07 Mayo 2023
Un superclásico siempre es especial. Pero este River-Boca presenta varios condimentos extras que lo hace crucial, indispensable para el futuro inmediato de los dos gigantes del fútbol criollo.
Ante su gente, en un estadio que será una olla a presión con alrededor de 83.000 espectadores, y con hinchas “millonarios” que armarán una fiesta esperando que el equipo ponga la música, a los dirigidos por Martín Demichelis los aguardan varios objetivos. Los primeros pasan por olvidar el opaco juego mostrado en Tucumán y la durísima derrota sufrida en Río de Janeiro por Copa Libertadores a manos de Fluminense: 5 a 1.
Además, el dueño de casa intentará extender su racha invicta: lleva nueve partidos si caer en la Liga Profesional, con ocho victorias y el empate ante Atlético. Además, jugando en su casa hace cuatro partidos que viene sumando de a tres. Es más, ganando le sacará 9 puntos a San Lorenzo, el escolta, que juega el lunes con Defensa y Justicia.
Mientras tanto, el “xeneize” cambió su cara en el último tiempo, luego de un inicio de año plagado de turbulencias. Cuatro puntos sobre seis posibles en la Liga (sumado al valioso triunfo en Chile por la Libertadores) y una mejoría futbolística que le permitió conseguir un poco de aire, le permitieron elevar la moral y llegar al Monumental en una forma que, semanas atrás, parecía imposible.
Los dirigidos por Jorge Almirón están demasiado lejos de la cima por el momento. Hoy River les lleva 16 puntos. Por ese motivo el “xeneize” quizás tenga la última posibilidad de prenderse nuevamente en la lucha de una Liga Profesional que lo tiene demasiado abajo.
Luego de este duelo quedarán 36 unidades en juego y, si bien la diferencia entre ambos equipos seguirá siendo extensa, el envión de un triunfo ante el rival de toda la vida puede entregarle a Boca la inyección anímica necesaria para ir por todo; tal como lo hizo en el último torneo, en el que metió un sprint final épico para quedarse con el título.
En la cancha
En cuanto a lo futbolístico, Demichelis debe resolver cómo suplir la baja de José Paradela, quien venía siendo una fija en el medio campo y fue expulsado en el duelo contra el “decano”. El DT “millonario” planea armar un doble “5” con Rodrigo Aliendro y Enzo Pérez, liberando a Ignacio Fernández, Esequiel Barco y Nicolás de la Cruz para intentar ganar la espalda de los volantes de Boca y generar el juego que le permita encontrar situaciones de gol.
En tanto, Almirón no quiere sorpresas. Sabe que con espacios River es un equipo que mete miedo. Por ese motivo apela a una línea de cinco defensores. Esa jugada del entrenador “xeneize” tiene como fin entorpecer la generación de juego.
Además, Luis Advíncula y Valentín Barco (los laterales-volantes) son importantes cuando cruzan la línea de mitad de cancha; por lo que con ellos apostará por generar desequilibrio por las bandas.
River y Boca se enfrentarán en un superclásico lleno de matices; que lo hace todavía más especial, como si hiciera falta para un duelo que paraliza al país futbolero.
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