Cartas de lectores: buenas intenciones

Cartas de lectores: buenas intenciones

24 Diciembre 2022

Todos los años, con motivo de la tradicionales Fiestas de Navidad, Año Nuevo y Reyes, abundan la buenas intenciones y los deseos y los augurios de felicidad, prosperidad, amor y mejores condiciones de vida, etc. Estos mensajes, mayoritariamente, son difundidos por los políticos, los líderes religiosos, los comerciantes, las familias, los amigos y toda persona que tenga ganas de expresar un mensaje de paz, amor y prosperidad lo hace. Creo que todos o la mayoría son genuinos, no hay maldad ni mentira, ni mucho menos malas intenciones, en ninguno de estos saludos a la comunidad. Pero en un mundo tan desigual, donde minorías privilegiadas (10%) viven en la opulencia, sin sobresaltos ni privaciones, donde hay soberbia y la poca solidaridad con los que menos tienen, y donde más del 45% son pobres, crecen la inseguridad, las pestes y las enfermedades producidas por la mala alimentación, la falta de agua potable, la deforestación y el cambio climático. La falta de una vivienda digna, sin educación adecuada y la falta de empleo y oportunidades para todos producen los grandes éxodos migratorios, buscando un lugar donde las necesidades básicas sean cubiertas. En nuestro país los jóvenes miran a Ezeiza como la única posibilidad de tener un futuro y una vida mejor. No todos los que emigran lo logran; tengo un hijo que hace más de siete años se fue a Europa y gracias a Dios no le fue tan mal como a otros. Pero en estos tiempos de festividades y balances es cuando las ausencias producto de pandemias y de obligaciones laborales y sociales se hacen más largas; generan un dolor muy grande en el seno de la familia y de los amigos; esa silla vacía deprime pero nos consuela que su estadía en el extranjero es valorada y el pronto retorno genera esperanza. Argentina maltrata a sus habitantes. A pesar de haber invertido en formación educativa, cuando los jóvenes necesitan un trabajo digno, el país, que tiene mirada para ese 10 % de privilegiados, al resto, mezclado con una clase media que se extingue y las clases menos favorecidas, no le queda otra que emigrar; por eso Ezeiza y otros pasos fronterizos son la única salida. Un Estado quebrado y endeudado como el nuestro no debe ofrecer a estas minorías privilegiadas suculentos emolumentos que perjudican a las grandes mayorías, condenándolas a las más atroces de las miserias, con enormes carencias y una inseguridad que duele y genera incertidumbre. Los argentinos/as no perdemos la esperanza y estamos dispuestos a ayudar a que esta mala que distribución de la riqueza sea modificada y contemple a todos los 46 millones de argentinos y logre la tan ansiada dignidad e igualdad de todos. Felices Fiestas.

Luis Marcaida 

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