La dirigencia de Independiente se trasladó a Luque, Paraguay, en medio de la incertidumbre que generó el escándalo vivido en la revancha contra Universidad de Chile por la Copa Sudamericana. Néstor Grindetti, acompañado por Carlos Montaña, Daniel Seoane, el abogado Maximiliano Walker y el asesor Ariel Reck, encabezó la comitiva que presentó el descargo formal ante Conmebol, buscando demostrar que el club argentino fue víctima y no responsable de los graves incidentes.

El presidente del "Rojo" planteó que los hechos fueron consecuencia de ataques violentos y organizados por hinchas rivales, aportando pruebas para identificar a los responsables. Por su parte, la U de Chile envió un escrito de 18 páginas en el que acusa al equipo de Avellaneda de haber provocado el conflicto, citando incluso declaraciones previas de su entrenador Julio Vaccari, quien había ironizado sobre la necesidad de “ganar como sea, incluso con trampa”.

El expediente abierto por Conmebol sostiene que los clubes son responsables de lo que ocurra con sus hinchas, tanto en casa como fuera de ella. Sin embargo, Independiente asegura que no hubo invasión de campo por parte de sus simpatizantes y que la suspensión se dio cuando aún no había agresiones directas de la parcialidad local hacia la tribuna visitante. El club también cuestionó la improvisación en el operativo de seguridad, señalando que la recomendación de dejar libre la tribuna baja llegó apenas 24 horas antes del partido, cuando ya se habían vendido las entradas.

Con este escenario, la decisión del ente sudamericano se vuelve clave y podría marcar un precedente en el fútbol continental. Las opciones que se barajan van desde reanudar el encuentro sin público en Paraguay hasta sanciones más severas que incluyan la eliminación de uno o ambos equipos de la competición. El fallo se dará a conocer en los próximos días y promete ser determinante para el futuro inmediato de Independiente en la Copa Sudamericana.