El parlante va en la parte trasera del colectivo de Atlético, pero todos escuchan las canciones. Algunos acompañan el ritmo con palmas, otros con pisadas contra el piso, y no faltan quienes se animan a entonar el estribillo. Es un momento de jolgorio, distensión y camaradería. Aunque alguno que otro prefiere el rock, la mayoría se siente cómoda con melodías más bailables. En particular, con las que llegan desde la cumbia santafesina. La música se detiene cuando el micro llega a destino: ya sea el predio de Independiente, en Villa Domínico, o el hotel. Los jugadores recogen sus pertenencias y bajan de a uno. Nicolás Laméndola, a diferencia del resto, desciende con ambas manos ocupadas: en una lleva el mate; en la otra, el parlante. Él es el DJ del “Decano”.

Laméndola es un fruto de la cantera del club. Hizo todas las inferiores con la camiseta celeste y blanca. Y más allá de su recorrido, es también uno de los principales nexos de unión dentro del plantel que dirige Lucas Pusineri.

Es común verlo compartiendo con sus compañeros, proponiendo desafíos o lanzando alguna que otra broma. En definitiva, busca generar un buen ambiente. Por eso no sorprende que sea uno de los encargados de la música en el ómnibus del plantel. Aunque, según cuenta, comparte la tarea con Kevin López y Carlos Auzqui: los otros directores de la “rocola de Atlético”.

La idea del parlante, sin embargo, no fue suya. La adoptó de Nicolás Delgadillo, con quien compartió plantel en Atlético Rafaela.

“Él tenía un parlante que me gustaba mucho y con el que siempre poníamos música. Así que decidí comprármelo, más que nada porque me gustaba. Cuando volví a Atlético, noté que nadie traía parlante, así que empecé a llevarlo a todas partes para que podamos escuchar música donde sea”, cuenta.

Los gustos musicales de Laméndola son variados. El volante tiene playlists para diferentes momentos: una de reggaetón actual, una de folclore, otra más cercana al pop y una bien festiva, que es la que suena cada vez que sube al colectivo.

“En mi caso, escucho de todo, pero lo que más le gusta al grupo es la música de Santa Fe, en particular la cumbia santafesina. Esa es fija. También el cuarteto, que suena bastante”, explica. Grupo Cali, La Contra, Sergio Torres y Coty lideran la lista musical bautizada como “Cumbiancha”.

También suenan artistas más actuales, como La T y la M, el dúo formado por Tobías Medrano y Matías Rapen.

“La cumbia está muy presente. Ahora está todo un poco mezclado, pero nos gusta mucho La T y la M, sobre todo los últimos temas, que están muy buenos”, indica.

En otros momentos, Laméndola opta por el reggaetón, con especial preferencia por el colombiano Blessd. “Ese estilo de música me gusta mucho”, agrega.

La convivencia

Para Laméndola, la pretemporada es un momento clave para foguear al grupo. Sobre todo porque los futbolistas comparten todo el día e, inevitablemente, se conocen mucho más.

“Es convivir con tus compañeros y sí o sí tenés que adaptarte al otro. Eso fortalece al grupo y también se refleja en la cancha”, opina.

Durante la concentración, comparte habitación con Kevin López. Entre risas, bromea con la cantidad de horas que duerme su compañero.

“No sabés el sueño que tiene Kevin… ¡es terrible! Pero no, es un genio, me llevo muy bien con él. Incluso fuera de la concentración también nos juntamos”, comenta.

Además, asegura que junto con Mateo Bajamich son los más “dormilones” del plantel.

“Están ahí nomás. No es que duermen todo el día, porque tenemos horarios para todo, pero son los que más tiempo pasan en la cama”, cuenta.

Otro de los aspectos que destaca Laméndola es que todo el plantel comparte las comidas en una mesa larga.

“Eso siempre lo hacemos, a menos que no haya un mesón grande y tengamos que dividirnos, pero casi siempre comemos todos juntos. Creo que eso de compartir está buenísimo porque se genera un lindo ambiente”, indica.

Por último, se refiere al bautismo de los juveniles que afrontan su primera pretemporada (Agustín Franco, Agustín Gálvez, Ezequiel Godoy y Juan Pablo Posse).

“Los bautismos son distintos. Depende del grupo. Esta vez les hicieron cantar, contar un chiste o presentarse frente a todos. Es algo más tranquilo, más para reírnos y pasar un buen rato. A mí me pelaron. Me sacaron todos los pelos que tenía. No era tan ‘tranqui’ como ahora…”, dice entre risas.

Por último, recalcó que la buena convivencia del plantel es clave para obtener resultados positivos dentro de la cancha. “Lo principal es que todos son buena gente. Eso es clave. Todos tiramos para el mismo lado, tenemos un objetivo en común y eso se nota. Es un grupo increíble, con buena onda, buen trato… y eso hace que todo sea más llevadero”, concluyó.