Querido amigo, llegamos a la última parada de este viaje. Y fue un viaje intenso. Posta. Empezamos con la angustia de una chica de 16 años que dudaba si estudiar medicina tiene sentido, desarmamos al "loro digital" que todos llaman IA y yo prefiero llamar Razonamiento Computacional, y hasta nos animamos a definir a este nuevo humano en el que nos estamos transformandos: el Homo Augmentus, no sólo el Homo Argentus, cuack.
Ojalá tu capocha haya quedado pensando. Esa es mi intención como escritor de LA GACETA. Que pensemos juntos. Pero ahora, después de tanto análisis, toca la parte más importante. La pregunta que me hacen en cada Workshop de IA, en cada café, la que de verdad importa: "Bueno, Fede, muy lindo todo, pero ¿qué cornos hacemos ahora? ¿Cómo me preparo para no convertirme en un adorno en esta nueva era?".
La respuesta fácil, la que te venden los gurús de Instagram, es: "¡Aprendé a usar ChatGPT en 5 minutos! ¡Hacé un curso de prompting o tu empresa va a desaparecer!". Y no está mal, pero es como si ante la invención del auto, el único consejo fuera "aprendé mecánica". Es solo la cáscara de la fruta.
Hoy quiero hablarte del carozo. Del verdadero "reset" que necesita nuestro bocho. La receta no es un curso de Python. Es desoxidar y potenciar las cuatro habilidades que nos hacen irremplazables. Son los cuatro ingredientes para ser un Homo Augmentus con todas las letras.
1. Curiosidad: La rebelión del asombro
¿Cuándo fue la última vez que te asombraste de verdad? ¿Que viste algo y te preguntaste, como un changuito de cinco años, "y esto por qué es así?" y después el inevitable "por qué del por qué"? Volvé a leer las primeras páginas de El Principito y vas a entender todo.
El asombro es el punto de partida de todo conocimiento. Y en esta era, la curiosidad deja de ser un lujo y se convierte en una herramienta de supervivencia. Porque en el momento en que dejamos de preguntar, en que aceptamos la realidad como viene, nos convertimos en autómatas. Hacemos lo que hay que hacer, seguimos la rutina, obedecemos. Justo lo que una IA hace un millón de veces mejor.
"No tengo talentos especiales, solo soy apasionadamente curioso", decía un tal Albert Einstein. En un mundo con respuestas infinitas al alcance de la mano, el valor se desplaza de saber la respuesta a hacer la pregunta inesperada. La curiosidad es el antídoto contra la obsolescencia.
En concreto, tenemos que volver a ser niños. Ablandar el hueso craneal y dejar espacio para que entren nuevas ideas en tu cabeza. Punto.
2. Creatividad: El fuego de lo único
En la mitología griega, Prometeo fue un rebelde. Los dioses tenían el fuego –la tecnología, la chispa divina– para ellos solos. Y él se los robó. No para quemar cosas, sino para dárselo a los humanos, para que pudiéramos crear, transformar nuestro entorno, dejar de ser simples criaturas a merced de la naturaleza.
Esa es la creatividad: la capacidad de "robarle" el fuego a la realidad y crear algo nuevo, algo que solo puede nacer de tu prisma, de tu subjetividad, de tu historia. La IA Generativa es una bestia creando, sí. Pero crea a partir de patrones existentes. Tu creatividad nace de tu biografía, de tus cicatrices. Es única e irrepetible.
"La mente creativa juega con los objetos que ama", decía el psicólogo Carl Jung. Fomentar el arte, la música, la escritura, no es para tener más artistas. Es para entrenar ese músculo de ver el mundo con ojos propios. Esa es la chispa que ninguna IA puede replicar.
Ojalá mis artículos y otros sean tu gym de la cabeza. Cada semana, que te dejen pensando, que te dejen humanizando tu propia humanidad.
3. Pensamiento Analítico: La matemática de las palabras
"Che, Fede, ¿tengo que ser un filósofo o científico para usar bien la IA?". No, para nada. Pero sí tenés que aprender a pensar con orden. A ejercitar tu pensamiento analítico: la matemática del lenguaje, como me gusta llamarla. Es la habilidad de agarrar un quilombo complejo, desarmarlo en partes chiquitas, entender cómo se conectan y encontrar una solución lógica.
Y acá te regalo un tip de mis talleres. Los modelos más avanzados como Gemini, cuando les das una tarea compleja, no tiran la respuesta de una. Primero, "razonan". Generan un plan paso a paso, una cadena de pensamiento (Chain of Thought). Lean esa parte del razonamiento, ¡ahí está la clase gratis!
La IA nos puede enseñar a pensar ordenadamente. Para "promptear" bien, solo necesitás dos cosas: comunicarte bien y usar el sentido común. Que según mi abuelo Tito, es el “menos común de los sentidos”.
4. Pensamiento Crítico: Tu escudo anti-algoritmo
Y acá, el superpoder final. El más importante en un mundo que a veces nos quiere tontos y adictos. Pensamiento crítico. La capacidad de no comprarte el primer buzón que te venden, sea un político, un influencer o un algoritmo.
Las redes sociales como TikTok o X funcionan con algoritmos de retención. Su único objetivo es que no te vayas. ¿Y cómo lo logran? Mostrándote más de lo que ya te gusta y, sobre todo, más de lo que odiás. Sí, la indignación engancha más que los videos de gatitos. Te encierran en una burbuja diseñada para anular tu capacidad de pensar.
La única forma de romper esa jaula digital es con el pensamiento crítico. Cuestioná todo. Y lo más difícil: cuestioná tus propias ideas. Preguntate: "¿Y si estoy equivocado? ¿Y si el otro tiene una parte de razón?". Ahí es donde empezás a desarrollar un pensamiento propio. Ahí es donde te volvés verdaderamente libre. Ergo, humano.
La respuesta final (y esperanzadora)
Entonces, volvamos a la pregunta que nos dejó helados. ¿Qué le decimos a esa chica de 16 años que quería estudiar medicina?
Le decimos que tiene razón en una cosa: el mundo que conoció su mamá ya no existe. Pero que se prepare para ser la médica más humana que haya existido. Su valor no estará en memorizar mil enfermedades, que la IA sabrá mejor. Su valor estará en su curiosidad para investigar un caso raro, en su creatividad para encontrar una solución no convencional, en su pensamiento analítico para usar la IA como el bisturí más preciso del mundo, y en su pensamiento crítico para cuestionar un diagnóstico del algoritmo cuando su intuición le diga que algo no cierra.
Y sobre todo, su valor estará en su capacidad de mirar a un paciente a los ojos, de sostener una mano, de comunicar con empatía. Su rol no será obsoleto. Será más humano que nunca. Y ya seas médico, ingeniero, jardinero, artista o simplemente nada. Estos 4 valores van a prepararte y a ayudarte a tener un propósito en la vida.
La Era de la Humanidad Aumantada no es sólo una amenaza para nuestro trabajo. Es una invitación a elevarlo. A dejar de ser operadores de tareas y convertirnos en directores de nuestro propósito, “auditores expertos de nuestro trabajo”, armados con curiosidad, creatividad, análisis y criterio. Esta es la receta. Ahora, nos toca a nosotros empezar a cocinar.
Gracias por acompañarme en este viaje. La charla, como siempre, sigue en el foro. ¿Se me pasó algún otro valor clave? Te leo.