En los hogares, en el trabajo y en la vida cotidiana, muchas tareas importantes dependen del buen funcionamiento de un cable. Sin embargo, los cargadores no son eternos ni indestructibles, al contrario algunos están condenados a una muerte prematura. Las imitaciones abundan, prometiendo soluciones efímeras que terminan por generar más problemas y gastos innecesarios.

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Pero no todo está perdido; existen ingeniosos trucos que no solo permiten revivir cargadores rotos, sino también extender su vida útil, omitiendo la tarea y el gasto de comprar un cargador nuevo.

Cómo revivir tu cargador roto

La solución a la fragilidad de los cables reside en un elemento tan simple como una tapita de plástico, de esas que usualmente descartamos sin pensar. Este método, que muchos considerarían un mero "parche", puede extender la vida útil del cargador por varias semanas o incluso meses, un salvavidas en momentos de urgencia económica. El secreto está en la meticulosa aplicación de silicona caliente, una sustancia que, si bien ofrece una solución robusta, demanda extrema precaución durante su manipulación.

El procedimiento es tan sencillo como fascinante, transformando un desecho común en un escudo protector para el punto más vulnerable del cable. Sin embargo, es crucial recordar que la silicona caliente alcanza temperaturas elevadas, entre 160 y 240 grados centígrados, pudiendo causar quemaduras graves o irritación en las vías respiratorias si sus vapores son inhalados. Una vez aplicada y seca, la tapa reforzará el cable, permitiendo que el cargador cumpla su función con una dignidad renovada.

Pasos para el "Truco de la Tapita Plástica":

-Seleccionar una tapita de plástico (como las de gaseosa) y hacer dos orificios en sus laterales, tanto en la parte superior como en la inferior.

-Situar el cable de modo que ambas partes pasen por los agujeritos de manera vertical.

-Aplicar silicona caliente progresivamente para cubrir por completo el interior de la tapa, ejerciendo extremo cuidado para evitar quemaduras o la inhalación de vapores.

-Esperar a que la silicona se seque y comprobar por sí mismo que el cargador cumpla con su función.

Secretos para que tu cargador tenga una mayor vida útil

Más allá de la reparación, el verdadero arte reside en prevenir la ruptura antes de que ocurra, evitando así los gastos de un cargador nuevo, que pueden oscilar entre los $20.000 y $45.000 para los modelos originales. Existen dos ingeniosas alternativas caseras: no solo son económicas, sino que también prolongan la vida útil de un elemento indispensable, desafiando la "obsolescencia programada" que limita los ciclos de carga de las baterías.

Una de estas artimañas implica un simple cordón de zapatilla, despojándolo de su interior para que su funda de nylon se convierta en una trenza protectora alrededor de los extremos más vulnerables del cable. La otra, utiliza un pequeño resorte de lapicera, transformándolo en un amortiguador que proporciona una elasticidad y flexibilidad vitales para la supervivencia del cargador.

El simple acto de guardar el cargador en un lugar fresco y seco, y nunca forzar la conexión, puede ser la clave para que un cargador de buena calidad dure entre dos a cinco años.