Establecerse financieramente es un trabajo que empieza mucho antes de iniciarse en el mundo laboral, incluso es anterior a siquiera tener nociones de lo que es el dinero. Un estudio longitudinal reveló que los adultos que consiguen el éxito financiero muestran cualidades desde la infancia.

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La investigación elaborada por psicólogos de Nueva Zelanda se encargó del seguimiento de 1000 niños de la ciudad de Dunedin desde 1972, para descubrir cuáles eran esos aspectos que tenían mayor influencia en su desarrollo financiero en la adultez. Tras 52 años de seguimiento, la ciencia pudo definir cuál era esa condición clave.

¿Cuál es el rasgo que define la estabilidad financiera en la adultez?

Los datos revelaron que ser bueno en las matemáticas o tener calificaciones en la escuela no eran determinantes para lograr la estabilidad financiera. Los mejores predictores del éxito en la adultez tampoco tenían que ver con la capacidad de lograr redes de contacto o la ética laboral. Más bien, los investigadores resolvieron que los adultos más exitosos contaban con menos inseguridades.

Los expertos encontraron que los participantes que se convirtieron en adultos más exitosos eran más seguros de sí mismos que sus compañeros durante su infancia, mostrando altos niveles de disciplina e inteligencia emocional durante la infancia.

La importancia del "cociente emocional"

El causante de la estabilidad económica sería "cociente emocional". Quienes tienen un CE alto tienden a mostrar más empatía, tienen una perspectiva más positiva de la vida, toman decisiones más informadas y se sienten más cómodos admitiendo sus errores.

Sin embargo, los niños con un CE bajo eran más propensos a ver consecuencias desfavorables en su patrimonio en la edad adulta. Al llegar a los 30, estos adultos eran más propensos a tener bajos ingresos, malos hábitos financieros y depender de la asistencia social, y menos propensos a tener ahorros, ser propietarios de una vivienda, realizar inversiones o planificar su jubilación.

La clave está en el autocontrol

Las evaluaciones del coeficiente emocional de los participantes se realizaron a intervalos regulares durante toda la infancia, a las edades de tres, cinco, siete, nueve y 11 años, observando el comportamiento de los niños, entrevistando a sus padres y realizando encuestas con sus maestros.

Encontraron una fuerte asociación entre la capacidad de un niño para interpretar y controlar regularmente sus emociones y su nivel de éxito profesional como adulto.

“Todos los niños carecen de autocontrol de vez en cuando, pero esta medida compuesta aseguró que los que obtuvieron puntuaciones bajas habían mostrado un autocontrol deficiente en una variedad de situaciones y a lo largo de los años”, informaron los investigadores de la Universidad de Otago en American Scientist.