El miedo es el principal aliado de Miguel “Miguelón” Figueroa. El sospechoso de ser uno de los principales narcos de la provincia y acusado de tres homicidios, podría evitar ser condenado por el temor de los testigos que lo implican en los dos crímenes de los que fue acusado y por un fallo que absolvió a uno de sus presuntos cómplices en uno de los homicidios.

Este no es un caso más. Se trata de una radiografía de la realidad narco que se vive en la provincia desde hace varios años. El 15 de diciembre de 2019, Gonzalo Figueroa, hermano del imputado, fue asesinado de un disparo en Villa 9 de Julio, un año después de que haya sufrido un misterioso secuestro que las autoridades vincularon al tráfico de drogas. El móvil del homicidio nunca fue aclarado. Para algunos se trató de una pelea por la venta de una dosis. Otros directamente sostuvieron que fue una batalla por el dominio territorial. Lo único confirmado es que se trató de un crimen vinculado a las drogas y que desató un cruento plan de venganza.

El 18 de diciembre, según la investigación, “Miguelón”, acompañado por un tal “Cabeca” y los hermanos Íñigo, se presentaron en un domicilio de Villa 9 de Julio. Dispararon con pistolas y una ametralladora. Las balas acabaron con la vida de Héctor Gabriel Amaya (33 años) y de Leonardo Sepúlveda (26 años) e hirieron además a Gonzalo Greco (12 años), Maximiliano Limdon y Franco Galván (26 años). Salvo el menor, que se encontraba circunstancialmente en el lugar, los otros eran parientes de los acusados del homicidio de Gonzalo pero no habían participado en ese hecho.

Figueroa desapareció y nunca se supo más de él por casi cuatro meses, hasta que fue señalado de haber participado en otro homicidio. Según la investigación, el 13 de marzo de 2022, él, junto a Alexis “El Sucio” Íñigo (nombrado en el doble crimen) y a su pareja Jimena Fernández, emboscaron a Ramiro Ezequiel Ledesma (18 años) y lo mataron. “Miguelón” estuvo prófugo. Fue detenido en diciembre pasado en Salta y procesado por los tres homicidios.

Primer problema

“El Sucio” fue el primer enjuiciado por el crimen de Ledesma. Un tribunal lo encontró penalmente responsable y después un juez decidió condenarlo a prisión perpetua por haberlo encontrado culpable de homicidio agravado. Meses después, la Justicia aceptó que Fernández -está detenida bajo la modalidad de arresto domiciliario por haber sido mamá del hijo de “Miguelón”- y Figueroa sean enjuiciados por el mismo delito.

Casi en simultáneo, un tribunal de Impugnación resolvió absolver a Íñigo por el beneficio de la duda, por lo que ya fue liberado después de haber permanecido más de un año tras las rejas. Los jueces Carlos Caramutti, Juana Juárez y María Laura Casas, entendieron que no eran válidos los dichos por el testigo clave en el caso.

“El único testigo de cargo en que se funda la sentencia de condena, no surge la certeza con que creyó contar -seguramente de buena fe- el tribunal de juicio, en virtud del déficit de la defensa técnica anterior en la confrontación debida de ese único testigo de cargo, con su versión anterior incompatible con la suministrada en el debate”, argumentó el fallo.

El testigo en cuestión, durante la investigación del caso, en una primera entrevista dijo no haber visto nada. En una segunda, realizada en un estudio jurídico, el hombre habría dado algunos indicios de que los acusados habrían sido los autores. En el juicio, directamente señaló a Íñigo y a sus acompañantes. Después reconoció que no lo había hecho antes por temor.

El fallo de Impugnación le generó un problema al fiscal Ignacio López Bustos: ese testimonio era la única prueba contundente que tenía y que había utilizado para incriminar a Figueroa. “Estamos preparando un recurso extraordinario para anular esa sentencia. Es lógico y entendible que un testigo en este tipo de causas tenga miedo a recibir represalias”, adelantó el representante del Ministerio Público. “Cada vez es más difícil conseguir que un ciudadano declare en una causa. Imagínese que es lo que pasa en un caso como este”, añadió.

No sucede lo mismo con Fernández. La Justicia tendría confirmado mensajes que comprueban la teoría de la fiscalía. Ella citó a Ledesma a un encuentro planificado para que sea asesinado. El testigo cuestionado dijo que ella estaba en el asiento trasero de un auto que era conducido por Figueroa y que Íñigo fue el que había disparado. Pero al ser objetadas sus palabras, el fiscal sólo tiene indicios para sostener la acusación. Eso no es todo: si el fallo queda firme, la joven podría evitar la perpetua, ya que anularía el agravante de que hayan actuado más de dos personas.

