan corta de la historia -los últimos 50 o 100 años, nada comparado con 10.000 años de evolución humana- se nos ocurrió sentarnos detrás de una pantalla, de un televisor, de una computadora o de un teléfono, haciendo trabajos sedentarios. Pero nuestro cuerpo necesita correr. Entonces, no es empezar a correr: es volver a correr. Y cuando volvés a conectarte con eso, hay como una memoria genética que te dice: “Sí, esto es lo que necesitamos hacer”. Me parece que pasa por ahí.
Cómo inscribirse
No dejes pasar la oportunidad de ser parte de la tercera edición de los 21K LA GACETA. La inscripción se realiza en minutos a través de 21k.lagaceta.com.ar. Los cupos son limitados y la competencia volverá a reunir a miles de corredores y familias.