Un brutal femicidio seguido de una toma de rehenes y posterior suicidio tuvo lugar en Moreno, provincia de Buenos Aires. Gabriel Fernando Danielo, oficial inspector de la Policía de la Ciudad, mató a la actual pareja de su ex, mantuvo a su ex pareja como rehén durante horas y, finalmente, se suicidó en el baño de un gimnasio tras liberar a la mujer.
El crimen ocurrió en el gimnasio "Imperio", ubicado en la calle Roque Sáenz Peña, propiedad de su ex pareja. Danielo, de 39 años y vecino de la zona, irrumpió en el lugar el martes a las 16.30, armado y en estado de furia, tras haber sido notificado pocas horas antes de una medida de restricción perimetral solicitada por la víctima. La denuncia había sido presentada ese mismo día, al mediodía.
Aproximadamente a las 2.30 del miércoles, luego de 10 horas de tensión, el efectivo se encerró en el baño del piso superior del gimnasio y se disparó en la cabeza con su pistola reglamentaria Bersa Thunder 9mm. El proyectil atravesó ambos lados de la sien. Fue trasladado con vida al Hospital Municipal de Moreno, pero falleció poco después.
El contexto y la mecánica del hecho
Danielo había llegado al gimnasio con la intención clara de enfrentar a su ex pareja, con quien tuvo dos hijas. La mujer estaba acompañada por su actual pareja, Marcela Fabiana Heredia. El agresor asesinó a Heredia casi de inmediato, y luego tomó como rehén a su ex. El episodio se desarrolló en un clima de extrema tensión, con personal del Grupo Halcón, el GAD y psicólogos policiales intentando persuadirlo.
Durante el encierro, arrojó dos cartas por una ventana. En ellas, según dijeron fuentes de la investigación a Infobae, relataba su relación con su ex pareja y culpaba a Heredia de su ruptura. Luego, pidió un teléfono con un único propósito: hablar con su ex para culparla directamente por la decisión que estaba por tomar.
“Tenía la decisión tomada”, señaló una fuente policial cercana al caso. Otra agregó: “No pedía nada, no tenía exigencias. Solo quería hablar con ella”. Finalmente, tras liberar a la rehén, se quitó la vida.
Impunidad y efectos colaterales
El asesinato de Marcela Heredia quedará impune: al haberse suicidado, la causa contra Danielo se extingue. Su cuerpo fue trasladado a la Morgue Judicial de Moreno para su autopsia. En el lugar del crimen, Policía Científica halló seis vainas servidas.
La fiscal de la UFI N.º 2 de Moreno, Betina Guillerón, quedó a cargo de la investigación por homicidio agravado, amenazas y resistencia a la autoridad. Entre otras medidas, se analizará el perfil psicológico del agresor, quien estaba en actividad al momento del crimen. Según fuentes oficiales, no existían denuncias previas en su contra, más allá de los apercibimientos administrativos comunes dentro de la fuerza.
Danielo fue parte del traspaso de la Policía Federal a la Policía de la Ciudad en 2017, y había iniciado una demanda judicial contra la PFA por temas salariales. En paralelo, acumulaba deudas por más de 11 millones de pesos con entidades bancarias y de microcrédito. También había cobrado planes sociales en el pasado.
Violencia institucional y armas reglamentarias
Este nuevo caso de violencia de género con un arma reglamentaria pone nuevamente el foco sobre un patrón preocupante: el uso de pistolas oficiales por parte de integrantes de fuerzas de seguridad para perpetrar femicidios.
Según datos del Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo bonaerense, basados en estadísticas de la Auditoría de Asuntos Internos, entre 2015 y 2016 hubo 2.252 efectivos de la Policía Bonaerense acusados por hechos de violencia familiar o de género. En el 13% de esos casos, se utilizó el arma reglamentaria.
Durante la gestión de Cristian Ritondo como ministro de Seguridad bonaerense, más de 700 policías fueron apartados preventivamente por situaciones similares. La reincidencia de estos hechos evidencia una deuda estructural en los controles institucionales, en la salud mental dentro de las fuerzas y en la prevención de la violencia machista.
Un femicidio el mismo día que Ni Una Menos cumplió 10 años
Este episodio ocurrió, paradójicamente, exactamente 10 años después de la primera marcha del movimiento Ni Una Menos, que el 3 de junio de 2015 marcó un hito histórico en la lucha contra la violencia de género en la Argentina. A una década de aquel grito colectivo que exigía el fin de los femicidios, el crimen de Marcela Heredia vuelve a poner en evidencia que la respuesta del Estado y sus instituciones aún es insuficiente.