“Sí, es verdad, lo dice LA GACETA”. La frase se ha vuelto sinónimo de credibilidad en la información y durante muchos años se ha repetido una y otra vez. Las discusiones en torno a la verdad pueden ser amplias y el término no tiene una única definición. Pero venimos aquí a contarles que ese eslogan tan sentido por los tucumanos tiene un orígen que quizá pocos recuerden y otros tantos desconozcan. 

El 7 de julio de 1979 La GACETA puso en marcha junto al Ministerio de Educación y la Secretaría de Cultura el primer certámen de preguntas y respuestas de la provincia. Nuestro diario buscaba llevar a la sociedad un programa de televisión esencialmente educativo que sirva como aporte cultural a la niñez tucumana. 

En aquella ocasión la temática seleccionada fue “la Historia de nuestra Independencia” y estuvo destinado a alumnos de 6° y 7° grado de las escuelas primarias de Tucumán. El certámen, que llevaba el nombre “Si, es verdad, lo dice LA GACETA”, se transmitía en vivo por la pantalla de Canal 10 y fue Carlos D´Agostino -animador del conocido “Odol Pregunta”- el conductor estrella del programa. Su figura era muy conocida en esa época, pues había sido el animador de  “Volver a vivir” o “Comentarios del diario vivir” que le dieron un plus a la competencia organizada por LA GACETA. Rápidamente el certámen se volvió un éxito rotundo, incluso en provincias vecinas.

“En Tucumán, de nada se habló tanto como de “Sí, es verdad, lo dice LA GACETA, a punto tal que ese eslogan se ganó las aplicaciones más insólitas en la conversación de la gente. La popularidad del ciclo fue mucho más allá de la competencia y alentó la hermandad de los chicos de todo el territorio tucumano y del NOA”, explicaba un texto de la época.
El ciclo tuvo su instancia final el 22 de julio de 1979 cuando Canal 10 logró un pico de audiencia récord en el año.

Organizado por nuestro diario y el entonces Ministerio de Educación, el certamen invitaba a chicos de distintos colegios a demostrar sus conocimientos en diversas materias. Y el premio era más que un reconocimiento: un viaje para el ganador y sus compañeros.

Hoy, a 46 años de aquel histórico concurso, LA GACETA se reencontró con Luis Ruiz Torres, el primer ganador del certamen. El hombre, que hoy es abogado y productor agropecuario, llegó a LG Play con un álbum de fotos donde conserva los recuerdos de aquellas jornadas televisivas que, en 1979, capturaron la atención de Tucumán entera.

“Yo representaba a la escuela Mitre. Tenía 11 años y era un chico muy tímido, pero mi maestra me animó a participar, y con el apoyo de mis padres me inscribí”, contó Luis. El proceso no fue breve. Fueron varias emisiones televisivas donde los chicos se enfrentaban a preguntas, abarcando temas desde la independencia hasta los primeros años de la Argentina.

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El nerviosismo era inevitable, pero la experiencia estaba llena de alegría. “Había mucha algarabía, compañerismo y diversión. Aunque había que estudiar, era un juego que todos disfrutábamos”, contó Luis.

Esta foto es de la transmisión en vivo del certamen Sí, es verdad, lo dice LA GACETA

El concurso no solo premió al conocimiento, sino que abrió puertas: el viaje lo llevó a Miami y su reconocimiento se extendió a diversos ámbitos locales. “Fui invitado a eventos deportivos, recorrí la ciudad y recibí un cariño enorme. Esa experiencia marcó mucho mi vida y me enseñó la responsabilidad que conlleva representar algo importante”.

Hoy, al revisar las fotografías y recortes de aquel concurso, Luis no solo revive recuerdos, también reflexiona sobre la influencia que tuvo en su vida. “Si pudiera hablar con aquel niño de 11 años, le diría que se anime, que participe de nuevo. Todo lo que viví valió la pena y me dejó muchas satisfacciones”, afirmó con emoción.

Pasaron 46 años, pero el legado de “Sí, es verdad, lo dice LA GACETA” sigue vigente. Y es que desde mañana, nuevos chicos de distintas escuelas tucumanas comenzarán a desfilar por el escenario del concurso Enseñame Tucumán (semifinales), para demostrar su conocimiento en diversas materias y siguiendo la misma tradición que, hace más de cuatro décadas, dejó su huella en Luis Ruiz Torres.