Las papas fritas, más allá de ser un snack irresistible, plantean riesgos significativos para tu salud. Conocé las razones detrás de su impacto, desde las grasas hasta la acrilamida, y cómo reducir los efectos negativos sin dejar de disfrutar.

 Los peligros ocultos de las papas fritas

1. Grasas trans y colesterol dañino

Las frituras comerciales suelen contener grasas trans y saturadas, que elevan el colesterol LDL (el “malo”) y disminuyen el HDL (el “bueno”), aumentando el riesgo de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular.

2. Altas calorías y ganancia de peso

Una porción de papas fritas de 100 g aporta entre 250 y 400 calorías, gran parte de ellas provienen del aceite, generando un alto contenido calórico y facilitando el aumento de peso.

3. Exceso de sodio

Contienen muchísima sal, lo que aumenta la presión arterial y eleva el riesgo cardiovascular. Una sola bolsa diaria puede entregar un exceso de sodio preocupante a lo largo del año .

4. Formación de acrilamida

Al freírse a más de 120 °C, las papas generan acrilamida, un compuesto que la OMS clasifica como un “probable carcinógeno” y que también podría afectar el sistema nervioso.

5. Riesgo de diabetes tipo 2

Su consumo habitual está ligado a un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, ya que favorece la resistencia a la insulina.

6. Afectación mental

Comer frituras con frecuencia también se ha asociado a un aumento del ansiedad y la depresión

¿Cómo reducir estos riesgos?

Freírlas en casa: Controlás mejor el tipo de aceite, la sal y evitás provocarlas en exceso.

Temperatura adecuada: Cocinar a 180 °C evita elevadas cantidades de acrilamida

Evitar reutilizar aceite: El aceite oscuro aumenta compuestos tóxicos .

Freidoras de aire con precaución: Aunque bajos en grasa, pueden generar más acrilamida si no se usan bien.

Optar por métodos más saludables: Elegí papas al horno, hervidas o al vapor. Controlá el nivel de tostado y evitá los bordes negros.