Migraña, una enfermedad subestimada que afecta al 10% de los argentinos adultos

Migraña, una enfermedad subestimada que afecta al 10% de los argentinos adultos

El impacto en la calidad de vida la convierte en una de las patologías más discapacitantes en personas de 60 años

PARA PRESTAR ATENCIÓN. Al principio, la mayoría de los pacientes creen que los dolores de cabeza son momentáneos sin dimensionar su gravedad. PARA PRESTAR ATENCIÓN. Al principio, la mayoría de los pacientes creen que los dolores de cabeza son momentáneos sin dimensionar su gravedad.
03 Octubre 2022

Según datos de la Sociedad Internacional de Cefaleas (IHS, por sus siglas en inglés), la mitad de las personas con migraña no consulta con el médico y se encuentra sin diagnóstico y sin tratamiento. La situación es similar en nuestro país, afirma la doctora Daniela Calvo, neuróloga de la Fundación Fleni.

“La mayoría utiliza fármacos de venta libre y muy pocos consultan a un médico por su dolor. En la salud pública es a menudo menospreciada, quizás por su naturaleza episódica y por la ausencia de mortalidad de esta enfermedad. La migraña no siempre se diagnostica y por consiguiente no se la trata, por eso, es difícil hacer evaluaciones reales sobre el impacto de esta dolencia”, advierte.

La migraña es una enfermedad neurológica que se manifiesta principalmente entre los 35 y los 45 años, es tres veces más frecuente en mujeres y afecta a una de cada siete personas en todo el mundo.

Características

Se caracteriza por una cefalea de intensidad moderada o severa, es pulsátil (genera la sensación de que la cabeza late) y se siente generalmente en un solo lado de la cabeza. Puede durar algunas horas o hasta dos o tres días si no se trata. Generalmente suelen aparecer otros síntomas como náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz y al sonido.

Su fuerte impacto en la calidad de vida la convierte en una de las enfermedades más discapacitantes en menores de 60 años.

“Hay un deterioro en la calidad de vida que hace que los pacientes no puedan desarrollarse en las distintas esferas como por ejemplo social, laboral, personal, y que tengan miedo a programar actividades que con el dolor se les haría imposible”, comentó el doctor Pablo Schubaroff, neurólogo y jefe del Hospital Bernardo Houssay.

El 57% de las personas que sufren este tipo de migraña pierde, al menos, cinco días de trabajo o escuela durante tres meses; el 85% tiene una reducción significativa en la participación de encuentros sociales y familiares, el 57% tiene depresión y el 48% algún trastorno de ansiedad generalizada.

Estudio nacional

El año pasado, el doctor Marco Lisicki, del Instituto Conci Carpinella y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Córdoba, encabezó un trabajo de investigación junto con la Sociedad Neurológica Argentina.

Determinó que alrededor de un 10% de la población adulta en nuestro país padece migraña y entre ellos, alrededor de un 2% consume analgésicos casi todos los días situándose por fuera del margen de seguridad en términos de efectos secundarios y con un alto riesgo de toxicidad.

Por suerte en casi todas las provincias tenemos profesionales dedicados a tratar la migraña. Es importante que los pacientes los identifiquen y se acerquen a ellos.

“Muchas veces se minimiza esta enfermedad pensando que es un simple dolor de cabeza y esto trae múltiples complicaciones, desde el abuso en la toma de medicamentos para tratarla -que puede generar el efecto contrario- hasta la frustración porque el paciente se siente incomprendido”, afirmó el Schubaroff.

Tratamiento

Si bien la migraña es una enfermedad que no tiene cura, es controlable, y existen distintas alternativas, terapéuticas y focalizadas en cambios de hábitos, que permiten un alivio de los síntomas, la prevención de nuevas crisis y por consiguiente una mejora de la calidad de vida de los pacientes.

Lisicki explicó que actualmente la mejor herramienta un tratamiento es el “diario de dolor de cabeza”. Con eso se puede determinar la severidad de la enfermedad en virtud del número de ataques mensuales.

No sólo es importante cuantificar la cantidad de días con crisis sino también llevar un registro de lo que se denomina “días claros”, que son aquellos en los que los pacientes se sienten absolutamente libres de dolor. Pasada la etapa de diagnóstico, el diario sigue siendo un instrumento fundamental para evaluar la respuesta al tratamiento.

“No darle importancia a la enfermedad puede traer complicaciones. Puede llevar, en principio, a una cefalea secundaria que se denomina cefalea por abuso de medicación, esto además puede llevar a la cronificación del dolor. El tratamiento debe ser multidisciplinario: psicología, kinesiología, terapia conductual”, argumentó Schubaroff.

“No siempre logramos el 100% de desaparición del dolor porque es una condición genética, porque depende de muchísimos factores, pero es muy importante que con el tratamiento logramos una buena gestión, recuperamos la calidad de vida, recuperamos el control sobre las crisis”, declaró la doctora Fiorella Martín Bertuzzi, neuróloga del Hospital Italiano de Buenos Aires. “El tratamiento tiene como objetivo reducir la frecuencia e intensidad de la duración de las crisis y lograr que el paciente pueda tomar control de su vida”, finalizó.

Diario de cefaleas: qué tenés que registrar                              

Situaciones de estrés y ansiedad. Estímulos sensitivos (luces brillantes, sonidos altos o ruidos, ciertos olores). Cambios hormonales como los que se producen durante el ciclo menstrual, el embarazo, la menopausia. Cambios en los patrones regulares del sueño (dormir mucho o poco). El consumo de cafeína, bebidas alcohólicas, tabaco. Ciertos alimentos como el chocolate, los enlatados, los embutidos, quesos duros o alimentos muy salados y procesados. Aditivos alimentarios: como algunos edulcorantes (aspartamo) y conservantes (glutamato monosódico). Ayuno prolongado.  Algunos medicamentos: anticonceptivos o vasodilatadores. El uso excesivo de analgésicos puede generar un efecto contrario.  Cambios climáticos (mayor temperatura, humedad, cambios repentinos en la presión o la altitud.

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