LA PAZ, Bolivia.- En una esquina del centro de La Paz, a días de las elecciones generales del 17 de agosto, Wilson Paz recorre más de una decena de puestos pero no encuentra pan fresco: la crisis económica dejó de nuevo sin harina a los panaderos. “Estamos esperando con muchas ansias que lleguen de una buena vez las elecciones para cambiar este modelo que nos ha empobrecido”, afirma este trabajador independiente de 39 años, con una familia de siete miembros.

Dos candidatos de derecha, el empresario Samuel Doria Medina y el ex presidente Jorge Quiroga (2001-2002), dominan las preferencias electorales. El gobierno del presidente Luis Arce, que no buscará la reelección, casi ha agotado sus reservas internacionales de dólares para sostener su política de subsidios. Importa gasolina y diésel y algunos insumos como el trigo para la harina panadera, y los vende a menor precio en el mercado interno. Pero sin divisas para estas compras internacionales, la disponibilidad de estos bienes se ha vuelto inconstante y se generan largas filas. La exportación de gas natural, antes motor de la economía boliviana que mantenía un importante ingreso de divisas, viene en caída libre desde 2017.

Ligia Maldonado, un ama de casa de 70 años, se va sin marraqueta, el pan favorito y subsidiado de los paceños. “Con este gobierno no hay esperanza. Tiene que irse y entrar uno que sepa cómo viven los pobres”, dice. En medio de una inflación interanual de 24,8% en julio, la más alta desde 2008, la marraqueta es uno de los pocos productos que no se encareció debido al control de precios del gobierno. Otros panes, sin subsidio, asoman en los mostradores. Pero, igual que el aceite y el arroz, el precio se disparó y no está al alcance de todos.

La pugna política por el litio, el oro blanco de Bolivia

La escasez de alimentos, de combustibles y de dólares exacerban el malestar en Bolivia antes de las presidenciales y legislativas.

En las estaciones de servicio, los conductores se resignan a perder horas de trabajo en filas extensas que serpentean entre las calles. “Esta mañana he venido a las 6 de la mañana y a las 11 recién estoy entrando a cargar” gasolina, dice Manuel Osinaga, un taxista de La Paz.

Déficit

Según el gobierno, el año pasado las ventas de este hidrocarburo solo representaron 1.600 millones de dólares, mientras que los desembolsos que la administración hizo al exterior, por deuda externa e importaciones, alcanzaron los 5.000 millones.

El valor de la divisa estadounidense se duplicó en el mercado paralelo y disparó el precio de varios productos básicos.

Un candidato busca llevar a Bolivia otra vez a la derecha

Carlos Tavera, socialista jubilado de 65 años, apoyará al mejor ubicado de la oposición, aún si es de derecha. “Cualquiera es mejor que esto”, dice. “No tenemos dólares. Hay filas para la gasolina, para el pan, para todo. En los hospitales no hay medicamentos”, agrega.

El economista Napoleón Pacheco, profesor de la estatal Universidad Mayor de San Andrés, indica que los bolivianos ahora son más pobres en general. “Lo poco que se había ganado en años anteriores se ha ido perdiendo porque la economía se ha contraído”, ha crecido la informalidad laboral y la inflación. Un estudio de la boliviana Fundación Jubileo advierte que la pobreza actual sería de 44% si se toma en cuenta la subida del costo de vida, una cifra mucho mayor a la que reporta el gobierno (36%). “Yo diría que estamos al borde de iniciar un proceso hiperinflacionario”, dice Pacheco, pues el gobierno busca estabilizar la economía a través de la emisión de moneda local. “Yo creo que viene un período, parafraseando a Churchill, de sangre, sudor y lágrimas. Hay que abrocharnos los cinturones”, concluye.