18 Diciembre 2022
Por Marcelo Rubino - Técnico de Almirante Brown de Lules
Una alegría indescriptible. Sufrimos porque es una final y nunca está dicha la última palabra. A pesar de que en el primer tiempo, Francia insinuó una presión alta, nosotros rápidamente tomamos el control del balón y fuimos con muy buena predisposición a buscar el partido.
Durante el primer tiempo, Argentina fue brillante, nos fuimos 2 a 0 como justo merecedor de ese resultado. Un equipo sólido con los dientes apretados, ordenado y muy atento. La verdad que fue perfecto.
En la segunda mitad, también entraron decididos a que no les pasará lo que sucedió en el último partido con Países Bajos. Pero, Ángel Di María no sé si habrá tenido alguna molestia para sacarlo a él y ponerlo a Marcos “Huevo” Acuña, ahí es como que se produce un bajón.
Los descuidos y un penal desafortunado, nos jugó una mala pasada. Tuvimos la posibilidad de ganarlo en los 90 minutos, pero estaba escrito que merecíamos ser campeones del Mundo.
Argentina logró sobreponerse a momentos negativos en el partido, casi lo ganamos y casi lo perdemos, pero Emiliano “Dibu” Martínez tapó un mano a mano increíble. Fue realmente para el infarto. Hemos sufrido más de lo que debíamos ante el defensor del título.
Fue una emoción tremenda. Es el partido del que el mundo entero estaba expectante. Logramos algo histórico. Rompimos un maleficio que teníamos desde 1986. Se jugó y se sufrió como una final, pero ganamos con justicia. Argentina empezó muy mal y terminó muy bien en el torneo. Tuvo vaivenes normales propios de los partidos. Un aplauso espectacular y agradecimiento por ponernos en el lugar que tanto soñamos. Hoy no tan solo nos creemos, sino que somos los mejores del Mundo.
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