En un nuevo encuentro de "Charlas de Café", la polifacética deportista Isabel Fontanarrosa repasó su rica trayectoria, marcada por el vóley, el atletismo, el sóftbol y un amor incondicional hacia el rugby. Nacida en Tucumán, pero criada en la tranquilidad de Santa María, “Isa” se define sin vueltas: “Ante todo, me siento una deportista apasionada”. Esa es la etiqueta que sintetiza su recorrido por múltiples disciplinas, incluido su presente como preparadora física. Entre risas, dice: “Sí, soy ‘ex’ en muchas cosas y trato de seguir con la pasión por el deporte entrenando a la gente”.

Sus primeros pasos los dio en el Club de Amigos de Santa María, donde el vóley la atrapó en la adolescencia y la llevó a destacarse. En tierras catamarqueñas, fue el profesor Orlando Medina quien le dio su lugar. Pero la necesidad de más competencia la impulsó a buscar nuevos horizontes. Fue una prima quien le habló del Complejo Ledesma, en “El Jardín de la República”.

Así llegó a Fundarte Vóley, un club con una historia atravesada por el esfuerzo y la búsqueda de un espacio propio para crecer. “Éramos un grupo muy apasionado, muy aguerrido”, recuerda sobre aquellos inicios.

Cargaban parantes de hierro, limpiaban canchas y se entrenaban en sectores verdes del parque 9 de Julio cuando ya no tenían lugar en el complejo ubicado en avenida Sarmiento y 25 de Mayo. “Hacíamos de todo”, rememora con una sonrisa llena de orgullo. “En 2006 ya me quedé en Tucumán para estudiar pero desde 2004 viajaba los fines de semana para los entrenamientos y partidos”, agregó.

Paralelamente al vóley, el atletismo también marcó su camino,  y el sóftbol fue una práctica más vinculada a su formación como profesora de Educación Física. Pero fue el rugby el que finalmente la consagró a nivel profesional.

Su primera convocatoria a la selección nacional fue un punto de inflexión: el momento en el que sintió que no se había equivocado al elegir el deporte de la ovalada. “Hacía apenas cinco años que estaba en Cardenales”, recuerda sobre aquel llamado que la tomó por sorpresa.

Su disciplina, sumada a su velocidad (una virtud más útil en el rugby que en el vóley) la potenciaron; especialmente en el seven, la modalidad reducida del rugby, que es la única que por ahora se juega de manera competitiva en el país.

Los títulos con Cardenales figuran entre sus logros más significativos, tanto por el rendimiento como por la alegría compartida con sus compañeras. Cada vez que agarraba la pelota y corría, difícilmente pasaba inadvertida.

Aunque admite que no es sencillo alejarse de la competencia, hoy Isabel vuelca su experiencia en Tucumán Rugby. Primero como preparadora física del equipo femenino de hockey, y ahora en otras tareas dentro del club. “A todo deportista le cuesta dejar porque es un cambio de vida e identidad muy grande”, reflexiona.

Su espíritu inquieto la llevó también al rugby de playa, una disciplina en la que junto a otras tucumanas logró el título sudamericano representando a Argentina. Esa modalidad junto al seven han sido las plataformas en las que el rugby femenino argentino logró desarrollarse ante la ausencia de un torneo competitivo de rugby XV.

Consultada sobre la evolución del rugby femenino, Isabel celebra el cambio cultural en torno al deporte: “Por suerte cada vez se habla menos de si el rugby es para varones o para mujeres. Mucho tienen que ver Las Yaguaretés”, afirma, en referencia al equipo nacional femenino.

Si bien ella no llegó a integrar el plantel bajo esa denominación (adoptada en 2021 para darle identidad propia a la Selección), su recorrido la convierte, sin dudas, en una pionera. Visibilizar su carrera permite a muchas niñas soñar con un futuro en el rugby, algo impensado allá por 2004, cuando apenas se formaba un grupo nacional con cierta estructura.

También fue la primera argentina en jugar profesionalmente en Europa. Fue ella quien abrió ese camino que hoy transitan muchas otras jugadoras. “Se me cruzó por la cabeza la idea y quería ver si podía. Ahora una nena sabe que se puede. Hay muchas jugadoras en Europa. Haber abierto esa puerta me llena de orgullo”, afirma con emoción.

Si bien anhela la creación de un Super Rugby Américas femenino, reconoce que falta bastante para tener una versión femenina de Tarucas, la franquicia del NOA que hoy juega a estadio lleno. La popularidad del rugby es un hecho, pero aún queda pendiente el desarrollo del rugby XV femenino en los clubes. “Talento hay”, asegura. “Creo que es simplemente cuestión de decidirse, de empezar a hacerlo. Estamos muy lejos todavía. Me encantaría que pase y sé que va a pasar, pero no sé dentro de cuánto”.

Su paso por el rugby europeo le dejó aprendizajes tácticos valiosos, aunque físicamente se sintió preparada gracias a la exigencia del rugby argentino. “Sentí que estaba acostumbrada a entrenarme más de lo que me pedían los clubes europeos. Eso impactaba muy bien en los cuerpos técnicos. En Argentina, todas las jugadoras de club tienen esa entrega, esa conciencia y ese compromiso”, resalta la ex wing, que jugó en equipos de Francia y de España.

De vuelta en Tucumán, Isabel observa con entusiasmo el crecimiento del rugby infantil, aunque sueña con una mayor participación femenina en grupos específicos. Hay señales positivas. “La jornada nocturna para niñas que organiza Cardenales es un paso importante”, destaca, al referirse a la actividad programada para el miércoles 21. Si bien el rugby femenino todavía está lejos del arraigo que tiene el hockey en la provincia, confía en que el camino se construye con pequeñas acciones y con la pasión de quienes aman el deporte.

COMPLETA. En atletismo, compitió en distancias cortas; la preparación de equipos es su presente; el sóftbol su pasado, al igual que el vóley.
CAMPEONA. En los juegos de playa de 2014 Argentina ganó la medalla de oro. En Venezuela, Fontanarrosa se subió a lo más alto del podio.

No todo fue felicidad en la carrera de Fontanarrosa

Al recordar los momentos difíciles, la no clasificación a los Juegos Olímpicos de Río 2016 emerge como una de las tristezas más profundas. Sin embargo, tiene fe en que las nuevas generaciones lograrán revancha. “Era un momento clave en la historia del rugby y de la coyuntura. Estábamos en Río y Brasil ya estaba clasificado. Teníamos un equipo con resultados como para haber estado. Hoy, la Selección dirigida por Nahuel García está sumando experiencia y creciendo mucho”, valoró.

EN HONG KONG.

Más allá del deporte, Isabel disfruta de la lectura, las caminatas por la montaña, los viajes, la cocina… y el café. Pero no cualquier café: “Le pongo un poquito de ritual. Me lo preparo en cafetera italiana y lo prefiero amargo”, cuenta.

Antes de despedirse, deja un mensaje para las familias: “El deporte tiene que estar en la vida de los chicos, cualquiera sea. El rugby puede ser uno: forja el carácter, te enseña a levantarte, a caerte, a golpear… pero también a cuidar al otro”, expresa, invitando a descubrir en el deporte ovalado un espacio de crecimiento, tanto individual como colectivo.