El rumbo del país: Para el cortísimo plazo, el mayor riesgo es cambiario

El rumbo del país: Para el cortísimo plazo, el mayor riesgo es cambiario

El programa financiero y el balance cambiario marcaron la agenda político-económica de 2022. Y lo seguirán haciendo en 2023. ¿Cómo y cuándo se concentran estos riesgos? ¿Cuáles son las perspectivas al respecto? Según Invecq Consulting, los tres deadlines en materia de reservas que afrontó el Banco Central catalizaron cambios radicales en la economía. El primero de ellos (junio) se “resolvió” hundiendo a la economía en un virtual feriado importador (factor que también aceleró la dinámica de precios). La segunda y tercera meta de reservas se sortearon gracias a los Programas de Incremento Exportador (“dólares soja” 1 y 2), a costa de terminar de corromper por completo el esquema de incentivos cambiarios y de liquidación de divisas; también terminaron de asentar la principal política económica de la gestión actual: evitar a toda costa un salto cambiario discreto del dólar oficial, acota la consultora que dirige el economista Esteban Domecq. En el cortísimo plazo -alerta- el mayor riesgo es cambiario.

¿Cuántos dólares tiene que acumular el Central para no incumplir la meta de reservas del primer trimestre? Aun contemplando el porcentaje de los Derechos Especiales de Giro (DEG) computables que recibirá el país del Fondo en marzo (tras el review y aprobación de las metas de diciembre), Invecq estima que el BCRA deberá acumular adicionalmente entre febrero y marzo unos U$S 1.800 millones para no incumplir con la meta de reservas netas del primer trimestre.

¿Es factible acumular U$S 900 millones este mes y otros U$S 900 millones adicionales el próximo? A priori luce, bajo condiciones “normales” (excluyendo un “dólar soja”), desafiante: desde la salida de la Convertibilidad a la fecha, el Central compró U$S 334 millones promedio mensuales los primeros trimestres (U$S 264 millones en años de cepo). Así, el panorama cambiario actual reafirma tres elementos que ya se dieron en 2022:

• El Central posiblemente recurra a una tercera edición del dólar soja/maíz en el corto plazo.

• Continuarán las restricciones a las importaciones (y probablemente se acentúen).

• Teniendo en consideración el menor ingreso de divisas por el deterioro de las condiciones de cultivos (soja y maíz) y una caída a casi la mitad de la campaña triguera actual (respecto de la anterior), el FMI podría “arrimarle el arco” al país (léase reducir la meta de reservas netas, como ya lo hizo en dos ocasiones en 2022).

Los riesgos no son solo cambiarios. El primer gran estrés del mercado de deuda en pesos (junio-julio) cambió el panorama político-económico, observa Invecq. No solo gatilló una crisis política, sino también una sustancial reacción de política monetaria: solo en ese bimestre el Banco Central emitió 1,5% del PBI para sostener las paridades de la deuda corta en pesos y 2% en todo 2022. En términos de financiamiento, la crisis de deuda se tradujo en un acortamiento de los plazos de colocación, mayores tasas de interés y una recurrencia (vía canjes y conversiones) al uso de activos indexados para sortear los vencimientos, puntualiza.

En materia de plazos, si bien previo a la crisis de deuda el Tesoro no lograba colocar deuda (en montos considerables) más allá de 2023, los plazos de colocación todavía eran aceptables: entre enero y mayo de 2022 colocaba deuda a casi un año (11,8 meses). Desde la crisis de deuda el mercado no quiere duration: en los últimos cuatro meses el Tesoro tuvo un plazo promedio de colocación de tan solo cuatro meses. No hay demanda (genuina) post-electoral.

A pesar de un empeoramiento de las condiciones financieras, el Tesoro consiguió un roll-over (refinanciamiento) del 147% en 2022 y un financiamiento neto de 3,04% del PBI. En enero las licitaciones también fueron exitosas y prácticamente se despejó el camino hasta abril. No obstante, Invecq Consulting advierte que se concentraron vencimientos en la previa electoral, lo que implicará un esfuerzo adicional de la gestión del presidente Alberto Fernández para afrontar una de las cuestiones financieras cruciales para la evolución económica del país y fundamental para tratar de cambiar el humor electoral en los meses anteriores a la convocatoria a elecciones generales.

En resumen, la consultora privado sostiene que el programa financiero y el balance cambiario presentan los mayores interrogantes de un 2023 donde en breve los tiempos político-electorales posiblemente comiencen a regir por sobre los económicos, a pesar del acotado margen de maniobra. “Los interrogantes son elevados, especialmente en el frente cambiario en el cortísimo plazo”, insiste.

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