Cada 28 de agosto, la Iglesia católica recuerda en su santoral a San Julián, mártir que entregó su vida en defensa de la fe cristiana en los primeros siglos. Aunque los datos históricos sobre su vida son escasos, la tradición lo presenta como un fiel testigo del Evangelio que sufrió persecución y muerte en Roma por negarse a renunciar a Cristo.
El culto a San Julián se extendió rápidamente en la Iglesia antigua, inspirando a comunidades que veían en él un ejemplo de fortaleza y fidelidad en tiempos de hostigamiento. Su memoria se conserva en los martirologios y continúa siendo un referente de valentía espiritual frente a la adversidad.
Otros santos recordados en esta fecha:
San Hermes de Roma, mártir.
San Moisés, profeta del Antiguo Testamento (en la tradición oriental).