"¿Qué me recomendás?" es la pregunta que seguramente más cuesta responder, además de potras como cuáles son los títulos favoritos o qué vimos recientemente. Pareciera que lo que disfrutamos en la televisión no es algo que nuestro cerebro retenga fácilmente y de hecho, es bastante olvidable.
Bloquearon a Magis TV para siempre: ¿qué alternativas existen para ver películas gratis?Para quienes la pregunta de qué película les gustó más es de las que más inseguridad les genera, la ciencia advierte que se trata de un proceso que se enmarca en un período de tiempo donde nuestro cerebro le cuesta más recordar. La conocida "curva del olvido" nos puede jugar una mala pasada, principalmente en las primeras 24 horas después de aprender algo, y aún más en los tiempos modernos que corren.
La cantidad exacta que olvidamos, en porcentaje, varía, pero a menos que revisemos el material, gran parte del mismo se desliza por el desagüe después del primer día, y lo sigue haciendo los días posteriores. Cuando recién vimos una película, solo recordamos una fracción del contenido.
Una memoria externa y la saturación de información
Aunque esto ha ocurrido toda la vida, Jared Horvath, investigador de la Universidad de Melbourne, dice que este fenómeno se intensificó en los últimos años, pues la forma en que ahora la gente consume información y entretenimiento cambió el tipo de memoria que valoramos y retenemos.
En la era de Internet, la capacidad para recordar (la capacidad de retener espontáneamente la información en tu cerebro) se volvió menos necesaria. La ciencia demostró que Internet funciona como una especie de memoria externalizada. "Cuando las personas esperan tener acceso futuro a la información, tienen tasas más bajas de recuperación de esa información en sí", asegura un estudio publicado en la 'US National Library of Medicine'. Pero incluso antes de que existiera Internet, los productos de entretenimiento sirvieron como memorias externalizadas por sí mismos. No necesitamos recordar una cita de un libro si ya podemos buscarlo y consultarla siempre que lo deseemos. Lo mismo ocurre con las películas o los programas de televisión: podés volver a verlos las veces que quieras, entonces ¿para qué guardar más información?
Además del rápido acceso a numerosas fuentes, también influye la cantidad de datos que llegan a nuestro cerebro. Esto lo probaron el pasado año Horvath y sus colegas de la Universidad de Melbourne, quienes descubrieron que aquellos que veían demasiados programas de televisión olvidaban el contenido de ellos mucho más rápido que las personas que consumían sólo un episodio a la semana. Los primeros también informaron de que disfrutaban menos del programa que las personas que lo veían una vez al día o varias veces por semana.