En barrios vulnerables, el dengue se multiplica por siete

En barrios vulnerables, el dengue se multiplica por siete

Un estudio comparó la incidencia de la enfermedad en las distintas zonas de las ciudades. En los sectores con casas bajas hay más transmisión del virus que en lugares con departamentos. Prevención

OPERATIVO CONTRA EL MOSQUITO. Agentes sanitarios recorrieron ayer varias casas en las cuales realizaron tareas de fumigación y saneamiento. OPERATIVO CONTRA EL MOSQUITO. Agentes sanitarios recorrieron ayer varias casas en las cuales realizaron tareas de fumigación y saneamiento. LA GACETA / FOTOS DE ANALÍA JARAMILLO
27 Abril 2023

La mayoría de las personas que se enferman de denguese han contagiado en su casa o muy cerca de ella. Los barrios vulnerables son más propicios para la transmisión de la patología: allí hay siete veces más casos por habitante en comparación con el resto de la ciudad. El virus se transmite con mucha más facilidad en zonas de casas bajas que en sectores de edificios con departamentos.

Esa es la conclusión del estudio “La temperatura, los viajes, los barrios marginales y la vivienda impulsan la transmisión del dengue en una metrópolis no endémica”, realizado por el biólogo, investigador del Conicet y especialista en ecoepidemiología Juan Manuel Gurevitz.

“En el trabajo mostramos cómo diversos factores sociales, físicos y biológicos se conjugan cuando ocurre un brote de dengue. En particular, pudimos mostrar, basándonos en datos precisos de casos de dengue, lo que pasa en la Ciudad de Buenos Aires y posiblemente otras urbes similares (con alta densidad poblacional y en donde la patología no es endémica)”, remarcó.

“La transmisión del dengue comienza cuando, con temperaturas favorables (para el virus y el mosquito Aedes aegypti), llegan personas infectadas que visitaron lugares con circulación viral. Gran parte de esto se debe a los viajes por las fiestas de Fin de Año y el inicio de las vacaciones de muchas personas”, apuntó Gurevitz en una entrevista con LA GACETA, en la cual dio detalles sobre las epidemias, la prevención y qué se puede esperar para los próximos días.

- ¿Por qué los brotes de dengue aparecen cada dos o tres años?

- En gran parte del mundo donde hay transmisión del virus del dengue sucede que la magnitud de la transmisión varía fuertemente entre años. No existe una periodicidad clara. Un brote grande puede ser cada tres o cuatro años, pero a veces suceden en años consecutivos. En Argentina, los grandes brotes fueron en 2016, en 2020 y, ahora, en 2023. Esto no alcanza para establecer un patrón. La transmisión en nuestro país depende fuertemente de la transmisión en algunos países vecinos. Los brotes de 2016 y 2020 coincidieron con grandes epidemias en Paraguay, mientras que el brote actual coincidió con uno en Bolivia. Se especula que las causas para esta errática periodicidad son los fenómenos climáticos que afectan la temperatura y la precipitación (por ejemplo, El Niño o La Niña); la dinámica inmunológica, ya que después de un brote grande, gran parte de la población queda inmunizada contra el serotipo que circuló; la cercanía (o conectividad) con fuentes de virus (personas infectadas) y la movilidad humana.

- ¿Esta periodicidad errática de las epidemias de alguna manera nos juega en contra?

- Seguramente conspira contra mantener los cuidados y la prevención que hay que tener, aunque se podría pensar que la genuina prevención es aquella que logra hábitos saludables, sin necesidad de que esté el riesgo inminente. Por otro lado, no es claro qué cuidados realmente se toman en cada lugar de la Argentina ni de su efecto concreto. La prevención es compleja y multidimensional.

- Este año hubo más casos de infectados por dengue y también más muertes. ¿La presencia de un nuevo genotipo del virus complica la situación pensando en el futuro?

- Los números, hasta ahora, muestran una mayor cantidad de casos que en los brotes pasados (2016 y 2020) hasta la misma semana del año. También ahora se registró una mayor proporción de muertes por dengue. En otros países se ha visto que la circulación de nuevas variantes del virus puede aumentar la cantidad de casos y la intensidad de los síntomas. Si por futuro pensamos en lapso de años, la aparición de variantes nuevas (nuevas al menos para nuestra población y para su sistema inmune), sí se complica. Pero la aparición de estas variantes es esperable e inevitable, así que, en realidad, no tiene que verse como una complicación sino como la forma en que suceden las cosas. Lo que es evitable, en el mejor de los casos, no es que lleguen nuevas variantes, sino lograr disminuir la transmisión del virus, más allá de la variante circulante.

