El predio de Distrito, sobre la avenida Belgrano, volvió a latir al ritmo de las ruedas. Entre ayer y hoy, la tradicional Expo Bici Club del Trasmontaña abrió sus puertas con más de 40 expositores que desplegaron lo último en accesorios, equipamientos y tecnología para el mountain bike. Las carpas lucen coloridas y cargadas de detalles: desde cuadros de carbono hasta cascos ultralivianos, pasando por indumentaria técnica y repuestos de precisión. Nombres como Specialized, Shimano, Zenith, Pivot o Bora Bikes se mezclan con otros emprendimientos que llegaron desde todo el país con un mismo objetivo: celebrar la previa de una de las competencias más emblemáticas de Latinoamérica.

Además de la muestra comercial, allí mismo se lleva a cabo el retiro de placas y kits de competencia, que incluyen la clásica caramañola, un pack de medias, llaveros y el dorsal que, a partir de mañana, identificará a cada uno de los alrededor de 3.000 bikers que enfrentarán el desafío del Trasmontaña.

Ni el frío, ni la lluvia lograron empañar el entusiasmo de los participantes que llegaron desde primera hora a retirar el kit y tomarse la tradicional foto para las redes sociales, el Trasmontaña ya se percibe en el aire. Es el punto de encuentro donde se respira la ansiedad y el entusiasmo previos a una carrera que no se improvisa. Preparación, técnica y resistencia son las palabras que más se escuchan entre los pasillos, aunque hay otra que se impone sobre todas: disfrute. Porque para muchos, el Trasmontaña funciona, también, como una excusa para compartir kilómetros, esfuerzo y paisajes junto a amigos y desconocidos que, al final del recorrido, terminan siendo parte de la misma familia ciclista.

Foto: Analia Jaramillo - LA GACETA

Claudio Mognanelli, llegado desde Mar del Plata junto a Joaquín Reyna, lo tiene claro. “Venimos a dar la vuelta, a pasar un buen momento. Obviamente que venimos a competir, pero lo principal es llegar sanos y contentos”, cuenta. Para él, que ya participó en 2013, la clave es la preparación técnica: manejar bien en senderos con desniveles pronunciados y saber dosificar energías en un recorrido tan exigente como atrapante. Joaquín, en cambio, debuta en la carrera y lo vive como una meta pendiente. “Es la frutilla del postre. Hice otras pruebas grandes, pero me faltaba esta. Qué mejor que festejar mis 64 años (los cumple mañana) arriba de la bici, haciendo lo que me gusta”, dice con una sonrisa que anticipa que, pase lo que pase en el cronómetro, la victoria ya es suya.

Foto: Analia Jaramillo - LA GACETA

En otro sector de la Expo, Juan Oscar Peralta, de Córdoba, se mueve con la confianza que da la experiencia: ha corrido 23 Trasmontañas de manera consecutiva. “Es muy lindo, con paisajes únicos y un nivel de exigencia que te engancha. Además, es el encuentro con gente que ves solo una vez al año, pero que siempre está”, comenta. En su categoría Master E, junto a su compañero Raúl Durando, ya ha cosechado varios triunfos y este año aspira a repetir. “Lo más importante es llegar bien y sin caídas. La dificultad de los senderos de aquí no se parece a nada. Hay que entrenar la técnica y agarrar ritmo, pero también dejarse llevar por el ambiente que se vive”, explica, mientras saluda a viejos conocidos que se acercan a desearle suerte.

Foto: Analia Jaramillo - LA GACETA

Desde Santa Rosa, La Pampa, Roberto Siafone y Nancy Verón llegan con un plan distinto: competir en eBikes, una modalidad que se abre camino entre los veteranos de la montaña. “Buscamos la comodidad, pero sin perder el desafío. Es la primera vez que usamos esta categoría y estamos con muchas ganas”, asegura Roberto. Para Nancy, que lleva apenas cinco años en el deporte, la bici es una puerta abierta a nuevas experiencias. “Hemos conocido lugares y personas increíbles gracias a este deporte. Incluso corrimos una Epic de Andorra. Ahora nos tocaba venir acá y no lo dejamos pasar”, cuenta. Con una filosofía clara -“lo importante es llegar”-, no parecen inquietarse demasiado por el clima. “Si llueve, llueve. Habrá que cuidarse más, nada más”, concluye Roberto.

La Expo Bici Club, en definitiva, es el preludio perfecto de lo que se vivirá mañana. Entre stands repletos de bicicletas brillantes, charlas improvisadas sobre recorridos y anécdotas que se multiplican como si el tiempo no hubiera pasado, se va tejiendo el espíritu del Trasmontaña. Un espíritu que mezcla esfuerzo, camaradería y la certeza de que, más allá de la clasificación, lo que importa es volver a casa con la sensación de haber sido parte de algo único.

Porque al final, todos los caminos que pasan por Tucumán conducen al mismo punto: la línea de largada del Trasmontaña. Allí, mañana desde primera hora, cuando el sol asome sobre los cerros, cada pedalada será un paso más hacia la meta y hacia ese instante que cada ciclista vino a buscar: ese momento de puro disfrute.