Encontrar la felicidad en las pequeñas cosas dejó de ser una frase hecha: ahora, la ciencia lo respalda. Un equipo de psicólogos de la Universidad de California en San Francisco, liderado por la doctora Elissa Epel, descubrió que realizar microactos de alegría de apenas cinco minutos al día puede mejorar significativamente la salud emocional, reducir el estrés e incluso favorecer el descanso nocturno.
El estudio, denominado Big Joy Project, analizó durante dos años a casi 18.000 personas de Estados Unidos, Canadá y Gran Bretaña. La investigación, publicada en la revista Journal of Medical Internet Research, es pionera en evaluar cómo acciones simples, rápidas y gratuitas pueden generar efectos positivos y duraderos en la vida cotidiana.
Durante siete días, los participantes realizaron una serie de actos breves orientados a generar emociones positivas: compartir un momento alegre con alguien, hacer una buena acción por otra persona, crear una lista de agradecimientos o ver un video inspirador sobre la naturaleza. Cada actividad duraba entre cinco y diez minutos y se completaba con una breve reflexión antes y después.
“La idea fue romper los ciclos de pensamiento negativo —como la autocrítica o la preocupación constante— y redirigir la energía mental hacia algo más positivo”, explicó Epel. Y los resultados fueron claros: quienes completaron las siete actividades reportaron mejoras sustanciales en su bienestar emocional, en su calidad de sueño y en su percepción de control sobre las emociones.
Según los investigadores, el bienestar emocional implica más que solo sentirse bien: está relacionado con la percepción de tener una vida con sentido, propósito y control. “Solemos pensar que solo podremos disfrutar cuando hayamos terminado nuestras tareas o alcanzado ciertas metas. Pero queremos darle la vuelta a eso: la alegría puede ser el combustible para superar los momentos difíciles”, sostuvo Epel.
Los beneficios fueron proporcionales al nivel de participación: cuanto más comprometidos estuvieron los voluntarios con las tareas diarias, mayor fue el impacto positivo en sus emociones y calidad de vida.
Este hallazgo cobra especial relevancia en un contexto global marcado por altos niveles de estrés, ansiedad y agotamiento. Con una simple práctica de minutos por día, la ciencia demuestra que la felicidad está al alcance de todos, y que no hace falta cambiar la vida entera, sino simplemente prestar atención a los pequeños gestos que la hacen más liviana.
Desde admirar una flor en el camino hasta reír con un video gracioso o agradecer lo bueno que tenemos, la felicidad parece estar escondida en lo cotidiano. Y ahora, con aval científico.