- ¿Los casos empiezan a disminuir inmediatamente cuando baja la temperatura y suben cuando esta aumenta?

- La temperatura condiciona varios procesos fundamentales en la transmisión del virus del dengue: tiene efecto sobre el desarrollo/crecimiento y la mortalidad de cada etapa del mosquito (huevo, larva, pupa y adulto), impacta en el tiempo de desarrollo del virus dentro del mosquito, influye también en la frecuencia de alimentación (picaduras) de los mosquitos adultos, y en la probabilidad de transmisión del virus a y desde el mosquito. Todo esto impacta en cuán probable es que aparezcan nuevas personas infectadas. En general, a medida que la temperatura aumenta, la transmisión del virus se hace más probable, alcanzando su máximo alrededor de los 30°C. Por lo tanto, con el descenso de temperatura, es esperable que la transmisión se desacelere. Esto implica que, primero, la cantidad de casos nuevos llegará a una meseta y luego en las semanas siguientes cada vez aparecerán menos casos nuevos, hasta que se detenga por completo la transmisión. Cabe destacar que esa meseta es lo que habitualmente se llama pico y sucede cuando la transmisión empieza a decaer. Todo esto implica que los casos no bajan inmediatamente, en parte porque la temperatura no cae abruptamente y en parte porque hay personas que se contagiaron días atrás, pero tardan de cinco a siete días en desarrollar síntomas. Además, el sistema de notificación tarda en general una semana en recopilar todos los casos detectados.

- ¿En qué fallamos a la hora de la prevención?

- Por más que muchas veces se presente que la prevención es simplemente “descacharrar” y “tomar conciencia”, es algo más complejo. Si no, ya lo estaríamos haciendo y no habría brotes como este.

Los errores

Por qué es compleja la prevención depende de quién lo analice, sostiene Gurevitz. “Es un tema polémico, incluso entre investigadores”, resalta.

Según la visión del experto, estos son los motivos por los que no realizamos bien las tareas para controlar al mosquito Aedes aegypti y prevenir el dengue:

• Parecería que no siempre se actúa sobre todos los recipientes. Incluso, cabe pensar que a veces quedan soslayados los más importantes. Sin embargo, nos faltan datos de terreno para saber en cada zona del país y según cada tipo de barrio cuáles son los recipientes más propicios y más relevantes para que se críen los mosquitos. Hay evidencia (en otros países y un poco en la Argentina) de que muchas veces los recipientes relevantes son inaccesibles, por ejemplo, tanques de agua en los techos; o difíciles de eliminar o tapar, como los tachos para juntar agua en lugares con mala provisión de agua de red. Si no sabemos con razonable precisión cuáles son los recipientes relevantes, es casi imposible incidir (vaciarlos o taparlos) sobre ellos.

• No hay una comprensión adecuada de por qué existe cada tipo de recipiente. Por lo tanto, es muy difícil saber cómo incidir sobre ellos. Si alguien acumula agua porque el suministro es deficiente, es inútil (y necio) pedirle que vacíe ese recipiente. En todo caso, habría que taparlo y ahí aparece la pregunta de si es factible para esa persona (o en ese lugar) mantener bien tapado el recipiente.

• La idea sugerida por “cacharro” y “descacharrar” puede ser engañosa e inconducente. Nos hace pensar en recipientes pequeños e inútiles, pero, por lo dicho antes, estos recipientes pueden no ser los únicos ni los principales criaderos.

• La prevención suele pensarse como algo individual, que se hace sobre el espacio de cada uno y que depende (casi exclusivamente) de la voluntad de cada uno. Casi toda la comunicación masiva, las campañas informativas y el periodismo, abona esta concepción. De lo que se ve en el terreno, se evidencia que hay varios recipientes propicios en la vía pública: en baldíos, en depósitos estatales (por ejemplo, los autos secuestrados), en edificios públicos, en comercios, etcétera. Entonces, la pregunta que cabe es: ¿de qué forma puede cada individuo (habitualmente pensado como un “vecino”) incidir individualmente sobre estos lugares?

• Existe la concepción de que saber o tomar conciencia alcanza (y es necesario) para tomar decisiones “correctas”. Pero sobra evidencia de que las personas no actuamos así (si no, ¿por qué hay médicos que fuman?). Algo importante es poder desarrollar hábitos saludables y, más en general, un buen vivir. Pero para lograrlo hay que adoptar prácticas sostenibles y compatibles con los intereses, posibilidades y necesidades de las personas.

Los síntomas de la enfermedad

- Fiebre y dolor detrás de los ojos, de cabeza, muscular y en las articulaciones.

- Náuseas y vómitos, diarrea y cansancio intenso.

- Manchas en la piel, picazón y/o sangrado de nariz y de encías.

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