Abel Lobo tiene 27 años y es uno de los integrantes de la banda de “Los Gardelitos”, acusada de haber cometido violentos asaltos en la provincia. Después de haber permanecido prófugo cuatro meses, fue detenido en un departamento de Córdoba. A los días de haber protagonizado un polémico traslado al penal de Villa Urquiza, dio que hablar. Publicó un mensaje en su Instagram dejando en claro que podría haber recibido algún tipo de beneficio para que su estadía fuera más placentera.

El fiscal Diego López Ávila había solicitado su detención luego de haber sumado evidencias en su contra. Hijo de Walter David “Petiso” Lobo, que estaría siendo investigado por narcotráfico y que se hizo famoso por exhibirse en las redes sociales.

La Policía realizó varios allanamientos para encontrarlo, pero siempre daban resultados negativos. La posibilidad de que hubiese recibido información precisa cobró fuerza con el correr de los procedimientos. Finalmente fue detenido por el Departamento de Inteligencia del Equipo Científico de Investigación Fiscal de manera insólita. .

Fue trasladado a la provincia. A los oídos de la cúpula policial llegó la versión de que sus allegados estarían ofreciendo sumas de dinero para que fuera ubicado en un calabozo VIP. “Ante la sospecha de que esta versión fuese cierta, decidimos actuar de manera inmediata. Por eso aceleramos todos los trámites para que sea trasladado a Villa Urquiza”, explicó un jefe de la fuerza.

Pero esa tampoco fue la solución. En su cuenta de Instagram, utilizando el seudónimo de abeel.gardel, publicó un mensaje acompañado por una fotografía en la que se lo observa al frente de un espejo de una celda bien acondicionada. El detalle: está decorada con una foto del protagonista de la película “Guasón” y otra de Marilyn Monroe. “Aquí en la jungla aguantando la presión… Preso, pero no muerto. Pronta libertad para mí y para todos los presos”, posteó Lobo. “Un saludo para los que decían que tenía miedo al canaso (sic) jajaja… Saludos desde Villa Urquiza, mamis”, agregó.

Antecedentes

El primer hecho por el que comenzó a ser investigada la banda se registró en noviembre de 2022. Los sospechosos sorprendieron a una mujer cuando ingresaba a su casa de Anzorena al 1.300, en Yerba Buena. A los empujones la hicieron ingresar al interior de la vivienda, donde sorprendieron al marido. Después de amenazar con armas de fuego y golpearlos, se apoderaron de $500.000, U$S2.500, una cadena y un anillo de oro, un televisor y celulares.

“Los Gardelitos” fueron mencionados en otros casos, pero no se logró sumar pruebas en su contra. Sí fueron acusados de haber protagonizado un raid delictivo que casi no tiene precedentes en la provincia. En menos de una hora, el 27 de agosto de 2023 habrían cometido cuatro robos y herido a cuatro víctimas.

A las 6.15 de ese día abordaron a una mujer que se preparaba para ingresar a su casa de Belisario Roldán al 600. Uno de ellos le puso una pistola en la cabeza y le exigió que le entregara la llave del vehículo VW T-Cross. Ingresaron al interior del domicilio y se toparon con el hijo de la víctima al que le gatillaron varias veces sin que salieran los proyectiles. Luego de golpearlos a ambos, se apoderaron de dinero y joyas y se escaparon.

A las 6.30, los sospechosos, a bordo del auto de la víctima, pararon en el pasaje Baltasar Aguirre al 400, donde estaba un grupo de personas esperando tomar el colectivo. Los amenazaron con armas para exigirles que les entregaran sus billeteras y celulares. Una mujer recibió un disparo en una de sus piernas por haberse resistido.

LA PRUEBA. La foto que subió Abel Lobo en la que se muestra parte del lugar donde está alojado.

“Los Gardelitos”, según la acusación del fiscal López Ávila, escaparon para continuar con su raid delictivo. A las 7, sorprendieron a un Uber en Próspero Mena, entre San Lorenzo y Las Piedras. Cruzaron el vehículo y apuntándoles con armas, les quitaron los celulares al chofer y a la pasajera. Antes de marcharse, embistieron al conductor y, cuando estaba tendido en el piso por el golpe, le pesaron por encima con el auto.

El último hecho se registró a las 7.10 en avenida Américo Vespucio y Ernesto Padilla. En esa esquina comenzaron a perseguir a un motociclista y, a los pocos metros, provocaron su caída. La víctima quedó lesionada en el suelo y los delincuentes aprovecharon la situación para apoderarse de la moto.

La Policía montó un operativo cerrojo. Fueron ubicados en avenida Colón y La Plata y después de una breve persecución, lograron reducir a dos de ellos en Florida y Güemes. Fueron procesados con prisión preventiva Juan José Tagle y Facundo Andrés Farías. Después de cuatro meses, fue detenido Lobo y aún se encuentra prófugo Diego Jeremías Barón Aguirre.

López Ávila profundizó la pesquisa mientras buscaba a los sospechosos. “En el teléfono de uno de los imputados, desde el 26 de agosto señalaban que saldrían a laburar y de escruches. Hablando de armas de fuego. En uno de los mensajes se lee: ¡Qué onda con ese auto que salió en la esquina! Es decir, observaban el movimiento de potenciales víctimas”, recalcó el fiscal en la audiencia en la que logró que se le dictara la prisión preventiva por cuatro meses. No se descarta que con el correr de los días sean acusados de otros robos.

Otra mirada

“Esta historia ya la vimos en el barrio. Ahora cayeron ellos, antes fueron los Caro, que también hacían lo mismo. Se hacían los poderosos y terminaron en la cárcel”, explicó Esteban Duarte, jubilado que vive en el barrio Victoria.

“Son changos que crecieron viendo que sus parientes hacían lo mismo, pero querían ser diferentes. El problema es que muchos de ellos consumen porquerías desde chicos y se descontrolan. No tienen respeto por nada, ni siquiera por sus parientes”, añadió en una entrevista con LA GACETA.

En ese populoso barrio la detención de Abel no pasó desapercibida. “¿Cómo no va a terminar así? Como su padre se cree impune y se hacen los millonarios mostrando oro y autos de alta gama. Eso es lo que mamaron desde chicos y creen que se van a llevar el mundo por delante”, explicó María Laura Herrera. “Era sabido que caería en cana. Si andaba haciéndose el loco por aquí. Él y sus amiguitos. Espero que el tiempo que esté detenido le sirva para reflexionar un montón de cosas”, explicó Josefina Décima.

Mario Rivadeneira se acaba de jubilar. Toda su vida transcurrió en ese vecindario. En una entrevista con LA GACETA dijo que él conoce a todos sus habitantes. “Buenos y malos”, explicó riéndose. “De aquí salieron futbolistas, periodistas, médicos, abogados, albañiles, herreros y hasta curas. Pero también hubo ladrones y narcos. Todos convivían bien porque había una ley: no meterse con los vecinos, dejarlos tranquilos. Pero eso se rompió por dos razones”, reflexionó. “La ambición por querer todo ya y mostrarse en el ‘face’ y la droga que les hace perder la cabeza”, finalizó.