Pese a que están a más de 800 kilómetros de Rosario, los hinchas de Central en Tucumán no sienten distancia cuando el equipo pisa tierra norteña. Y este fin de semana, esa conexión emocional cobrará una dimensión histórica: el club de sus amores visita a Atlético, pero esta vez con un campeón del mundo entre sus filas. Ángel Di María jugará por primera vez en la provincia y, para la filial “19 de Diciembre”, será una cita inolvidable.
“Siempre que viene Central lo recibimos con todo, pero esta vez hay mucha más expectativa por Di María. Aunque te soy sincera: para nosotros, el protagonista principal siempre es el club”, aclara Roxana Alanís, presidenta de la filial.
La filial “19 de Diciembre” fue fundada oficialmente el 3 de septiembre de 2004, pero su historia empezó un año antes, cuando tres rosarinos residentes en Tucumán (Mariano Carcanella, Sergio Marcuzzi y Miguel Cosiansi) decidieron que ser “canalla” en el norte no podía limitarse a seguir los partidos por radio o televisión. “Se juntaban en un bar a ver los partidos. Primero fue una peña, después surgió la idea de armar la filial, y así empezamos a ser parte del club”, cuenta Roberto Carcanella, hijo de Mariano y actual vocal.
El nombre elegido no es casual: el 19 de diciembre de 1971, Aldo Pedro Poy marcó el mítico gol de palomita frente a Newell’s, en la semifinal del Nacional, que luego coronaría campeón a Central. Ese símbolo de identidad, rebautizado año tras año por los hinchas, cruzó fronteras y dio nombre a la filial tucumana.
Hoy, la filial reúne a más de 50 socios activos y alrededor de 80 simpatizantes. Algunos, como Roxana, son tucumanos con herencia rosarina. Otros, como Roberto, nacieron en Rosario y se trasladaron por trabajo. En todos los casos, la historia es la misma: la camiseta auriazul no se abandona. “Mi papá vino a trabajar en la década de 1980 y se trajo el corazón ‘canalla’. Desde los 9 años sigo a Central, primero con él en la tele, después en la cancha. Y ahora lo seguimos como familia”, cuenta la presidenta.
El recibimiento a Central está previsto como en cada visita: esperan al plantel en el hotel (esta vez, como en ocasiones anteriores, el Hilton), con banderas, cánticos y la esperanza de que algún jugador baje a saludar. Pero esta vez hay un condimento extra. “Estamos todos atentos al grupo de WhatsApp. Cuando uno se entera que llegaron, avisa. Y ahí vamos todos, con las camisetas, con las banderas, con la ilusión de ver de cerca a Di María”, explica Roberto.
No todos irán al estadio. Roxana, por ejemplo, prefiere evitarlo. “La última vez, en 2013, hubo disturbios y me quedó una sensación fea. Además, sabemos que hay cierta rivalidad con Atlético, porque Central tiene un vínculo más cercano con San Martín. Entonces, por seguridad, muchos preferimos no ir. Pero desde afuera lo alentamos igual”, dijo la presidenta-
De todos modos, esta vez habrá hinchada visitante y el club envió un cupo de entradas exclusivo para socios de filiales. Roxana se encargó de coordinar la compra. “Es limitado. Por eso, solo acceden quienes tienen la cuota al día. Central es un club grande y para entrar a la cancha hay que ser socio. Esa es una forma también de apoyar desde lejos”, explicó.
La presencia de Di María no solo genera expectativa en los hinchas, sino que moviliza a muchos ajenos a Central. “Hay gente que se va a colar solo por ver a ‘Fideo’. Es lógico, es un campeón del mundo. Y para nosotros, que nació en Central, es mucho más que eso: es un símbolo”, señala Roberto.
Además del recibimiento, la filial organizó una acción solidaria: entregarán donaciones al hospital de niños, como lo hicieron en años anteriores. “Queríamos aprovechar que justo se da en vísperas del Día del Niño. A lo mejor no podamos contar con la presencia de jugadores por el horario del partido, pero la filial va a estar ahí”, confirma Roxana.
El sueño, claro, es ver de cerca a Di María. Sacarse una foto, conseguir una firma, tener un recuerdo. Pero más allá del crack, del ídolo mundial, para la filial tucumana lo más importante es que Central está cerca. Que después de años de seguirlo desde la distancia, pueden alentar con la camiseta puesta, en su propia tierra.
“Cuando uno vive lejos, todo se vuelve más difícil -reflexiona Roxana-. Ver los partidos, conseguir una camiseta, organizar un viaje. Pero Central es eso: una pasión que no conoce distancias. Y este sábado, aunque juguemos de visitantes, nos vamos a hacer sentir como si fuéramos locales”.