Alina Diaconú y el premio Paul Groussac

Alina Diaconú y el premio Paul Groussac

La destacada escritora rumano-argentina, colaboradora de este suplemento en el último medio siglo, fue distinguida por su trayectoria por la Alianza Francesa de Tucumán.

PERSONALIDAD DE LA CULTURA. Alina Diaconú dice que la distinción la conmueve especialmente porque con Paul Groussac tuvieron “destinos gemelares”. PERSONALIDAD DE LA CULTURA. Alina Diaconú dice que la distinción la conmueve especialmente porque con Paul Groussac tuvieron “destinos gemelares”. LA GACETA / FOTO DE Analía Jaramillo.
16 Julio 2023

Por Adriana Muscillo

Para LA GACETA - BUENOS AIRES

Destinos similares, intelectuales y personales y un mismo amor a la escritura en lengua castellana. Con poco menos de cien años de diferencia, ambos autores se afincaron en nuestro país para escribir en nuestro idioma y regalarnos su singular talento expresivo

Como cada año para esta fecha, la distinción Paul Groussac es otorgada por la Alianza Francesa de Tucumán a personalidades relevantes de la cultura, en reconocimiento a su trayectoria. Anteriormente, recibieron el premio los periodistas Daniel Dessein y Hugo Alconada Mon. Consiste en una reproducción en acrílico de la célebre viñeta que aparecía en la revista El Mosquito, publicación semanal que circulaba en Buenos Aires, a fines del siglo XIX, que representa a un gallo, símbolo de Francia, cuya cabeza luce la fisonomía del escritor francés. Se entregó a Alina Diaconú este 14 de julio, durante la celebración de la Fiesta Nacional de Francia, en la Alianza Francesa de Tucumán.

El francés más tucumano

Es 1865 y al joven oriundo de Toulouse, de 18 años recién cumplidos, todavía no le crecen los bigotes ni la barba, tan característicos de los intelectuales de la época. Contrariado por el nuevo matrimonio de su padre y con escasos fondos, se embarca en segunda clase, desde París, a bordo del velero Anita rumbo a una tierra tan lejana como desconocida para él. Al llegar a Buenos Aires, deambula por sus calles perdido, sin hablar una palabra de español y es detenido por sospecha de deserción a la guerra con Paraguay. Los policías creen que se hace pasar por francés para no ir a la guerra. Interviene el consulado de Francia, donde le consiguen un trabajo como ovejero en San Antonio de Areco, pero pronto regresa a la ciudad.

A partir de ahí, desarrolla una brillante carrera escritor, periodista y educador en nuestro país. En Buenos Aires, funda el diario Sudamérica, junto a Vicente López, Roque Sáenz Peña y Carlos Pellegrini. En Tucumán, donde se instala por 12 años, es catedrático en la Escuela Normal, de la que, luego, es Director y en el Colegio Nacional y se convierte en un gran estudioso y ensayista; publica en la Revista Argentina y dirige el diario tucumano La Unión. Escribe en La Razón, donde después es director. Fervientemente defensor del laicismo en las escuelas argentinas, pronuncia y publica sus ideas en Le Figaro de París. Es Director de la Biblioteca Nacional durante 44 años, desde 1885 hasta su muerte, el 27 de junio de 1929. Al igual que Borges, quien escribió su necrológica -e incluso, muchos años después lo sucedió en el puesto-, Groussac murió completamente ciego.

La rumana más porteña

Es 17 de agosto de 1959 y es el cumpleaños número 14 de una niña rumana de cabellos rojizos y grandes ojos azules que llora desconsoladamente a bordo del barco que la trae a la Argentina. Alina Diaconú viaja en el Conte Grande, la misma nave que, en 1933, vio desembarcar a Federico García Lorca en el Puerto de Buenos Aires.

Es ahora 1º de septiembre del 59, cuando la niña pisa suelo argentino junto a su familia para iniciar un largo y doloroso proceso de adaptación a estas tierras, para ella desconocidas, sin hablar una palabra de castellano y con sólo lo que cabe en un baúl.

