Ni el más pesimista de los economistas esperaba una tasa tan alta como la que marcó el Índice de Precios al Consumidor (IPC) durante marzo. La variación del 3,7%, medida por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), estuvo un punto porcentual por encima del promedio calculado por una treintena de consultoras y analistas que participan del Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM), que mensualmente elabora el Banco Central.

La inflación vuelve al centro de preocupaciones no sólo del Gobierno, por las consecuencias electorales de un mal humor social en caso de sostenerse en el tiempo, sino también para la misma población que se había acostumbrado al proceso de desaceleración inflacionaria, tal como lo preveía el presidente Javier Milei.

La inflación se aceleró en marzo: fue del 3,7% y acumuló 55,9% en los últimos 12 meses

Según el economista de la Fundación Colsecor, Gerardo Sánchez, el incremento en el precio de los alimentos explica en gran medida la suba sostenida de los precios generales de la economía. Más allá de los reajustes estacionales relacionados con el comienzo del ciclo lectivo y del cambio de temporada en la indumentaria.  “Vuelve a marcas de hace siete meses atrás. Uno de los factores está relacionado con la carne vacuna que aumentó más de 9,5% y acumula un 27.7% de aumento en el primer trimestre de este año. También hubo subas en la papa y del pollo que subió un 6%, acompañando la proyección sobre la carne vacuna”, dice el analista.

Volatilidad cambiaria 

Pero lo que modificó la percepción inflacionaria fue la volatilidad cambiaria. Los analistas consideran que los precios se movieron al ritmo de los reajustes en el tipo de cambio, con un dólar que no se quedó quieto en sus diferentes cotizaciones, además de los rumores acerca de una probable devaluación, mayor a la que se aplica a través del “crawling peg”, que mueve el valor al 1% mensual. Ese esquema ha quedado herido de muerte, luego de que trascendiera que el FMI solicitaría una flotación por bandas, en la que el Banco Central intervendría en caso de ser necesario.

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Abril puede acompañar esta tendencia inflacionaria y eso sería un problema adicional para la Casa Rosada. La desaceleración inflacionaria puede darse en los meses previos al cierre del primer semestre. Pero eso quedará atado a la aplicación de las medidas que el Gobierno nacional tome en base a las recomendaciones del FMI.

Hay ancla fiscal, con el ajuste ya realizado; también hay ancla monetaria, con la drástica reducción del ritmo de emisión de moneda, pero no hay aun ancla cambiaria que, en definitiva, puede servir para mejorar las expectativas y espantar al fantasma de la inflación.