Segundo problema

El fiscal Carlos Sale lleva adelante la pesquisa de los crímenes de Sepúlveda y de Amaya, en el que también está acusado “Miguelón”. El investigador en un primer momento sumó varios testimonios para acusarlo, pero con el correr de los meses, esas personas comenzaron a cambiar de versión y otras, por temor, prefirieron no dar más detalles y mucho menos incriminarlo. Hay un ejemplo concreto: una mujer señaló a Íñigo, a un tercero y a Figueroa. Pero después se probó que el primero estaba internado en un hospital y el segundo, ocupaba una celda en Bolivia por una causa narco. Hasta el momento no consigue que la testigo ratifique sus dichos.

LA CAÍDA. Miguel “Miguelón” Figueroa fue detenido en una estación de servicio de Salta cuando visitaba a su hijo adolescente.

El fiscal tiene una carta bajo la manga. Los dichos de un policía que tuvo contacto con el supuesto narco después de que fuera detenido. Según su declaración, él le habría contado que se hacía cargo del doble homicidio, no así del de Ledesma. “Es un testigo de oídas y sobran los antecedentes de que no son muy tenidos en cuenta”, indicó una fuente de Tribunales. “Vamos a seguir insistiendo con llevar la causa a juicio, pero somos conscientes de que los testigos tienen miedo y por eso declaran. Ni siquiera otorgándoles todas las garantías y protección quieren señalarlo. Tememos que en las audiencias ni siquiera se presenten a declarar”, aseguró Sale.

¿Solución?

Macario Santamarina, defensor de “Miguelón”, se mostró cauto. “Indudablemente la situación procesal de mi asistido mejoró considerablemente con el fallo de Impugnación. Estamos analizando los pasos a seguir”, explicó el profesional. “Son dos casos diferentes. En el doble homicidio, casi no hay elementos probatorios en su contra y, en el otro, está claro que el testimonio más fuerte quedó desvirtuado por ahora. Veremos cuáles son los pasos procesales que daremos”, finalizó.

No se descarta que el defensor solicite la acumulación de causas y busque llegar a un acuerdo que se cerraría a través de un juicio abreviado. La idea es que se declare culpable a cambio de una condena mucho menor. Sí ambos casos llegan a juicio, podría recibir una doble condena a prisión perpetua.

Otro detalle: teme que su ex pareja lo acuse

Miguel “Miguelón” Figueroa estuvo más de dos años prófugo de la Justicia. Fue detenido en Salta, cuando visitaba a un hijo que estaba realizando un tratamiento contra las adicciones. Cuando estuvo en la clandestinidad, se sometió a varias cirugías estéticas para cambiar su fisonomía y en una de las audiencias que se hizo en su contra cuestionó que las autoridades del Servicio Penitenciario no le permitían que le hicieran mensajes linfáticos.

El sospechoso de tráfico de droga, mientras estaba prófugo, se mudó de casa para evitar ser descubierto. Pasó de vivir en una de las mejores casas de Villa 9 de Julio, a ocupar departamentos amoblados de Barrio Norte, cercanos a los edificios del fuero penal.

La Justicia determinó que vivía con una doble identidad. Había logrado falsificar un documento con el nombre de un catamarqueño que también está sospechado de tener vínculos con el narcotráfico. Cuando fue extraditado a la provincia, fue alojado en la seccional 1ª, pero no estuvo mucho tiempo. La Policía recibió información que habría estado organizando su fuga, por lo que fue trasladado al penal de Villa Urquiza en medio de un sorpresivo e importante operativo.

En un juicio en contra de unos policías por el asalto a un supuesto transa de Famaillá, se ventilaron conversaciones y diálogos de los acusados con Figueroa. No sólo surgieron indicios de que recibía protección de algunos hombres, sino que también él les pasaba información para que los asaltaran.

El entorno del acusado aseguró que “Miguelón” está preocupado por lo que pueda hacer Jimena Fernández, su última mujer y madre de su último hijo. La joven, que está acusada con él de un crimen y que violó el arresto domiciliario que le concedieron para visitarlo en el penal de Villa Urquiza, al haber acabado con su relación, amenazó con contar lo que sabía sobre él.

Su defensor Camilo Atim prefirió no hacer declaraciones sobre la situación procesal, pero no se descarta que esté pensando en solicitar que el expediente sea cerrado a través de un juicio abreviado.