Nada escrito, nada de valor, ni una carta, ni un collar, ni un par de aros. Nada. Los Diaconú son exiliados de la dictadura de Nicolae Ceaucescu. Su padre era un crítico de arte y editor de una revista sobre el tema en Bucarest y su madre, una encuadernadora de libros antiguos que trabajaba para la familia real antes del Régimen, con una cuidadosa técnica artesanal.

La niña, que había aprendido francés con una institutriz y ya había estado varias veces en París, llega con angustia a un modesto departamento en el barrio porteño de Once, dejando atrás el caserón familiar, con su patio que a ella le gustaba llamar “el boulevard” y con la importante colección de arte que había sido de su padre. Llega con tristeza y también, con muchos talentos. Dos de ellos se destacan especialmente: la pintura y la escritura. Pero tiene que elegir.

Es ahora julio de 2023 y Alina Diaconú, personalidad destacada de la cultura que ya lleva más de 23 libros publicados en los que se pasea cómodamente por todos los géneros literarios, y que cuenta en su haber con numerosos premios y reconocimientos a su trayectoria, está recién llegada de un viaje de dos meses por Francia: París, donde llevó adelante una investigación sobre sus bares emblemáticos, y Estrasburgo, donde dio una conferencia sobre la relación entre Borges y Cioran. Allí pidió un minuto de silencio en honor a su gran amiga de tantísimos años, María Kodama, viuda de Borges, fallecida el último 26 de marzo en Buenos Aires. La gira Borges Ciorán siguió en la ciudad de Corrientes y culminará este jueves, 13 de julio, en la Alianza Francesa de San Miguel, antes de recibir -el día siguiente- el premio Paul Groussac que otorga la institución.

“Este premio me conmueve especialmente -dice Alina Diaconú- porque, con Paul Groussac, en algunos aspectos y salvando las distancias, tuvimos destinos gemelares. Llegar a la Argentina sin conocer el idioma, comenzar todo desde cero y  terminar no sólo cambiando de lengua, sino adaptándonos tan bien a la nueva idiosincrasia, que terminamos siendo escritores argentinos, interesados en temáticas argentinas, escribiendo en el nuevo idioma con una obsesión por la corrección del lenguaje que sólo los extranjeros, creo que cultivamos. También me une algo menos grato: una enfermedad de los ojos, el glaucoma. Yo lo tengo controlado, pero él terminó en la ceguera”, explica.

“Y, por supuesto, Francia -agrega Diaconú- mi otro lugar en el mundo, además de Buenos Aires. Con Tucumán, el sitio donde Groussac vivió y trabajó tantos años, yo estoy ligada intelectualmente, por colaborar en el suplemento literario de LA GACETA, desde fines de los '70, cuando Daniel Dessein (padre) me convocó. Y todavía sigo,  gracias a su hijo, el actual Director”, concluye.

Mes de celebraciones

En este mes, por un lado, se  celebró en nuestro país una de las fechas patrias más importantes de nuestra historia: el Día de la Independencia. Y fue, justamente, en la Casa de Tucumán, donde el 9 de julio de 1816 las Provincias Unidas del Río de La Plata firmaron el acta que declaraba la Independencia de Argentina.

Por otro lado, los franceses celebran su Fiesta Nacional en conmemoración del 14 de julio de 1789, cuando una multitud enardecida irrumpió en la cárcel de la Bastilla, en París, dando inicio a lo que se conoce como la Revolución Francesa, un proceso político sin precedentes que cambió para siempre la historia de la humanidad.

Ambas celebraciones cobran un particular sentido por estos días para la Alianza Francesa, que este año festeja una serie de aniversarios redondos con múltiples eventos en Tucumán, que cumple 100 años pero, también, en otras provincias del país como Salta, otra dama centenaria; Tierra del Fuego (20); la Alianza Francesa de Buenos Aires (130) y la de París, con 140 años.

© LA GACETA

Adriana Muscillo - Periodista cultural. Representante en Argentina del Centre de Formation et Perfectionnement des Journalistes (CFPJ) de París.

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