Cartas de Lectores III: Estocolmo

Cartas de Lectores III: Estocolmo

23 Julio 2022

El “Síndrome de Estocolmo” definió a la situación en que una víctima se enamora de su victimario. Es decir: “porque te quiero te aporreo”. Parece que ese síndrome ha afectado a una parte sustancial de nuestra sociedad argentina. Gracias a las redes sociales todos conocemos de primera mano cómo los “políticos” se encargaron desde hace más de siete décadas de hacerle creer a un grupo cada vez más numeroso de habitantes que deben entregar la vida en agradecimiento a su pobreza, su ignorancia, su incultura, su enfermedad, su deshonra, su indignidad, su inseguridad, su despersonalización. Como vulgarmente se dice: “primero te quiebra las piernas y después te exige que le agradezcas las muletas que te da”. Muchos ceptan este Síndrome de Estocolmo; la mayoría perdió la capacidad de razonar. No logran descubrir la importancia y trascendencia de su dignidad humana libre, que por derecho constitucional les asiste (invito a leer el artículo 14). Ahora bien; esa pérdida de dignidad los lleva a contentarse con las migajas y desperdicios que la “clase política” les da, no con el fin de enaltecerlos sino puramente de someterlos como esclavos que son tenidos en cuenta sólo en la época electoral. El eslogan “donde hay una necesidad surge un derecho”, al ser una expresión tan abarcativa como imprecisa, debiera ser analizada en los términos del artículo 16 de la Constitución: “...todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas”. A su vez debe entenderse que un derecho deviene del cumplimiento previo de una obligación, a excepción del derecho de nacer, cuya obligación no es cumplida por el neonato sino por los padres que lo concibieron. Este concepto indica que si bien una persona tiene derecho a alimentarse debe previamente trabajar en la búsqueda de los recursos que le permitan satisfacer ese derecho. Como un alumno, que tiene el derecho de promover una materia pero para ello tiene que obligarse a estudiar. El Estado está obligado a garantizar los derechos de sus habitantes estimulando la efectiva creación de puestos genuinos de trabajo, amén de haberles permitido estudiar, gozar de buena salud y disfrutar de seguridad. Y para el ínfimo grupo de personas que no puedan cumplir previas obligaciones por incapacidades físicas o mentales, ahí debe estar presente. En este caso el Estado debiera redefinir los casi 15 millones de “planes sociales” o “dádivas electorales” y garantizar con ese dinero el incremento del PBI.

Luis Vides Almonacid

Las cartas para esta sección deben tener un máximo de 200 palabras, en caso contrario serán sintetizadas. Deberán ser entregadas en Mendoza 654 o en cualquiera de nuestras corresponsalías haciendo constar nombre y domicilio del remitente. El portador deberá concurrir con su documento de identidad. También podrán ser enviadas por e-mail a: [email protected],  consignando domicilio real y N° de teléfono y de documento de identidad. LA GACETA se reserva el derecho de publicación.

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