Mientras el Gobierno de Javier Milei negocia con el Fondo Monetario Internacional (FMI) un nuevo préstamo de U$S 20.000 millones, una editorial publicada por el semanario británico The Economist analizó el caso de la Argentina y realizó duras advertencias al respecto, en un artículo que se pregunta: “Por qué el FMI debería rescatar a un moroso reincidente”.
En la publicación se recuerda que en 2018 el organismo desembolsó “un préstamo de rescate monumental de 57.000 millones de dólares” a la gestión de Mauricio Macri, con el mismo Luis Caputo como ministro de Economía y luego presidente del Banco Central (BCRA). Sin embargo, el programa fracasó porque el macrismo no logró controlar el gasto y permitió que ese “rescate monumental” se evaporara ante los ojos de los argentinos.
Con el endeudamiento sucesivo, el FMI terminó por convertirse en “el mayor acreedor individual del país”, según la columna del equipo editorial del semanario británico, pasando a asegurar que, aun con el mismo ministro de Economía cuyo gobierno dilapidó aquella fortuna inconmensurable, si el Fondo “busca terminar con los rescates recurrentes a la Argentina, este es el momento de actuar con generosidad”.
Sin embargo, The Economist pone sus reparos: advierte que “la devaluación (del peso) no ha sido suficiente” ni “la inflación ha disminuido lo necesario”, mientras las reservas internacionales son negativas (si se excluyen el oro y los acuerdos de intercambio con otros países), por lo cual “unos meses de elevadas facturas de importación o una pérdida de confianza de los inversores extranjeros” generarían una nueva crisis de balanza de pagos.
En concreto, el semanario destaca a Milei como “el mejor reformador económico que la Argentina ha tenido en décadas” y hace hincapié en su “temple” para llevar adelante “el dolor que implica (a la población) un ajuste económico”.
Asimismo, en el artículo le pide a Milei la libre flotación de la moneda con el riesgo que “desencadene una fuga de capitales, una crisis cambiaria y un aumento de la inflación” y a cambio de “una cantidad generosa de dinero” del Fondo. Además, sugiere que el organismo debe presionar al Gobierno para establecer “un valor más realista del peso”; es decir, una fuerte devaluación.