Mendoza brilla en tiempos de invasión chilena

Mendoza brilla en tiempos de invasión chilena

A PLENO. Explotó el turismo por el fin de semana largo: no hay alojamiento.  A PLENO. Explotó el turismo por el fin de semana largo: no hay alojamiento.

Casi 1.000 kilómetros separan Mendoza de San Miguel de Tucumán, pero la distancia entre las provincias parece ser mucho más grande. No es sencillo -mucho menos rápido- llegar al corazón de Cuyo, al menos en ómnibus. Las unidades son cada vez más viejas y las rutas están llenas de imperfecciones, así que al llegar a destino en el cuerpo queda la sensación de haber transitado una montaña rusa furiosa.

Gendarmería profundizó los controles a lo largo de este camino. Esas esperas son tediosas, se revisa todo de acuerdo a la cara del “cliente”. Hay preguntas que aportan poco y nada a la causa (de qué trabaja, a dónde y a qué va); lo que generan es malestar entre los viajeros.

Claro que el arribo compensa los contratiempos porque se nota cómo crece Mendoza. Lo demuestran las obras en pleno proceso de ejecución y la ciudad limpia, ordenada. En las calles casi no se ve ni un papel en el piso y las veredas brillan como si tratara del hall de un hotel de lujo.

Ingresando desde el norte se requiere paciencia porque la autopista San Juan-Mendoza está cada vez más cerca de convertirse en una realidad. En el casco céntrico también hay cortes y aunque el tránsito se vuelve algo lento nadie pone “peros”. “Se vienen realizando muchas obras. Mendoza está cada vez más linda, y no es porque yo sea mendocino”, ríe con ganas José Luis, un taxista que peina canas.

Mendoza brilla en tiempos de invasión chilena

La mañana de sábado es bien agitada. Las calles céntricas y los bares están abarrotados. El fin de semana largo le vino al pelo a una provincia que también sabe cómo sacarle el máximo rédito al turismo. La plaza hotelera está casi colapsada; sólo quedan muy pocos lugares en los hoteles más costosos. También los departamentos de alquiler temporarios tuvieron muchísima demanda en los últimos días.

Entre esos visitantes se distinguen los chilenos. A partir de la escalada del dólar son miles los que cruzan la Cordillera de los Andes (Mendoza está a 370 kilómetros de Santiago de Chile) para aprovechar por partida doble: paseo y compras a precios muy convenientes. “Todo les resulta barato. Pasear, comer, comprar vestimenta y hasta mercadería. Los que llegan en vehículos, van al supermercado y hacen una compra grande”, explica Rodrigo, recepcionista de un hotel.

La gastronomía ofrece su clásica variedad. Abundan las churrasquerías y hay varios restaurantes comida italiana y española. Claro, no faltan los que ofrecen “experiencias gastronómicas” para saborear un plato y degustar los más que famosos vinos de la región.

El sol y los casi 24 grados ofrecieron una jornada espectacular. Aunque el pronóstico anuncia que durante el domingo la temperatura se desplomará de manera furiosa. Da lo mismo; de remera o con una campera bien abrigada a Mendoza se la disfruta.

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