En los sectores exportadores persiste el temor por el impacto de los aranceles que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, puso en vigencia. En el caso de la Argentina llegan hasta el 10%. Esas tarifas de importación representan una ruptura importante de la trama del comercio internacional, indican en las distintas cámaras que venden a distintos países. Sin embargo, un reporte que circula en esos ámbitos industriales indica que, a primera vista no pareciera haber ganadores: ni los países afectados, que observarán que bajan sus exportaciones a EEUU, ni los consumidores norteamericanos, que pagarán precios más altos ni, sobre todo, las empresas norteamericanas con cadenas de producción globales, que enfrentarán un aumento de sus costos.

En el caso propiamente argentino, el impacto puede ser por partida doble, advierten. Por un lado, se resentirán las exportaciones, a pesar de que EEUU no es el principal mercado de algunos bienes, como el acero, el petróleo o el limón (una cuestión que inquieta a Tucumán). Por el otro, expone a la industria nacional al riesgo de que aquellos países a los que no le resultará competitivo comercializar en territorio estadounidense decidan volcarse a la Argentina, mediante un esquema de importación flexible. El mal menor es el que expresó el propio presidente Javier Milei: el arancel del 10% a los productos nacionales es inferior al de otros países que compiten con la Argentina.

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La guerra comercial está en marcha, sobre todo desde que China anunció que impondrá aranceles adicionales del 34% a todos los productos importados de Estados Unidos a partir del 10 de abril, según la Comisión de Aranceles Aduaneros del Consejo de Estado. Además, presentó una demanda ante la Organización Mundial del Comercio (OMC). China también prohibió la exportación de artículos de doble uso a 16 entidades estadounidenses y lanzó una investigación antidumping sobre importaciones de tubos de tomografía computarizada médica de EEUU e India.

Todo esto ha impacto negativamente en los mercados, que ayer vivió un “viernes negro”. El denominado “índice del miedo”, un indicador clave para medir el estado de salud de los mercados, se dispara casi 50 puntos, el nivel más alto desde octubre de 2020 en tiempos de la pandemia de Covid. Este reajuste anticipa más turbulencia en los mercados financieros, pero también suele marcar puntos de inflexión si los bancos centrales o los gobiernos intervienen con medidas de apoyo. Sin señales de intervención inmediata, el riesgo de una caída prolongada en las acciones y una mayor aversión al riesgo sigue latente. De hecho, Tokio cerró perdiendo 2,75% y los gigantes del automóvil fueron los más castigados, como Toyota, que perdió más del 4%, Nissan y Honda, que se hundieron más de un 5%.

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Los activos argentinos se ubicaron entre los que más sufrieron con bajas de hasta el 12% en Wall Street, en la que, además, el Standard & Poors 500, el Nasdaq y el Dow Jones Industrial registraron pérdidas cercanas al 6%.

Por su parte, el Riesgo País de la Argentina, medido por la banca internacional JP Morgan, se disparó a los 925 puntos básicos, su nivel más alto desde noviembre de 2024. Los bonos de deuda argentinos operaron a la baja en todos los tramos de la curva: el Global 2029 cayó 1,7% y el Global 2030 perdió 1,8%. En el tramo medio, los bonos a 2035 retrocedieron 2,7% y el título a 2038 mostró una merma de 2,4%. Por su parte, los más largos tuvieron caídas de 2,7% en el título a 2041 y de 2,9% en el bono a 2046.

El pesimismo también se percibió en las acciones. El S&P Merval colapsó 8,5% en dólares, hasta los U$S 1.576. Las acciones de Banco Supervielle, TGS e YPF fueron las más perjudicadas. Los ADR de Grupo Supervielle bajan 12,3%, seguida por BBVA Argentina, YPF y Edenor, que cayeron 11,5%, 10,6% y 10,4%, respectivamente.

Luego de que el presidente de EEUU aplicara un arancel global de 10% sobre las importaciones recibidas, con aranceles adicionales para cerca de 60 países, la reacción del mercado fue altamente negativa. En tanto, el petróleo cae casi 7% mientras que la tasa a 10 años perforó 4% y opera en 3,87%.

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El mercado teme que el nuevo contexto provoque un duro revés para la economía mundial. Mientras tanto, los operadores aumentaron aún más sus expectativas de que la Reserva Federal recorte los tipos de interés este año. El presidente de la FED, Jerome Powell, manifestó ayer que los aranceles aprobados por Trump, son “mayores de lo esperado” y es probable que también lo sean sus consecuencias económicas, como el aumento de la inflación y la desaceleración del crecimiento. “Nos enfrentamos a un panorama muy incierto, con elevados riesgos tanto de aumento del desempleo como de la inflación”, lo que socavaría los dos mandatos de la Fed del 2% de inflación y el máximo empleo, expresó Powell.

Menos reservas: comportamiento del mercado cambiario

El Banco Central debió volver ayer a vender divisas y en tres semanas ya tuvo que desprenderse de casi U$S 3.000 millones. En las últimas 14 ruedas, en solo una pudo comprar. Ayer vendió U$S 31 millones al intervenir en el mercado cambiario. En medio de la incertidumbre sobre el futuro del esquema cambiario a nivel local, y tras el shock externo generado el miércoles por los nuevos aranceles de Donald Trump, las reservas brutas internacionales sufrieron su tercera caída semanal al hilo y en ese lapso se hundieron U$S 2.969 millones. La merma de ayer fue de U$S 193 millones, explicada en su mayor parte por el derrumbe en las cotizaciones de otros activos por el contexto global. Así, terminaron en U$S 25.119 millones.

El dólar minorista cotizó a $ 1.104,86 para la venta. A su vez, el “blue” se ofreció a $ 1.310 para la venta, por lo cual la brecha se ubicó en el 21,8%. En tanto, el  MEP operó a $ 1.334,09, y el Contado con Liquidación (CCL) se ofreció a $ 1.326,03.

El valor de la soja: alta volatilidad en el mercado

El precio de la soja mostró una marcada volatilidad en el mercado internacional durante la última semana, con un comportamiento oscilante que impactó directamente en las cotizaciones. El valor del poroto subió U$S 10 por tonelada en pocos días y luego se desplomó casi U$S 20 en solo dos jornadas, pasando de U$S 378 a U$S 361 por tonelada en el mercado de referencia de Chicago. El repunte inicial fue impulsado por expectativas de una mayor demanda para biocombustibles, tras reuniones entre empresas del sector energético y el gobierno estadounidense sobre un posible aumento del corte obligatorio. Según la Bolsa de Comercio de Rosario, esta posibilidad fortaleció el precio del aceite de soja, lo que a su vez arrastró al alza al poroto. Sin embargo, todo cambió desde que Donald Trump anunció los aranceles. En el plano local, los precios disponibles se ajustaron a la baja, ubicándose en torno a los U$S 292 por tonelada, afectados tanto por la caída internacional como por el avance de la cosecha.