Ser agradecido podría ser una de las claves para sentirte feliz

Ser agradecido podría ser una de las claves para sentirte feliz

Algunos investigadores consideran que ser agradecido implicó una ventaja evolutiva en la historia del ser humano, que nos ha ayudado a sobrevivir como especie y a crear vínculos sociales. Estudios científicos sobre esta temática.

Ser agradecido podría ser una de las claves para sentirte feliz
29 Enero 2023

“La gratitud estuvo muy relegada por la psicología académica porque se consideraba un tema religioso o de buenas costumbres, hasta llegó a menospreciarse. Pero desde hace unos años, se ha estado considerando dentro del amplio espectro de la psicología positiva, un campo que realiza estudios sistematizados”, afirma la psiquiatra Dori Espeso, profesora de la Universidad de Barcelona, en un artículo publicado por la BBC Mundo en su portal de noticias.

“Para los evolucionistas -agrega- el ser agradecido ha sido una habilidad primordial, una ventaja evolutiva que nos ha ayudado a sobrevivir como especie, a crear vínculos sociales”.

Sin embargo, el estudio de la gratitud desde una perspectiva neurocientífica es un campo muy reciente. “Para los neurocientíficos es clave definir qué es la gratitud: ¿una emoción? ¿una sensación? Es un concepto que puede llegar a ser muy complejo porque nuestras referencias personales son diferentes”, le dice a BBC Mundo Manuel Vázquez-Marrufo, catedrático del departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Sevilla.

“Eso complica la realización de experimentos que nos ayuden a comprender la gratitud y cómo está imbricada en la actividad cerebral. Y es que, en parte, la gratitud no se ha estudiado mucho porque hemos tendido a centrarnos más en las emociones negativas que en las positivas”, añade el especialista.

Pero eso ha ido cambiando. El doctor Vázquez-Marrufo explica que, por una parte, los estudios que se han hecho con neuroimágenes abordan la gratitud desde el punto de vista del sistema de recompensa del cerebro, que nos ayuda a identificar lo que nos gusta, a motivarnos y a reconocer aspectos positivos de nuestro entorno.

Por otra parte, las investigaciones sobre la gratitud también se han propuesto estudiar los procesos mentales de cómo percibimos nuestra vida. “A fin de cuentas, la gratitud, la generosidad, son conceptos basados en nuestras experiencias”, advierte. En ambos enfoques, se manejan áreas del cerebro muy importantes.

Vázquez-Marrufo insiste en lo joven que es todavía es este campo. “Ya vamos empezando a vislumbrar posibles pistas de dónde se localiza en el cerebro la sensación de gratitud”, subraya.

Señala, además, que se está tratando de entender la reacción inmediata que desarrollamos cuando experimentamos agradecimiento. “Esa respuesta placentera o positiva parece reducir la actividad de la amígdala, que, de llegar a estar muy activa, produce factores inflamatorios que nos causan lo contrario: dolor, tensión, irritación”, dice.

Posiblemente, grandes pilares de la neurotransmisión como la dopamina, la serotonina, estarían implicadas en el proceso de experimentar gratitud, como lo están en otras emociones positivas. Sin embargo, advierte, se necesitan muchos más experimentos y estudios para llegar a una conclusión definitiva sobre el vínculo entre neurotransmisores y la gratitud.

Interconexiones

Al considerar a nivel neurobiológico qué áreas del cerebro estarían involucradas en la gratitud, la doctora Espeso enfatiza que las estructuras cerebrales están todas interconectadas.

“El circuito de recompensa, que en este caso es importantísimo, va desde el tronco cerebral pasando por el sistema límbico, llegando al lóbulo frontal, y todas esas áreas están interrelacionadas”, explica. “La recompensa le produce un refuerzo positivo y luego, a través de la evocación de la memoria, hace que le motive a tomar unas decisiones determinadas que influyen en su conducta”, agrega.

“Todo esto hace que los circuitos que corresponden al agradecimiento sean muy complejos porque depende de cómo se viva (la gratitud): por ejemplo, como una actitud, un rasgo de personalidad, una emoción positiva o como un proceso cognitivo o perceptivo o expresivo”, destaca.

Y aunque reconoce que las resonancias magnéticas funcionales (IRMf) -que permiten visualizar regiones del cerebro al ejecutar tareas específicas- son de gran ayuda para entender aspectos de ese órgano, cuando se trata del agradecimiento no alcanzan a mostrar todo lo que ocurre en el cerebro.

El psicólogo Robert Emmons, profesor emérito de la Universidad de California en Davis, y uno de los investigadores que más ha profundizado en este tema, coincide: “La gratitud es un estado complejo de componentes cognitivos y emocionales que interactúan, por lo que es probable que involucre múltiples sistemas cerebrales. No es tarea fácil aislarlos en un escáner cerebral”, le señala a BBC Mundo.

Sin embargo, reconoce que estudios recientes con neuroimágenes ofrecen pistas importantes. “Al medir la actividad cerebral de los participantes, los investigadores encontraron que la gratitud, al igual que otras emociones complejas, provoca la activación sincronizada en múltiples regiones del cerebro que involucran conceptos sociales, respuestas emocionales y circuitos de placer”, describe.

Estudio en EEUU

Emmons y el psicólogo Michael E. McCullough, de la Universidad de Miami, realizaron un estudio en el que le pidieron a los participantes escribir algo cada semana. Y los dividieron en tres grupos:

A los miembros de uno de los grupos se les pidió que abordaran experiencias, de la semana, que les hicieron sentir agradecimiento.

A los de otro se les dijo que escribieran sobre cosas que los haya disgustado.

Y a los del tercero, que reflejaran situaciones que los hayan afectado, sin precisarles que fuesen positivas o negativas

“Después de 10 semanas, los que escribieron sobre la gratitud se sentían más optimistas y mejor sobre sus vidas. Sorprendentemente, también hicieron más ejercicio físicos y visitaron menos al médico que los que se enfocaron en las fuentes de molestia”, reportó la publicación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard en el artículo Giving thanks can make you happier (Dar gracias te puede hacer más feliz).

Para Emmons, lo que la ciencia ha descubierto sobre el efecto de la gratitud en nuestra salud es asombroso. “La gratitud es sin duda una buena medicina”, afirma. .

“Los ensayos clínicos indican que la práctica de la gratitud puede tener efectos impresionantes y duraderos en la vida de una persona. Puede disminuir la presión arterial, mejorar la función inmunológica y mejorar el sueño. También puede ayudar a reducir el riesgo de depresión, ansiedad y trastornos por abuso de sustancias”, agrega el especialista.

“En los últimos hallazgos, se ha demostrado que la gratitud está asociada con niveles más altos de colesterol bueno y más bajos del malo y con beneficiosos para el sistema cardiovascular”, asevera.

A la luz de este tipo de ensayos, pareciera que muchas de las personas que experimentan altos grados de gratitud tienden a regular a la baja la actividad de la amígdala (parte del sistema límbico a cargo de la respuesta del miedo) y por tanto hay una menor liberación de factores inflamatorios que están detrás de muchas enfermedades”, interpreta Vázquez-Marrufo.

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