En el bullicio del enorme predio de la Sociedad Rural, reconvertido en un templo de la imaginación, una bruja elegante despliega su sombrilla como si el sol de Mondstadt ardiera sobre San Miguel de Tucumán. A su lado, una kitsune de cabellera rosa saluda con timidez y poder ancestral, mientras las luces de neón parecen seguirle los pasos a una vocalista de mirada desafiante. Todos ellos son más que cosplayers. Son héroes cotidianos que se transformaron durante un fin de semana al año para rendir culto a lo que los apasiona: el animé, los videojuegos, la fantasía y todo ese universo que alguna vez fue considerado raro y durante dos días se celebró con orgullo en nuestra provincia.

Una década pasó desde la primera edición de Mundo Animé, un evento que comenzó como un refugio para unos pocos y hoy se convirtió en un evento masivo donde miles de personas encuentran su tribu. Ya no se trata solo de personajes, sino también de historias de valentías cotidianas, de creatividad desbordante y de la certeza de que, por fin, ser geek en Tucumán es motivo de fiesta.

BRITO Y FRIZZAROLI. Ambos se hicieron amigos por estos eventos.

Uno de los organizadores, Agustín Blasco, contó que el fin de semana fue tan intenso como gratificante. La jornada del sábado arrancó temprano, con el esfuerzo de mover tablones y preparar cada rincón para recibir al público. Ya desde la mañana, la multitud empezó a superar cualquier expectativa.

“Incluso hay momentos en los que se notó la sofocación. Hubo tanta gente que casi no se podía pasar”, contó con una mezcla de agotamiento y satisfacción.

En libertad

Desde la organización estimó que una vez más las entradas vendidas superaron las miles que se aguardaban en un inicio. Es que a su criterio, el crecimiento es evidente en el que el lugar que se eligió como escenario este año hubo más salones, perfectos para presentar más propuestas.

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Y lo más importante, según destacó Blasco, son las críticas positivas tanto del público como de los artistas invitados. “Les encanta la temática y el ambiente. El sábado estuvo René García -reconocido mundialmente por interpretar a Vegeta en Dragon Ball Z- y literalmente el escenario principal se llenó; había que tener cuatro o cinco guardaespaldas para trasladarlo entre la gente porque no había espacio, aunque siempre con respeto”, comentó.

Ayer la expectativa siguió en aumento, con la presencia de Adrián Barba, conocido por ponerle voz a los openings de Dragon Ball. Para el organizador lo más emocionante no son solo los números, sino ver a tanta gente nueva que se anima a conocer este mundo, porque además de niños, jóvenes y adultos disfrazados, también hubo familias curiosas por todo este universo que se abría para ellos.

“Mientras más se expanda, mejor. Si se sienten cómodos, más que bienvenidos. Acá la gente viene vestida como quiere, algo que en la calle no es tan común. Este espacio les da la libertad de ser quienes quieren ser”.

Relatos en colores

Entre las tantas historias que se cruzaron en los pasillos del predio, se destacaron Jéssica, a quien todos llaman Lirio, y Marco, conocido como Marquito. Ellos eligieron para esta edición a Brito y Fizzaroli de “Jeroza 2”. Jéssica lleva casi dos años haciendo cosplay y Marco, un año y medio. Sus trajes son el resultado de dos meses de trabajo minucioso: solo el gorro del disfraz de ella le tomó un mes y medio.

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Fue la primera vez que Marco se animó a ir disfrazado y la experiencia resultó transformadora. “Venimos a compartir y realmente es muy emocionante. Que la gente reconozca el esfuerzo no tiene precio”, afirmó, con una sonrisa mientras varios niños se acercaban para pedirles una foto.

Ambos coincidieron en que lo más valioso es el sentimiento casi indescriptible de representar a los personajes que aman. Marco, por ejemplo, comentó que siempre le gustó el animé y que ver a otros chicos divirtiéndose lo impulsó a probar.

Jéssica, por su parte, se decidió a hacerlo gracias a su hija. “Ella lo hacía desde pequeña y un día me pidió ayuda. Al principio me daba mucha vergüenza, pero ver a las personas que se acercaban a saludarme y felicitarme por el trabajo me animó a seguir”, indicó. Hoy los dos invitan a los demás a sumarse, y a romper tabúes: “Si les gusta, que lo hagan. La vida es una sola y las opiniones no importan tanto”.

Las hermanas Milagros y Camila Méndez también se robaron miradas. Este año eligieron a Kasane Teto y UZI de murder of drones. Camila, más experimentada, ganó el concurso de cosplay del año pasado con el mismo traje -aunque mejorado- que ahora presentó. Milagro, por su parte, se inició hace poco, gracias a la guía de su hermana. “Hay muchas cosas para ver y para que la gente conozca. Es una buena oportunidad para quienes aman a estos personajes”, dijeron.

Y así durante dos días, miles de tucumanos se dieron permiso para soñar, crear, y demostrar que la cultura geek no es una moda pasajera, sino una forma de ser que llegó para quedarse.

Más popular: la favorita de los niños

“¿Puedo pedirte una foto?”. Los más pequeños quedaron encantados con la  cosplayer tucumana que interpretó a  Hatsune Miku.

Miku es una “cantante” digital cuyo nombre significa literalmente “primer sonido del futuro”.  Su impacto en la actual cultura pop es tan grande que miles de productores y fanáticos alrededor del mundo componen canciones para ella. Este personaje tiene conciertos “en vivo” con hologramas, giras internacionales, y cuenta con un ejército de fans que la consideran un fenómeno cultural.

Concursos: gran variedad de propuestas

Durante todo el desarrollo de Mundo Animé se llevaron adelante concursos de cosplay, zona gamer, ilustradores, talleres creativos, exhibiciones de coleccionismo, shows en vivo, espacio editorial, torneos de soft combat además de una fuerte presencia de emprendedores y marcas del ecosistema creativo. Los puestos de comida ofrecían alimentos asiáticos con largas filas de interesados para conseguirlos. En cuanto al arte, hubo espacio para libros, mangas, y hasta cuadros referidos al tema.

Videojuegos: un mundo de pantallas

En la “Estación Switch” el universo de los videojuegos tuvo lugar durante el evento que honró la cultura geek. No tan solo hubo torneos de Mortal Kombat, y otros juegos de Play Station sino también varios duelos de bailes, donde los participantes seguían los pasos a través de  pantallas.

En tanto, por la Sociedad Rural se paseaba Ahri uno de los personajes más icónicos y queridos de League of Legends, un videojuego de estrategia y combate por equipos, que llamó la atención de muchos fanáticos.