Cartas de lectores: ¿Qué nos pasó?

Cartas de lectores: ¿Qué nos pasó?

09 Junio 2023

Nuestro país, en algunos períodos, se tornó expulsivo para algunos conciudadanos; hubo entonces, quienes partían al extranjero por un tiempo. ¡Le pasó a Milstein, ganador de un Nobel de Medicina, nada menos! Al mejorar las cosas, algunos volvían al país. Era ese el caso de este profesional que regresaba con su familia, esposa y dos niñas. Fue aquí, precisamente, donde estas últimas conocieron, por primera vez, pordioseros. Durante los años que habían pasado en Holanda, nunca los habían visto. Asombradas preguntaron entonces quiénes eran. Sus padres explicaron de la manera más sencilla posible que eran gente muy pobre que carecían de los recursos indispensables para alimentarse, vestirse y vivir dignamente. La niña mayor, tal vez pensó que todo ese deterioro no ocurrió de un día para otro, e insistió: “¿Pero cómo fue que se fueron volviendo así?” Hoy, muchos argentinos con menos inocencia que esa niña, pero mucha más angustia, se hacen la misma pregunta y algunos agregan en voz baja: “¿Cómo dejamos que pasara?” ¿Cómo permitimos que el país que fue el más alfabetizado del mundo hoy es superado por sus vecinos y ocupa un lugar en la evaluación educativa después de República Dominicana? Por si algo faltaba, llegó la pandemia, se habló de liberación presos, invocando el hacinamiento, se confinó a los ciudadanos de bien y el narcotráfico se adueñó de la calle. El manejo inapropiado del confinamiento lesionó también a la Economía. Muchos años antes la OMS había recomendado “cuidar a los que cuidan”. Personal de Salud, especialmente en pandemia, estuvo sobrecargado y mal retribuido; muchos se enfermaron gravemente y muchos murieron. Siguieron los negocios oscuros con la vacuna. ¡La vacunación VIP! El cierre prolongado de las escuelas, que fomentó el abandono definitivo, especialmente de los niños más pobres. El aumento del suicidio, en particular, en los adolescentes, etc. Vivimos en América, el continente considerado el más inequitativo de todos y nuestro país también lo es. Me gustaría hacer algunas consideraciones sobre la mortalidad infantil, que es más que un dato de salud, un indicador de desarrollo (tasa de mortalidad infantil, número de muertes de menores de un año de edad ocurridas en la población de un área geográfica determinada dividida en número de nacidos vivos registrados en la población de la misma área geográfica durante el mismo año, multiplicada por mil). La mortalidad infantil global de la Argentina es, de acuerdo a los datos oficiales DEIS recientemente publicados de 8 por mil. Sin embargo, si observamos la de CABA es de 4,6 por/mil (casi la mitad). Solo a modo de ejemplo, la de Tucumán es 9,9 por mil y la de Formosa, 11,6 por mil. La OMS recomendó hace unos años: “Mantener a las niñas en la escuela”. Esto, además de proteger su futuro, por la posibilidad de concretar su realización personal, de conseguir un mejor trabajo, además, ayuda a prevenir el embarazo adolescente, que aumenta el riesgo para la madre y el niño. O sea que un niño que nace en Formosa o Tucumán no tiene la misma probabilidad de sobrevivir que uno que nace en CABA y eso es inequidad. En CABA nacieron 26.044 niños vivos; hubo 11 madres de 15 años y 639 de entre 15 y 19. En Tucumán, 21.987 niños vivos, 57 madres de 15 años y 1.895 de entre 15 y 19 años. En Formosa, 8.818 niños vivos, 108 madres de 15 años y 1.364 de entre 15 y 19 años. ¿El Gobernador de Formosa, reelegido por décadas, estará preocupado por ese tema, o los considerará simples daños colaterales? La verdad es que nunca seguimos el consejo del pensador Ortega y Gasset, cuando nos dijo “Argentinos a las cosas, a las cosas”. Déjense de cuestiones previas personales, de suspicacias, de narcisismos. ¿No presumen ustedes el brinco magnifico que dará este país el día que sus hombres se resuelvan de una vez, bravamente, a “abrirse el pecho a las cosas….”? ¡Debemos hacerlo ahora! Mientras tanto, me duelen los versos de Benedetti… “Vas a parir felicidad/ Y no habrá almas disponibles./ Vas a parir felicidad/ Como una bendición horrible/ Y nadie habrá de recogerla/ En un futuro que no existe”.

Nora Vázquez de Argiró 

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