El cáncer colorrectal es la segunda causa de muerte por cáncer a nivel mundial, se origina en el intestino grueso y evoluciona silenciosamente a partir de pólipos. En pacientes con estadios avanzados, el riesgo de recurrencia alcanza un preocupante 30%. Sin embargo, en este panorama surge un nuevo enfoque terapéutico: el ejercicio físico, tradicionalmente asociado a la rehabilitación, se posiciona ahora como una parte activa y fundamental del tratamiento oncológico.
El síntoma que aparece en la boca y podría ser señal de un cáncer mortal, según un expertoEsta nueva perspectiva está respaldada por evidencia científica. Un estudio de gran envergadura presentado en la reunión anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica (ASCO) y publicado en The New England Journal of Medicine, demostró que un programa estructurado de ejercicio aeróbico puede mejorar la supervivencia y disminuir la recurrencia en personas con cáncer de colon en etapas avanzadas. Esto impulsa un cambio importante en la comprensión sobre fomentar la actividad física durante y después del tratamiento del cáncer.
El Ensayo CHALLENGE: la investigación detras del ejercicio
El ensayo CHALLENGE, liderado por el Grupo Canadiense de Ensayos en Cáncer, siguió durante más de una década a 889 pacientes con cáncer de colon estadio II de alto riesgo o estadio III, quienes habían recibido cirugía y quimioterapia. La mitad de ellos fue asignada a un plan de ejercicio estructurado por tres años, mientras que el resto recibió materiales educativos estándar. El diseño aleatorizado y controlado de este ensayo aporta el máximo nivel de evidencia científica.
Los resultados tras ocho años de seguimiento fueron reveladores: el grupo que realizó actividad física presentó un 37% menos de riesgo de muerte y un 28% menos de probabilidad de recurrencia o nuevos tumores. A los cinco años, estos pacientes mostraron un 28% menos de riesgo de cáncer recurrente o de aparición de nuevos cánceres que el grupo de control. Estos datos consolidan al ejercicio físico como una herramienta terapéutica vital que mejora la supervivencia y reduce recaídas.
Expertos de diversas instituciones han resaltado la trascendencia de estos hallazgos. Kerry Courneya, codirector del ensayo, afirmó que el ejercicio ya no es solo para mejorar la calidad de vida, sino un tratamiento para el cáncer de colon que debe estar disponible para todos los pacientes. Christopher Booth, autor principal del estudio, concluyó que un programa de ejercicios con entrenador personal reducirá el riesgo de cáncer recurrente o nuevo, mejorará el bienestar y ayudará a vivir más tiempo. Por su parte, Charles Swanton, director clínico del Instituto del Cáncer británico, destacó que el ejercicio ofrece beneficios notables para los pacientes, incluso sin involucrar fármacos.
Claves para incorporar el ejercicio al tratamiento oncológico
El programa de ejercicio estructurado del ensayo CHALLENGE consistió en actividades aeróbicas de intensidad moderada, como caminar, andar en bicicleta o usar elípticas, con una frecuencia ajustada de forma progresiva. Los participantes realizaron el equivalente a tres o cuatro caminatas de entre 45 y 60 minutos por semana. Algunos también optaron por actividades como ciclismo, natación o caminatas con bastones.
La clave del éxito radicó en el acompañamiento continuo y la personalización. Los pacientes tuvieron encuentros quincenales con kinesiólogos o fisioterapeutas durante los primeros 12 meses, y luego mensuales por los dos años restantes. Se adaptaron los objetivos según las capacidades físicas y preferencias de cada persona, y se incorporaron estrategias para integrar la actividad física a su vida cotidiana.
Sin embargo, para que esta intervención sea efectiva a gran escala, Courneya enfatiza que "recomendar ejercicio no es suficiente; al igual que con la quimioterapia, debe haber un sistema que lo haga posible". Actualmente, la mayoría de los centros oncológicos carecen de infraestructura y personal para integrar estas intervenciones. Por ello, instituciones como el Instituto del Cáncer del Reino Unido instan a los sistemas de salud a invertir en programas sostenidos de ejercicio personalizado para garantizar el financiamiento y los recursos humanos necesarios, lo que tiene el potencial de transformar la práctica clínica.