La música latinoamericana tendrá su propia celebración esta noche cuando la Orquesta Juan XXIII y La Banda del Río Salí se unan a las 20 en la Facultad de Derecho de la UNT (25 de Mayo 471). En el aula magna será la “Fiesta de Negritos”.

“La Orquesta tocará su repertorio, luego lo hará La Banda con cuatro temas y nos juntaremos para hacer fiesta de Negritos y Cariñito”, adelantan los músicos de La Banda a LA GACETA. “Nosotros interpretaremos ‘Vuelvan las balas’, ‘Que se vengan’, ‘Cumbia rebelde’ y ‘Fondo’ -responden por el chat sin dar el nombres de quien contesta-. Música es música y hay muchas propuestas y gustos dando vueltas. lo bueno es poder discernir cual es la que me hace bien y simplemente escucharla”. La formación surgió en 2010 y en 2014 grabó el disco de estudio “Cumbia en la Yunga”. Se esperan carnavalitos, vidalas, chacareras, zambas, jazz, rock nacional y cumbias.

Gabriela Agüero, directora de la Orquesta, cuenta que “Fiesta de Negritos” se inspira en la obra del mismo nombre del compositor colombiano Lucho Bermúdez. Será, sin dudas, el encuentro de fin de año de ambas agrupaciones, pero no la primera vez en la institución universitaria. Ambas formaciones ya se encontraron en conciertos comunes.

“Buscamos un viaje musical sobre los ritmos y melodías latinoamericanas y del mundo, donde la cultura afro ha dejado su impronta. De esta forma, el repertorio seleccionado tiene esa influencia”, precisa Agüero.

“La particularidad de la Orquesta Juan XXIII es su organología no académica, ya que uno de sus objetivos es la revalorización de la música popular latinoamericana, tendiendo a la fusión de instrumentos sinfónicos con otros autóctonos. La premisa expone que en este lugar de la tierra, la región latinoamericana, se conjugan e interactúan, en un constante dinamismo, la mayoría de las culturas del mundo y, en este entretejido cultural subyace y se sustenta la construcción de las identidades que constituyen a los pueblos originarios de América”, describe.

Historia

La Orquesta Juan XXIII nace de un proyecto educativo y social llevado a cabo por la ONG Música Esperanza cuyo referente Miguel Ángel Estrella de reconocimiento internacional que tenía como objetivo que las infancias del barrio Juan XXIII, más conocido como La Bombilla, tuviesen el derecho al ejercicio de la educación artística, además, pensar la herramienta del arte como una estrategia de inclusión social, recuerda Agüero, que este año cumple una década en la dirección del grupo.

LA BANDA DEL RÍO SALÍ. La formación despliega ritmos latinoamericanos y tiene editado un disco de estudio.

Este proyecto se incluye dentro del Programa Nacional de Coros y Orquestas para el Bicentenario (fundado en 2008) cuya consigna en política educativa proponía “mejorar el acceso a bienes y servicios culturales, tender puentes hacia la reinserción de los jóvenes en la escuela, colaborar con la retención escolar y estimular el contacto y el disfrute de la música implementando un modelo colectivo de enseñanza musical”.

En 2009 se crea la Orquesta, a través de este dispositivo educativo y se implementaron otras prácticas culturales que sumaron y que contribuyen actualmente a las diversas actividades saludables que la comunidad del Barrio Juan XXIII y barrios aledaños realizan diariamente.

- ¿Cómo llegaste a la dirección y cuántos alumnos integran la formación?

- Yo integraba la misma como docente de violoncello, y en ese momento el director a cargo, integrante fundacional del proyecto, era Jorge Ruiz Huidobro. Hay alrededor de 70 estudiantes, entre cinco a 60 años, con algunas variaciones.

- ¿Qué tipos de ritmos latinoamericanos interesan más?

- En estos 15 años de trabajo musical el repertorio estuvo comprendido por ritmos como cumbia colombiana, chacarera, huaynos, vidalas, bossa nova, guajira, zamba, rock, jazz y samba brasileña. Los ritmos que más popularidad tienen entre los estudiantes son aquellos “bailables”, que posean una rítmica cadenciosa, de alguna forma aquellos que despiertan el sentimiento de alegría.

- ¿Qué instrumentos son más accesibles para los chicos?

- No es posible etiquetar qué instrumentos musicales son más accesibles que otros para las infancias; en realidad, la enseñanza instrumental tiene su sostén en el aprendizaje grupal y está condicionada por la decisión del estudiantes de elegir qué instrumento quiere ejecutar, con cuál se sienta cómodo/a; y a partir de ahí, la orquesta se va convirtiendo en un vehículo de prácticas diversas que exceden lo musical y potencian la participación y el protagonismo de sus integrantes en otros ámbitos sociales. En este proceso de enseñanza-aprendizaje, el arte es utilizado estratégicamente como herramienta para fortalecer los vínculos entre la institución educativa y la comunidad.