El maullido persistente de un gato frente a una puerta es una de las escenas más comunes en los hogares. Aunque suelen asociarse a su carácter independiente, los felinos mantienen una compleja comunicación con los humanos y, en muchos casos, ese sonido insistente altera la rutina familiar.
¿Qué significa el maullido en la puerta?
Según Jenna Cheal, psicóloga y especialista en comportamiento felino, se trata de un modo específico de comunicación hacia las personas: “Los gatos adultos maúllan casi exclusivamente a los humanos, no entre ellos. Tu gato intenta decirte algo: ‘¡Abrí esa puerta!’”.
De acuerdo con medios especializados como How Stuff Works, este comportamiento puede estar vinculado a la curiosidad por explorar nuevos espacios, la búsqueda de atención, el deseo de juego o comida, e incluso a cambios recientes en la rutina. Además, si el tutor responde con caricias, alimento o juegos, el gato aprende que maullar es una forma eficaz de obtener lo que quiere.
No obstante, los especialistas advierten que los maullidos excesivos pueden tener un origen médico. Enfermedades como la disfunción cognitiva felina, el hipertiroidismo, la insuficiencia renal o la pérdida de los sentidos suelen manifestarse con vocalizaciones persistentes, especialmente en gatos mayores.
El médico veterinario Juan Enrique Romero señaló en diálogo con Infobae: “Comprender lo que un gato pretende decir resulta casi obligatorio para el tutor responsable. La gama de posibilidades va desde saludar hasta pedir ayuda”. Y agregó que, aunque cada maullido puede tener un significado distinto, con el tiempo los tutores logran reconocer un lenguaje propio en cada animal.
Cinco consejos
- Evitar respuestas negativas: gritos, aplausos o expulsiones solo generan miedo y refuerzan la ansiedad.
- Distraer con juegos y actividades: los juguetes interactivos y las sesiones de juego ayudan a canalizar la energía, sobre todo en gatos jóvenes.
- Crear espacios “cat friendly”: balcones cerrados o zonas seguras para explorar reducen la necesidad de pedir salir.
- Uso opcional de dispositivos por movimiento: pueden emplearse como último recurso, aunque no resuelven el trasfondo emocional.
- Consultar con un veterinario o especialista: ante maullidos persistentes, la evaluación profesional es clave para descartar problemas de salud y definir estrategias personalizadas.
Qué no hacer y cómo ayudarlo a adaptarse
Los expertos recomiendan ignorar el maullido cuando se trata de una demanda de atención, ya que cualquier reacción refuerza el comportamiento. En cambio, sugieren aplicar refuerzo positivo: premiar los momentos de calma, cerrar la puerta en tiempos cortos y asociarla con juegos o golosinas.
Los espacios de descanso y un ambiente enriquecido también ayudan a evitar el aburrimiento, una de las causas más frecuentes de vocalización exagerada.
Convivir con un gato implica aprender a interpretar sus señales. Un maullido agudo puede reflejar dolor, miedo o estrés, mientras que otros tonos responden a necesidades inmediatas como comida, juego o afecto. Algunas razas, como la siamesa, son naturalmente más vocales.
Comprender estas claves no solo mejora la convivencia, sino que fortalece el vínculo con el animal y contribuye a su bienestar emocional y físico.