Renata Mansilla (32) viajaba en un auto de alquiler con sus dos hijas, una de nueve años y la otra de apenas 10 días. Matías Raso y Juan Franco Millán, dos jóvenes oriundos de Concepción, iban en una camioneta que chocó contra un colectivo. Nora Mabel Quiroga (46) intentaba cruzar la avenida cuando fue atropellada.

Seis vidas que se perdieron en el último mes y por la misma causa: accidentes de tránsito. La inseguridad vial en nuestra provincia tiene un altísimo costo: solo el año pasado hubo 335 víctimas fatales (sin tener en cuenta a aquellos que no mueren en el lugar del choque, sino horas o días después en una cama de una terapia) y miles de heridos. Los malos hábitos, la imprudencia, sumados a la falta de inversión y de controles, no solo generan un daño humano, sino que además afectan directamente la economía de nuestra provincia y también del sistema asegurador.

Tucumán la más pequeña del mapa, sobresale en el cuarto puesto del ranking de las jurisdicciones con más incidentes mortales. Y esto tiene un impacto directo en los costos del seguro en toda la región. Las pólizas se encarecen por el alto índice de siniestralidad que caracteriza a Tucumán, admite Agustín Serenelli, jefe de Agencia NOA para Federación Patronal Seguros.

Es una problemática que lleva mucho tiempo de discusión y, por el momento, pocas soluciones, resalta Eduardo Sánchez, que preside la Asociación Tucumana de Productores de Seguros. En el sector están más que preocupados. ¿Cuáles son los problemas principales de la seguridad vial de Tucumán?, les preguntamos. En esto coincidieron: exceso de velocidad en calles, avenidas y rutas, falta de educación vial (no respetamos las normas de tránsito), distracciones en la conducción (especialmente por el uso del celular), uso de alcohol y drogas, falta de uso de elementos de seguridad (principalmente el casco), falla en los controles, falta de mantenimiento de la red vial y envejecimiento del parque automotor.

En palabras de Serinelli, que vivamos en uno de los territorios más peligrosos para conducir y con más posibilidades de protagonizar un accidente tiene un alto impacto en nuestros bolsillos y en los que viven en las provincias vecinas.

En la actualidad, el seguro para vehículos está en una situación complicada en todo el país. Según explican Serenelli y Sánchez, la gran mayoría de las compañías tienen déficits a la hora de hacer números entre lo que recaudan de los asegurados y lo que deben abonar por accidentes. Lo que hacen para superar esto es administrar los fondos que recaudan, los colocan en financieras y así pueden obtener la rentabilidad que necesitan.

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“Si realmente las aseguradoras tuviésemos que cobrar lo necesario para afrontar la masa de siniestros habría que quintuplicar el valor del costo del seguro”, remarca Serinelli. “Por eso es tan necesario generar una conciencia vial para tratar de reducir la cantidad de accidentes; la mayoría evitables”, apunta.

La compañía que dirige recibió en el último año unas 8.000 denuncias. Sólo por daños materiales e indemnización por discapacidad relacionados accidentes de tránsito, tuvieron un gasto de más de $ 3.500 millones. Tomaron intervención en hechos que dejaron 1.039 lesionados graves y 2.651 heridos leves.

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Por la escalada de siniestralidad, se vieron obligados a prescindir de algunos de sus clientes de acuerdo al historial que presentaban, admite Serinelli. “A nosotros nos toca hablar de cifras, pero lo otro que vemos a diario, es muy fuerte: familias que quedan destruidas por una pérdida y gente incapacitada de por vida para trabajar”, describe.

Justos por pecadores

En los mapas de riesgo, Tucumán aparece a la misma altura de ciudades grandes como Córdoba y Santa Fe. “Hay una cuestión demográfica clara: un conglomerado con muchos vehículos expuestos a riesgo”, explica. Y luego remarca que la alta siniestralidad local tiene un impacto a nivel regional. “Muchas veces, como, dice el refrán, pagan justos por pecadores. Esto es, hay zonas con menor complejidad siniestral, en donde se pagan pólizas un poquito por encima de lo que deberían para subsidiar a aquellas zonas más complejas. Es lo que ocurre acá. En Salta, Santiago del Estero, Jujuy y Camatarca terminan pagando un poco más de lo que deberían para subsidiar a Tucumán”, detalla.

Graves consecuencias

La franja con mayor tasa de siniestralidad se ubica entre los 15 y los 35 años. En casi la mitad de los accidentes aparecen motociclistas. Y es precisamente en esos casos donde más consecuencias graves tienen las víctimas, señalan los expertos consultados. En los relatos que escuchan en las compañías de seguros, las historias se repiten: iban circulando sin luz, sin casco y muchos llevaban abordo más ocupantes de lo que está permitido. Otros conductores se distraen por segundos con un mensaje en el celular o una llamada, giran en U en lugares prohibidos o pasan el semáforo el rojo.

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“El tema de la velocidad es también preocupante. Muchos tucumanos cruzan el límite de la provincia y levantan el pie del acelerador”, remarca Serenelli, que es oriundo de Córdoba. Según su observación, en nuestra provincia hay malos hábitos a la hora de conducir. Pero no es lo único: se maneja con prepotencia, sin respeto por el otro, con la ley del más fuerte. “Tucumán debe ser una de las pocas ciudades que tiene semáforo en una rotonda”, analizó.

Según su punto de vista, hace falta más educación vial desde la infancia para mejorar el apego a las normas de tránsito. Y también una mayor capacitación de los agentes que realizan los controles en las calles y rutas.

“La gran mayoría de los siniestros, cuando uno los empieza a desmenuzar, tiene una explicación: una distracción, una falta de mantenimiento o una imprudencia. Y se podría haber evitado, por eso coincidimos en que son mal llamados accidentes”, concluye.