José María Figueroa creció en el barrio Terán de San Miguel de Tucumán, estudió en el colegio Lorenzo Massa y ya mayor, se formó como arquitecto en la Universidad Nacional de Tucumán. Sin embargo, en nuestra provincia su camino estuvo siempre ligado a la gastronomía y la cultura, de la mano de dos bares de los que fue propietario. Pero su vida cambió cuando su rumbo también lo hizo.

“Me faltó confianza para ejercer mi profesión”, reveló a LA GACETA el hombre que, a dos años de haberse instalado en Santiago del Estero, no tan solo vive de su profesión sino que las fotografías de uno de sus últimos proyectos recorrieron el mundo, nada más ni nada menos que por llegar a las manos del Papa Francisco.

El 10 de este mes el gobernador santiagueño, Gerardo Zamora, visitó en Roma al Sumo Pontífice, 24 horas antes de que Mama Antula fuese beatificada. Entre los regalos que el mandatario le acercó a Bergoglio se vieron dos cuadros con imágenes del diseño del parque que está en ejecución y que llevará el nombre de la primera santa argentina. 

Estos bocetos eran la obra de Figueroa, quien es parte del área técnica de la constructora y trabaja junto a un equipo que cuenta con profesionales que desarrollaron el diseño de la estructura, parte eléctrica, etcétera. En anteproyecto y concepto pertenecen a la municipalidad de Santiago del Estero.

El camino hasta el Papa

“¿Qué haces vos para que te ayudemos a conseguir trabajo?”, le preguntaron al arquitecto unos amigos santiagueños que conoció a través de la gastronomía, cuando se enteraron de que se mudaba junto a su esposa, Laura, y su hija, Candelaria, a la vecina provincia.

“Me recibí de arquitecto en 2005 y cuando se lo comenté decidieron ayudarme a entrar en una empresa privada que es hoy mi lugar de trabajo”, contó Figueroa. “Así desempolvé el título”, agregó entre risas y añadió que esta constructora licitó varias obras para el gobierno de Santiago del Estero. Entre las que ganó una licitación se encuentra este parque, que aún él no sabía, pero sería el más importante de sus proyectos hasta el momento.

REINVENTARSE. José María Figueroa dejó la gastronomía en Tucumán y volvió a los planos para crecer en la arquitectura.

“Acá se encuentra el Parque Aguirre, que va siguiendo la costanera del río. Es lineal pero nosotros lo separamos en terrenos y cada uno de ellos se construye con varias temáticas”, explicó el arquitecto.

“El sector que diseñé tiene siete hectáreas, es decir, tiene el tamaño de la mitad del Parque 9 de Julio”, comentó sobre el espacio que está pensado para el disfrute familiar, con juegos para niños llenos de color y accesibilidad, para que nadie quede afuera.

También habrá un área para ejercitarse que estará bien delimitada, con el objetivo de que runners y bikers puedan hacer uso de la zona.

El proyecto, además, se realiza al lado de otra parcela llamada Parque del Encuentro, donde “hay unas réplicas de templos de distintas religiones y busca una comunión entre todas ellas”, añadió.

“Cuando se conoció lo de la primera santa argentina, que es santiagueña, Mama Antula, fue el gobernador a Roma y nos pidieron una semana antes que imprimamos unas imágenes del parque para presentárselas al Papa”, indicó el tucumano, y confesó que lo que vino después lo sorprendió.

Como un premio

“Hicimos las imágenes, las imprimimos, las enmarcamos y después las vimos en las manos de Francisco y nos enteramos de que la plaza se llamaría Mama Antula”, relató y remarcó: “Nos hizo muy felices, a la gente de la empresa y a mí”. “El hecho de ver el alcance que tuvo mi diseño. Primero que lo aprueben, luego que lo elijan, después que se esté llevando a cabo, y ahora también con esta alegría que me hace sentir que quedó bendecida mi obra con la venia del Papa”, puntualizó muy emocionado.

“No existe ningún papel que diga ‘esto es un premio otorgado a José María Figueroa’, pero lo mismo se lo siente como tal”, definió el tucumano. Destacó que el plan se encuentra en ejecución desde hace unos meses y aún restan varios más para que quede listo, a raíz de la extensión del terreno.

Nostalgias

El arquitecto Figueroa confesó que extraña el verde de Tucumán, sus cerros, pasar algunos fines de semana en El Mollar... pero que en Santiago del Estero encontró la confianza que aquí le faltó para afianzarse en su profesión, por lo que ahora siente más energía que nunca para seguir soñando de la mano de la arquitectura.

“Aquí me dediqué a mi carrera y ya en dos años diseñé dos jardines de infantes, uno de ellos, modelo, que tiene que ver con la energía renovable y con el nuevo tipo de enseñanza que se quiere impartir, dos casas también, por lo que ya he comido dos asados en dos viviendas que ideé yo. Todo eso es como ganar un par de campeonatos”, refirió Figueroa.

Sobre el futuro, proyectó: “Resta avanzar y ver qué dice el mañana. Me falta también aprender mucho porque en esto, como en todas las profesiones y oficios, se aprende más con el paso del tiempo que por haber estudiado. Entonces al pasar tiempo en las obras y demás, uno empieza a tomar otro tipo de conciencia de las cosas que se hacen de las que se dejan de hacer, por lo que se va aprendiendo”.

Destacó que entre sus sueños como profesional tiene en mente a Tucumán. “Sería muy bueno que en poco tiempo me hable alguien de Tucumán para hacer algo, me interesaría mucho que suceda más pronto que después”, aseguró.

(Producción periodística: Ariane Armas)