Se estima que cada año en Argentina se diagnostican alrededor de 4.000 casos de cáncer de tiroides. La dificultad para llegar al diagnóstico se da por la dificultad de detectarlo en sus etapas tempranas. Es que el cáncer de tiroides no suele presentar síntomas en sus etapas iniciales, razón por la que una conclusión médica y un posterior tratamiento pueden demorarse en llegar.

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La doctora Mabel Ryder, endocrinóloga de Mayo Clinic, explica que la tiroides es una glándula con forma de mariposa ubicada en la base de tu garganta. A ese sitio es al que se debe prestar atención ante cualquier sospecha. La tiroides es la glándula responsable de secretar hormonas que se encargan de funciones esenciales como los latidos del corazón, el peso y la temperatura corporal.

Cuando las células de la tiroides mutan, se da un cambio en su ADN que las hace crecer y multiplicarse. A medida que las células saludables mueren, las anormales empiezan a ganar terreno y así se produce el cáncer. Hay diferentes tipos y niveles de agresividad de esta enfermedad

Los primeros síntomas del cáncer de tiroides que no se deben confundir

La especialista señala que en sus primeros estadíos el cáncer de tiroides es una enfermedad silenciosa, que no suele producir señales de ningún tipo. La única forma de detectarlo en estas etapas suelen ser los controles de rutina que incluye ecografías mediante las que pueden detectarse algunas anomalías.

Aunque típicamente no muestra síntomas, cuando avanza se pueden reconocer otras señales. La que no debe ser confundida con un simple resfriado o enfriamiento es el dolor de garganta que se presenta el tragar. Otros indicadores pueden ser los cambios de voz y las dificultades para hablar. Incluso los nódulos linfáticos pueden alertar porque aparecen como bultos que se sienten sobre la piel de la garganta.

Dentro de los factores de riesgo, también hay algunos indicadores. Por ejemplo, las mujeres tienen hasta tres veces más posibilidades de desarrollar cáncer de tiroides. La exposición a la radiación para tratar otros tipos de cáncer, sobre todo de la parte superior del cuerpo, también pueden desencadenar la enfermedad, así como algunos síndromes hereditarios.