La inmersión en agua fría, una práctica que ha ganado popularidad en los últimos años, genera opiniones divididas. Mientras que algunos la consideran beneficiosa para la salud física y mental, otros la rechazan por sus efectos incómodos y dolorosos. Sin embargo, lo cierto es que miles de personas en todo el mundo recurren a esta práctica semanalmente, o incluso a diario, convencidos de sus ventajas para el bienestar.

Conocida también como crioterapia, la inmersión en agua fría incluye actividades como nadar en lagos, ríos o el océano, darse duchas frías o sumergirse en un baño de hielo. Esta técnica ha sido popularizada especialmente entre los deportistas, quienes la utilizan para reducir el dolor muscular y acelerar la recuperación. Generalmente, se practica después del ejercicio físico, durante unos 10 minutos, en agua a una temperatura que oscila entre los 10 y 15°C.

Además de sus beneficios percibidos en la recuperación muscular, la inmersión en agua fría ha sido empleada para aliviar síntomas de depresión, migrañas y dolores crónicos. Numerosos relatos afirman que este tipo de terapia ha cambiado vidas, incluso ayudando a las personas a superar momentos difíciles y problemas emocionales como "corazones rotos". Sin embargo, estos testimonios no están respaldados por evidencia científica sólida.

El enigma de la efectividad de la crioterapia

Aunque algunos estudios han identificado beneficios relacionados con los baños de hielo, especialmente en cuanto a la recuperación deportiva, un estudio realizado en 2014 sugirió que dichos beneficios podrían ser simplemente un efecto placebo.

De hecho, la investigación científica sobre la crioterapia y la natación en agua fría está aún en sus primeras fases. A pesar de las experiencias anecdóticas, no existen pruebas concluyentes que respalden los efectos terapéuticos de estas prácticas. Para que una actividad pueda considerarse beneficiosa para la salud, es esencial que no cause daño. Y en este sentido, la inmersión en agua fría no está exenta de riesgos, consignó La Nación. 

Los riesgos de la inmersión en agua fría

Uno de los principales problemas que pasa desapercibido es lo que los expertos llaman lesión por frío no congelante. Cuando el cuerpo se expone a temperaturas extremadamente bajas, es común experimentar hormigueo, entumecimiento y dolor en manos y pies. Estos síntomas suelen desaparecer al calentarse nuevamente. Sin embargo, en algunos casos, la lesión por frío no glacial puede dejar efectos a largo plazo, como daños en los nervios y los vasos sanguíneos. Las personas que sufren de esta condición pueden experimentar alteraciones en la sensibilidad y un dolor persistente en las zonas afectadas, lo que puede perdurar durante años.

El consejo de los expertos

Aunque muchos seguidores de la crioterapia defienden los efectos beneficiosos de la inmersión en agua fría, los especialistas recomiendan precaución. Menos es más: la exposición a temperaturas extremas o la prolongación de la inmersión en agua fría no siempre garantiza mejores resultados. De hecho, en algunos casos, podría tener efectos contraproducentes, dañando el organismo en lugar de ofrecer los beneficios esperados.

En conclusión, mientras que la crioterapia continúa siendo una tendencia popular entre quienes buscan alternativas para mejorar su bienestar físico y mental, la ciencia sigue sin validar por completo sus beneficios. Por lo tanto, es fundamental informarse adecuadamente y ser consciente de los riesgos asociados antes de decidir sumergirse en un baño de hielo.