En un clima de juegos, colores y canciones, más de 60 escuelas primarias de la capital participaron de un “Encuentro de Mediación Escolar”, una jornada en la que los protagonistas fueron los más chicos. En la escuela Ciudadela, con murales, debates, dinámicas grupales y hasta canciones colectivas, los chicos pusieron en práctica lo aprendido sobre cómo resolver los conflictos sin violencia y apostando al diálogo.
El mensaje quedó claro en la voz de Sofía Gallo, de la Escuela Periodismo Argentino, quien con sus manitos todavía manchadas con témpera contó: “Yo participé en la pintura del mural para que los chicos se den cuenta de que no hacen falta golpes ni moretones. Estoy segura de que esto traerá más paz a las escuelas”.
Juegos que enseñan
Entre las propuestas que guiaron docentes, hubo dinámicas centradas en las emociones y la confianza. Por ejemplo, con un dado gigante que representaba una emoción por lado, los niños debían expresar qué les causaba alegría, tristeza, vergüenza o miedo.
“Siempre aprendemos con ellos. Descubrimos que muchos chicos tienen capacidades que ni ellos mismos advertían”, reconoció uno de los coordinadores.
Otra de las actividades fue un circuito de confianza, en la que cada participante llevaba sus ojos vendados y debía dejarse guiar por su compañero. “Eso generó sensaciones de miedo, de superación, y después lo compartimos dentro del grupo”, explicaron los organizadores.
Voces protagonistas
Los estudiantes no sólo participaron de los juegos, también expresaron con trazos en papel, murales y testimonios cómo entienden la mediación escolar.
“Mi dibujo representa la paz. Aprendimos que hay que cuidarnos entre nosotros y que los problemas se resuelven hablando. El arte también es una manera de descargarse cuando uno se siente mal o estresado”, dijo Camila Arévalo, de la Escuela Periodismo Argentino.
Para Máximo Valentín González, de la misma institución, ser mediador significa “ayudar a resolver los problemas de manera menos conflictiva”, como cuando “alguien rompe un lápiz o se pelea con un compañero”.
“Aprendí que hablar es mejor que pelear, porque pelear no soluciona nada. La paz es importante porque, de lo contrario, no podríamos convivir en sociedad”, agregó Iara Fresco Álvarez.
Parlamento infantil
En el Parlamento Infantil, los chicos debatieron sobre qué significa mediar. “Es un proceso en el que un tercero neutral ayuda a las partes a resolver su conflicto. Esto termina en una amistad constructiva y pacífica”, explicaron.
Camila Carlici, de la Escuela Patricias Argentinas, remarcó: “Si ponemos nuestro granito de arena, quizá no cambiemos el mundo, pero sí podemos cambiar nuestra escuela”.
Violencia escolar en Tucumán: "Necesitamos que los padres sean padres; que acompañen y pongan límites", dijo MontaldoMientras otros estudiantes reflexionaron sobre la paz. “Para lograrla, necesitamos respetar la opinión del otro. Ser mediador es siempre ser parte de la solución”, remarcaron.
Tan profundas como sus palabras quedó terminado el colorido mural lleno de flores, y en cuyo centro tres niños dialogan como símbolo de la jornada. “Lo importante fue compartir, respetarse y ser amables. Lo que unió a todos fue un mismo sueño: un mundo en paz”, destacaron los organizadores.
Mientras, en el escenario, se presentó una canción con estribillo pegadizo: “Mediar, mediar, si hay problemas hablar, buscar la paz, ponerse a escuchar”.
Prevención y salud mental: la respuesta a la violencia escolar en Tucumán, según una especialista“El arte atravesó todas las propuestas, mostrando que también es una forma de resolución”, resumió Carlos Diez, director de Educación Primaria de la provincia. En tanto que la secretaria de Estado de Educación, Gabriela Gallardo, adelantó que la experiencia seguirá expandiéndose. “Desde el nivel inicial, todas las primarias ya tienen sus centros de mediación y ahora se está iniciando en secundaria. Estamos convencidos de que estos niños son los futuros egresados que construirán una cultura de paz”.
El cierre del encuentro dejó como mensaje que los chicos no sólo aprenden a resolver sus propios conflictos, sino que también se convierten en multiplicadores en sus casas y comunidades.