Mariana Skiadaressis: “Me interesaba contar una historia donde se desplegara el deseo femenino sin disciplinamiento”

Mariana Skiadaressis: “Me interesaba contar una historia donde se desplegara el deseo femenino sin disciplinamiento”

La escritora publicó su segunda novela, “Siempre las sombras” (Nudista, 2022). En esta entrevista habla sobre su formación como lectora, sus influencias y sobre los disparadores de este gran libro.

Mariana Skiadaressis: “Me interesaba contar una historia donde se desplegara el deseo femenino sin disciplinamiento”
04 Agosto 2022

Por Daniel Medina

Lara es el personaje principal de una historia atravesada por la violencia, el deseo y la pasión. Lara, sumergida en los mundos masculinos de la publicidad y la política; Lara en medio de una relación que en estos días generaría un repudio viral en las redes. Sobre este personaje, Mariana Skiadaressis erige “Siempre las sombras” (Editorial Nudista), una novela tan adictiva como desafiante.

Su publicación ha sido la excusa para para dialogar con esta escritora:

¿Cuáles son los libros que te iniciaron como lectora y cuáles los que te formaron como escritora?

Las dos primeras novelas que me marcaron de chica, en la primaria, fueron La historia interminable y Momo, ambas del escritor alemán Michael Ende. También leí casi todo María Elena Walsh y Elsa Bornemann. Luego, en la adolescencia comencé a leer a los clásicos latinoamericanos: Cortázar, Isabel Allende, García Márquez, Benedetti, Galeano. A eso de los dieciséis años agarré a Borges y a Kafka y ahí dejé de leer con ingenuidad y empecé a escribir cosas que no iban a ninguna parte, pero fue ahí que se me armó algo con la escritura. Cerca de los veinte me enamoré de la literatura francesa: Flaubert, Zolá, Duras, Yourcenar; luego descubrí el teatro: las tragedias de Sófocles, Shakespeare, Beckett; y claro, también la poesía: Pizarnik, Peri Rossi, T.S Eliot. Y los norteamericanos: Faulkner, Cheever, Carver, Sallinger, McCullers, Melville, Poe. Todas las lecturas que alguna vez hice me formaron como escritora, pero es más la relación que forjé en determinado momento con la palabra lo que me llevó a escribir. De todos modos, creo que para escribir primero hay que haber leído y nunca hay que dejar de leer para poder producir.

¿Qué escritores te influenciaron?

Al momento de lanzarme a escribir con más seriedad, hace algunos años ya, y ahora mismo, que soy una persona que escribe, me influencia lo contemporáneo, soy una escritora situada en esta época. Es por eso que trato de leer todo lo que sale en las editoriales independientes argentinas, quiero saber qué escriben los que están en la misma que yo, tratando de surgir y de armar una obra. Te menciono algunos que están presentes para mí y que siempre leo y releo: Jorge Barón Biza, Carlos Busqued, Felipe Castagnet, Félix Bruzzone, Sergio Bizzio, Daniel Guebel, Matilde Sánchez, María Moreno, Ariana Harwicz, Paula Puebla, María Gainza, Federico Falco, Sebastián Martínez Daniell. Y algunos extranjeros como Houellebecq, Cynan Jones, Deborah Eisenberg, Al Alvarez, Erri de Luca. La lista sigue, pongo una parte acá como para amar cierto universo de lecturas.

¿Cómo surgió la idea de "Siempre las sombras"?

Fue una reacción a un testimonio de una influencer que leí en un medio. Esta persona se quejaba de que había viajado con su pareja a México y él había tenido una actitud violenta con ella. Me enojó que alguien con poder de exposición intente cancelar a su pareja públicamente, cuando seguramente ella ya conocía sus conductas. Al parecer, lo ocurrido no era tan grave como para llevarlo a la justicia pero tampoco lo arregló en el ámbito privado. Y esa actitud me enojó, me pareció deshonesta. A partir de ese enojo se me ocurrió que podía escribir la historia de una mujer que está en pareja con un hombre violento y que igual elige quedarse ahí. Hay un goce en las relaciones de este tipo que no está contado y me parece que es bueno, en vez de recurrir al escrache, poner este tipo de vínculos sobre la mesa para poder discutirlos. 

Esta es tu segunda novela. ¿Se hace más fácil escribir cuando se acumula experiencia de escritura o cada libro que se empieza presenta sus propios desafíos?

La escritura de mi primera novela fue mucho más experimental que la segunda, y eso se nota en el resultado (la primera es más lúdica, la segunda más realista). Aunque todo texto presenta un nivel de dificultad a la hora de ponerse a trabajar en él, creo que la experiencia conseguida en cada libro terminado vuelve más plástica la práctica de escritura del que sigue. 

Un tema que atraviesa la novela es el deseo. En este caso, con Lara, una protagonista que mantiene una relación con un hombre infantilizado y violento. ¿Qué te interesó de plasmar ese deseo?

Me interesaba contar una historia donde se desplegara el deseo femenino sin disciplinamiento, porque el deseo no tiene una forma determinada. Estamos en una época donde hay un discurso bastante totalitario que te dice cómo tenés que ser, amar, respirar. Por ejemplo, ese lema “el amor no duele”, me parece ridículo, chato, simplificador. Las relaciones interpersonales y las amorosas son tan complejas como las personas mismas, y de este modo quise explorar un tema del que no se suele hablar mucho, al menos no de esta forma descarnada. Pensaba que la violencia de género puede gestarse entre dos también, con eso no quiero decir que esté bien, pero sí que si no complejizamos las cuestiones que hay que discutir, no existe una verdadera posibilidad de combatirlas. Me parece que la cultura del “bien decir” en la que vivimos, nos imposibilita dar las discusiones que hay que dar. Por decir “afrodescendiente” no va a desaparecer la xenofobia. Por eso me gusta, quiero y elijo nombrar las cosas por su nombre. Hablar con eufemismos obtura los problemas de fondo y subestima a los lectores. Yo prefiero hablar sin rodeos, aunque eso incomode. Todo lo que metemos debajo de la alfombra de los eufemismos al final explota por algún lado.    

Cinco libros que te volaron la cabeza

Son todas novelas escritas en español:

Tú, la oscuridad de Mayra Montero

La maravillosa vida breve de Óscar Wao de Junot Díaz

El desierto y su semilla de Jorge Barón Biza

Derrumbe de Daniel Guebel

Dos sherpas de Sebastián Martínez Daniell

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