Esta semana será clave para la toma de decisiones de cara a las elecciones de octubre.

En el caso del Partido Justicialista, el viernes se reunirá el Consejo Provincial con el cometido de avalar lo resuelto por el Congreso local, que en Monte Bello había instado a la unidad del partido y avalado la postura dialoguista del gobernador, Osvaldo Jaldo, con el Gobierno de Javier Milei. También se debe resolver la convocatoria a internas partidarias para elegir candidatos y definir la política de alianzas.

Aparenta ser un trámite menor, pero la antesala de ese encuentro está signada por lo que muestra y hace el grupo de peronistas alejados de la postura del gobernador. Primero se dijo que iba a ser el jueves y luego que se producirá más adelante. Lo cierto es que la presidenta del justicialismo a nivel nacional, Cristina Fernández de Kirchner, promete que recibirá y "abrazará" más temprano que tarde a Javier Noguera, a Pablo Yedlin, a Juan Manzur, a Sandra Mendoza, a Christian Rodríguez y a Gabriel Yedlin. Son las cabezas visibles del peronismo “sin peluca” tucumano, que se muestran dispuestos a ofrecer una alternativa distinta a la de Osvaldo Jaldo, que lidera la provincia y un PJ amigable con el Presidente argentino.

El grupo llega a esa reunión con una mojada de oreja de Manzur a su ex compañero de fórmula: ayer visitó en su despacho a la intendenta de Tafí Viejo, Alejandra Rodríguez, elogió su gestión y señaló que enfrenta dificultades con la Provincia, pero que igualmente transita una gestión exitosa para sus vecinos. Rodríguez es la esposa de Noguera y mantiene con el Gobierno provincial una disputa por los recursos, además de la política. Fue Noguera y compañía quienes dibujaron una línea divisoria entre el peronismo “pro” y “anti” Milei.

Política fragmentada en Tucumán: ruinas, armados e internas

A esta sucesión de hechos se concatena otro más: Manzur es el presidente del PJ provincial, Fernández de Kirchner, del nacional; y lo que ambos charlen puede modificar lo que suceda en octubre. Por ejemplo, la ex jefa de Estado podría solicitar la intervención del partido en nuestra provincia, lo cual podría dejar sin el sello del PJ a los candidatos del gobernador para octubre. O en la conversación podrían establecer que los peronistas no alineados con Milei compitan por fuera de la estructura convencional (por ejemplo con Unión por la Patria o con el Frente Renovador). O que sellen un acuerdo entre ambos sectores del justicialismo tucumano, que incluya la garantía de una segunda banca para los “sin peluca”.

Jaldo desafió a los “disidentes” a ir a internas en el PJ

Hay algunos escenarios que podrían concretarse con mayores posibilidades que otros. Hasta aquí, la decisión de los peronistas “sin peluca” es dar batalla en octubre fuera de la estructura que hoy de hecho controla Jaldo. El grupo quiere dejar en claro que no concuerda con las políticas de Milei y que sus integrantes ofrecen al electorado la única opción antiliberal de Tucumán. Consideran que, aunque no logre consagrar un diputado en el Congreso, dejarían sentadas las bases para disputar el poder al jaldismo en 2027. Sin embargo, hasta aquí no descartan alcanzar algún tipo de acuerdo con la pata jaldista, que indefectiblemente debería incluir el segundo lugar de la lista para Noguera. El cometido de la unidad se encargó a algunos dirigentes con buena llegada en ambas veredas, pero parece difícil que ello suceda.

El ministro de Gobierno, Regino Amado, dijo ayer que le “alegraba enterarse de que Manzur” visitaba su provincia. Y que mientras el senador se reunía con la intendenta para hacer política, ellos (el gobierno de Jaldo) estaban trabajando desde temprano para todos los tucumanos. Amado intentó ser sutil, pero el desagrado por la figura del senador se le escapa a los gestos de su rostro. Los jaldistas más leales no le perdonan aquella interna de 2023. Poco probable que se junten todos ante esa herida que aún emana aroma a sangre.

Paga el costo y se lleva la ganancia

Que en el entorno del gobernador se analice la opción de que él mismo encabece la lista de candidatos a diputados nacionales es un síntoma de que aquella guerra podría desatar este año otra batalla: como adelantó Gaby Baigorrí en su columna dominical, Jaldo podría decidir ponerle el cuerpo a la contienda y jugar al todo o nada. Si gana, y lo hace con holgura, el gobernador le pisa la cabeza a los díscolos, desacomoda a la oposición y le reafirma el liderazgo a los propios que no quieren “ensuciar” su nombre por la causa. Sobre este último tópico, el gobernador les cobrará caro a Rossana Chahla y a Miguel Acevedo el no a su convite para que integren la lista. Ambos le rehuyen a las testimoniales. Jaldo está dispuesto a pagar el costo, pero no ha de compartir las ganancias.

Otra lectura sobre la chance de Jaldo candidato es que se encuentra en una posición de debilidad, con la duda sobre si podrá imponerse en las urnas con un PJ dividido y una oposición dispersa, pero peligrosa. De allí, sigue la especulación, que otra vez se inmole poniéndole el rostro a una testimonial. Será arriesgado para el mandatario, más en estos tiempos en los que goza de una imagen personal y de gestión poderosas y elevadas. Se expone a dilapidar parte de ese capital que viene acumulando a fuerza de gestión, ritmo de trabajo, mano dura y posicionamiento como un peronista “distinto”, que sedujo al electorado antiPJ. La apuesta es inmensa, pero también podría serlo la recompensa.

Para uno o para el otro

En la oposición no se modificaron las piezas, aunque también observan con detalle lo que va sucediendo -en su caso- con el partido del Gobierno nacional. Hay una movida para que los líderes del radicalismo orgánico y de LLA en Tucumán depongan armas y acerquen posiciones. Mariano Campero, de buen diálogo con Roberto Sánchez, pese a su alejamiento de la UCR, quiere explorar la chance de que todos juntos busquen destronar al PJ, pero no sólo este año, sino también dentro de dos, cuando se pelee por el sillón de Lucas Córdoba. Ni los seguidores de Lisandro Catalán ni los del ex piloto de rally cierran la puerta al diálogo. En ambos sectores entienden que aún hay tiempo para resolver alianzas y que por ahora todo es hablar, hablar, hablar y hablar. Y esperar.

Hay otra porción del radicalismo a la que le conviene que la oposición vaya dispersa. Es el mismo sector que algunos identifican con el jaldismo y que afirman que en realidad rosquean para favorecer al gobernador más que a la UCR.

En toda disputa hace falta un enemigo claro. ¿Quién es? ¿Milei? ¿Jaldo? ¿Sánchez? ¿Catalán? ¿Algún PJ? ¿Algún radicalismo? ¿LLA? Aquí las amistades se entrelazan, los contrincantes se confunden y los intereses personales prevalecen. Es Tucumán. No lo entenderías.