LOS ÁNGELES (Estados Unidos).- Nayomie Mendoza estaba acostumbrada a ver una fila de clientes formarse en su restaurante a la hora del almuerzo en el distrito de la moda de Los Ángeles. Pero las redadas migratorias de la administración de Donald Trump vaciaron sus mesas. “Nuestras ventas cayeron el 80%”, dijo Mendoza, a cargo del Cuernavaca’s Grill, un colorido restaurante mexicano del popular barrio comercial.

“Nos salva que tenemos mucho envío a domicilio; cerca de un 20%”, refirió Mendoza. Y explicó que en la zona muchos temen salir a la calle.

El distrito de la moda, en el corazón de Los Ángeles, es un vibrante barrio con infinidad de tiendas de ropa y accesorios. Pero con una predominante mano de obra latina se ha convertido también en blanco de la ofensiva antiinmigración del gobierno de Trump, con redadas en fábricas y en otros puntos comerciales de Los Ángeles. Ahora sus aceras están vacías, incluso en este comienzo de verano cuando los turistas abarrotan la ciudad californiana.

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La administración de Trump aumentó la presión sobre Los Ángeles, declarada “santuario” de protección para inmigrantes por sus autoridades en oposición al mandatario republicano. Con un tercio de la población de origen extranjero, y un estimado de cientos de miles de indocumentados, la embestida federal contra los inmigrantes enardeció a sus habitantes que salieron a protestar a las calles el mes pasado.

El gobierno de Trump, sin embargo, no parece dar marcha atrás. “Mejor que se acostumbren a nosotros, porque muy pronto esto será normal. Iremos a todos lados, a la hora que queramos, en Los Ángeles”, dijo el lunes Gregory Bovino, de la Patrulla Fronteriza de EEUU. “El Gobierno federal no va a salir de Los Ángeles”, agregó.

Año difícil

Pero Nayomie Mendoza sostiene que las operaciones no solo golpean a extranjeros o a indocumentados, sino a industrias enteras en momentos en que los comerciantes intentan recuperarse de un comienzo de año difícil, tras los voraces incendios que sufrió la zona de Los Ángeles en enero.

Debido a la falta de comensales, Mendoza cierra sus puertas a las 15. Un contraste con el año pasado, cuando trabajaba hasta la noche debido a la demanda. “Esto es probablemente peor que la pandemia”, dijo.

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Manuel Suárez, dueño de un puesto de venta de juguetes en una calle próxima al restaurante, coincide. “Ahora es peor porque en esa época había ventas”, afirmó Suárez, que trabajó durante 35 años en el popular distrito. “Ahorita está completamente en crisis”, agregó. Y añadió que muchos comerciantes decidieron cerrar sus tiendas por precaución, a medida de que las redadas se intensifican.

Otros redujeron su número de empleados debido a la caída en las ventas. “Las redadas sembraron miedo en nuestra comunidad latina”, dijo José Yern, administrador de Anita’s Bridal Boutique, especializada en vestidos para quinceañeras. “La gente teme venir; y si vienen, van a una tienda específica a hacer lo que tienen que hacer, y luego se regresan a casa”, agregó.

El temor es palpable en las calles: cualquier sonido de sirena desata las alertas. Los comerciantes se comunican con walkie-talkies y notifican cualquier ruido, helicóptero o presencia uniformada en sus calles para poner sobre aviso a quienes no tienen documentos. Algunos incluso observan desde los techos y dan la señal de alerta al grito de “la migra”. (AFP)