Desde hace algunos años, el Mundial de Clubes es una cita para medir fuerzas entre continentes, pero la edición que se celebrará en Estados Unidos tiene un condimento extra: será una vitrina inmejorable para ver en acción a los jóvenes talentos que dominarán el fútbol en la próxima década. Aunque la ausencia de Lamine Yamal —la joya española del Barcelona— se siente como una baja notable, el torneo se presenta como una pasarela para las nuevas estrellas en formación, algunas ya consolidadas, otras aún en ebullición.
Jude Bellingham, con apenas 21 años, representa la madurez temprana y la potencia británica en su máxima expresión. Pese a su corta edad, el todocampista del Real Madrid juega con la autoridad de un veterano. Ya debutó con la selección inglesa a los 17, y hoy es pieza clave del equipo "merengue", donde combina elegancia y solidez física con una capacidad ofensiva que asombra: suma 14 goles y 14 asistencias en la temporada. Lo suyo no es solo promesa, es presente puro.
Del otro lado del Atlántico, Jamal Musiala, el desequilibrante alemán del Bayern Múnich, aterriza en el certamen con la misión de volver a deslumbrar tras una lesión que lo alejó dos meses de las canchas. A sus 22 años, su talento se resume en un movimiento de cadera o una gambeta imposible de anticipar. Es capaz de romper cualquier defensa desde la banda o el centro del campo, y ya fue clave en títulos con su club y en la selección germana.
El talento sudamericano también dice presente. Desde Brasil, Estêvão, apodado “Messinho”, llega con 18 años y la habilidad en la zurda típica de su linaje. Juega por la banda derecha, pero su juego no se limita a los desbordes: también tiene visión y creación. Su rendimiento en Palmeiras lo catapultó directamente a Europa: tras el torneo, se sumará al Chelsea, que desembolsó U$S 51 millones por él. En tanto, Argentina pone sus fichas en Franco Mastantuono, la última joya de River Plate. Zurdo, cerebral, con apenas 17 años ya debutó con la selección mayor y será, salvo sorpresa, el traspaso más caro en la historia del fútbol argentino: el Real Madrid pagará 45 millones de euros por él. Su crecimiento meteórico y su temple ante la presión lo convierten en uno de los nombres a seguir con lupa.
Portugal no se queda atrás. Rodrigo Mora, de 18 años, es el nuevo ídolo del Porto y una de las grandes apariciones del fútbol luso. Su 1,68 m de estatura esconde un motor imparable, capaz de ejecutar jugadas explosivas y anotarse entre los goleadores de la temporada. Lo apodan “el heredero de Cristiano Ronaldo” y su estilo mezcla velocidad, atrevimiento y una técnica que empieza a volverse viral.
Y en Francia, una estrella se consolidó a la velocidad de la luz: Désiré Doué, extremo derecho del Paris Saint-Germain, fue elegido mejor jugador joven de la Champions y se convirtió en figura del club en menos de un año. Con 19 años, ya supera en ventas de camisetas a futbolistas consagrados como Ousmane Dembélé, y sus números (15 goles y 14 asistencias) lo perfilan como uno de los candidatos firmes al Golden Boy.
Más allá de estos nombres, el certamen contará con otros talentos que también buscan un lugar en los titulares del futuro: jóvenes del Manchester City, Borussia Dortmund, Boca Juniors, Monterrey y Flamengo, entre otros, se sumarán al espectáculo. En todos los casos, la consigna es clara: demostrar en la cancha que el futuro ya llegó. En un torneo donde los clubes más poderosos del mundo se enfrentan en tierra estadounidense, la nueva generación está lista para robarse las miradas. Porque el Mundial de Clubes, esta vez, será también un Mundial de promesas.