Ser inteligente es algo bueno, o al menos de eso intenta convencernos la creencia popular. En términos de coeficiente intelectual, las personas de estas características resaltan por sus habilidades cognitivas, pero eso no significa que sea un factor determinante hacia el éxito. Ser inteligente no se condice con las buenas decisiones, de hecho, según la ciencia, parece que es todo lo contrario.
Ni leer ni estudiar demasiado: el hábito más común entre las personas más inteligentesLas personas inteligentes a menudo toman malas decisiones y esto se debe a su gran capacidad de reflexionar la naturaleza que los rodea, pero que en muchas ocasiones les hace olvidar poner en tela de juicio sus propias conclusiones. A veces, ser inteligente e informado es el problema.
La investigación científica respalda esto. Keith Stanovich, profesor de desarrollo humano en la Universidad de Toronto, estudió la psicología del razonamiento durante más de una década. Sus hallazgos sugieren que las pruebas de CI son excelentes para medir capacidades mentales como la lógica, el razonamiento abstracto y la memoria. Sin embargo, estas pruebas no son tan fiables a la hora de tomar decisiones inteligentes en situaciones de la vida real.
Para algunos estudiosos, ser inteligente es el problema
Para estudiosos destacados de la historia como fue el ganador del Premio Nobel en física, Richard Feynman, la inteligencia era en sí un problema para tomar los caminos correctos. En la mente de este científico, las personas más inteligentes tendían a confiar demasiado en sus capacidades hasta el punto de cometer errores de juicio. algunos argumentan que el mayor descubrimiento científico de Feynman no residió en la física, sino en la ignorancia y el ego humanos, indicó Good Magazine.
Feynman argumentaba y advertía que las personas de alta inteligencia tienden a cometer más errores porque confían en su intelecto y juicio para obtener respuestas, en lugar de plantearse preguntas adicionales y más profundas para obtener conocimiento que podría haber pasado por alto o desperdiciado. Confían en su inteligencia hasta el punto de pasar por alto la posibilidad de estar equivocados, desorientados o simplemente equivocados.
Los engaños son más frecuentes entre los más inteligentes
Los engaños son más frecuentes entre los más inteligentes. Estos pueden razonar con tanta eficacia que son capaces de llegar incluso a la conclusión que desean. Muchas veces tienden a juzgar a los demás basándose únicamente en sus acciones, pero cuando se juzgan a sí mismos, tienden a un diálogo interno que justifica los errores y las malas decisiones. Esto les hace especialmente propensos a rechazar la evidencia científica. Claro que, si las personas inteligentes toman malas decisiones sobre ciencia, corren el riesgo de tomar malas decisiones en la vida real.
Cuando tienes la suerte de tener inteligencia, también tienes la maldición de poder usarla para inventar historias intrincadas —y a menudo falsas— acerca de por qué sucedieron las cosas, especialmente historias que justifican por qué cometiste un error, señaló NBC News.