En los últimos años, el SIBO se puso en el tablero de juego de las enfermedades digestivas. Cientos de personas empezaron a conocer sus diagnósticos y otras tantas a hacerse chequeos para corroborar sus sintomatologías. En paralelo, hay un trastorno intestinal que presenta un cuadro similar pero con una clara diferencia.

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El SIBO es el sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado y se caracteriza por la presencia de náuseas, diarrea, pérdida del apetito, hinchazón abdominal, pérdida de peso y hasta malnutrición. Aunque en los casos más graves los pacientes llegan a una cirugía para eliminar la sintomatología, la mayoría de las veces solo se indican antibióticos y dieta especial.

La enfermedad gástrica que se confunde con SIBO

El sobrecrecimiento metanogénico intestinal –intestinal methanogen overgrowht– es la condición que los pacientes con dolencias intestinales pueden confundir con el SIBO. También conocido como IMO es originado por la reproducción de arqueas, microorganismos que producen metano en el interior del cuerpo.

El IMO es responsable de síntomas como hinchazón, dolor abdominal, cólicos y reducción en la motilidad intestinal. Se encontró relación entre el metano, el estreñimiento y el síndrome de colon irritable. Al igual que el SIBO, el IMO se puede tratar con una dieta estricta y antibióticos.

En este sentido, el síntoma que diferencia al SIBO del IMO es claro: mientras el primero se orienta a generar diarrea, el segundo produce períodos de estreñimiento marcados. Es por eso que, para revertir estos trastornos, es importante llevar un control de los alimentos que se consumen.

La dieta para combatir el IMO

Para aliviar, revertir y hasta eliminar los molestos síntomas gástricos del IMO, suele recomendarse una dieta baja en Fodmap. Esto implica consumir menos carbohidratos fermentables. Los alimentos que se deben evitar por completo, en lo posible, son el ajo y la cebolla en todas sus formas: deshidratados, picados, en polvo, en escabeche, etcétera.

El espárrago, brócoli, col, repollo, porotos, puerro, hongos y calabaza son algunas de las verduras que incrementan el IMO. Igual las manzanas –en todas sus presentaciones–, los maníes, bananas, moras, cerezas, uvas, ciruela, mango, melón, frutos secos y frutos enlatados.

Las carnes empanadas también deben evitarse en todas sus variantes: de res, de aves o de mariscos. Los embutidos y alimentos procesados también son altos en Fodmap. Se incluyen lácteos como leche, flan, leche de soja, yogur y helado y granos como cebada, centeno y trigo. Bebidas alcohólicas como cerveza, oporto, vino rosado, jerez y otros derivados del maíz también deberías eliminar de tu dieta.